CAPÍTULO VEINTIUNO

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PROMESAS SUSURRADAS 



DEAN

Me remuevo molesto y aburrido como los mil demonios en el almuerzo, mientras mi padre comenta a todo mundo sus logros en las últimos años, así como también se regodea con los míos.

De Mía no habla.

Suspiro, clavando los ojos en mi hermana, que mira algo en su teléfono, de todas maneras se que no está prestando atención a nada de allí, sino que su mente está en algún otro lugar.

Algo dentro mío se retuerce, porque si bien ha estado comiendo mejor, sigue estando demasiado delgada y yo ya no se que hacer para que mejore, para ayudarla.

No se que hacer, mierda.

Niego con la cabeza, porque si vuelvo ahí, si vuelvo a esos pensamientos, terminare acercándome a ella, intentaré hablar del tema, diré algo que no debo y ella se cabreara conmigo, me dejara de hablar y se encerrara en su propio mundo más de lo que ya está. 

Y yo me sentiré una mierda que no pudo ayudar a su hermana menor.

Intento concentrarme en otra cosa, es por eso que vuelvo a mirar la pantalla de mi teléfono, releyendo la conversación con Minerva.

Si, se que es raro del carajo, pero últimamente ella es la única que logra hacerme reír.

Abro el chat y comienzo a releer la conversación que mantuvimos hasta hace un rato:


Mine:

Dean, que me muero, te juro, prometo que es la última noche que bebo. Se terminó el alcohol para mi. 

Yo:

No te mueras cariño, todavía hay muchas cosas que debemos hacer.

Mine:

¿Cosas? ¿Cuáles cosas?

Yo:

Todas las cosas que hacen las parejas que van a estar juntas para siempre.

Mine:

¿Para siempre? No lo sé Dean, estoy segura de que te cansaras de mi en algún momento.

Yo:

¿Cansarme de ti? Imposible, estuve esperando por ti toda mi vida.

Mine:

Voy a bloquearte

Yo:

¿Bloquearme? ¿Por qué harías eso?

Mine:

Dean, que haces que mi chocho palpite con las cosas que me dices, que estoy en el metro, que no puedes ponerme cachonda de ese modo en cualquier lugar.


La carcajada que largo tengo que disimularla tosiendo, cuando algunas miradas molestas, la de mi padre principalmente, se clavan en mi.

Espero que vuelvan a sus conversaciones cuando vuelvo a releer.


Yo:

Eres increíble.

Mine:

En verdad Dean, que tendré que esforzarme para hacerte reír, ese el secreto para que no me dejes.

Pecado con sabor a caramelo. LIBRO 2Where stories live. Discover now