CAPÍTULO VEINTISÉIS

61.7K 5.1K 3.3K
                                    

EL AMOR ES SOLO PARA VALIENTES




Estoy intentando con todas mis fuerzas contener las lágrimas, sin embargo estas siguen cayendo pesadas y amargas por mis mejillas.

—Minerva —insiste Dean, tomando con delicadeza mi mano, haciendo que mis ojos se claven en los suyos—, no tienes que hacer esto, vamos a casa.

Niego, viendo como pareciera que se contiene para no abrazarme.

—Quiero..., necesito saber si sobrevivió algo —murmuro, avanzando e intentando no pisar los cristales rotos en el suelo.

Dean quiere insistir en que nos larguemos, de todas maneras es Pierce quien avanza hacia la habitación y yo lo sigo.

Es peor.

Mi ropa está destrozada, esparcida por todo el suelo, ¿por qué harían algo así? Niego con la cabeza, la mesa de luz destrozada en el suelo, la lámpara resquebrajada. El colchón parece haber sido acuchillado, ya que su relleno está esparcido por todo el suelo, la tv que me había regalado Mika está en el suelo también, con la pantalla trizada.

—Yo... —murmuro, mirando a mi alrededor con un poco de pánico—, yo tendré que pagarle todo esto a Mika —murmuro, más para mi que para ellos.

—Eso lo veremos después —murmura Dean, llegando a mi lado mientras toma mi mano nuevamente. —¿Qué quieres hacer? —Pregunta, acariciando con su pulgar mis nudillos.

Aquello me relaja.

—¿No deberíamos...? ¿No deberíamos llamar a la policía? —Pregunto. —Quiero decir..., tal vez puedan encontrar alguna huella de quien hizo esto —balbuceo.

Dean le lanza una mirada a Pierce, que tiene la mandíbula apretada y la cara llena de enojo, sin embargo no dice nada, sino que simplemente lo deja a Dean con el trabajo.

—No lo creo, cariño —murmura él. —No creo que ellos puedan hacer nada —agrega.

Asiento, entendiendo lo que quiere decir, el que sea que hizo esto, va por encima de la ley, eso quiere decir que me encontraron, eso quiere decir que Harold o su padre...

De repente la respiración se me agita, mientras siento los temblores en mis manos, intentando ocultarlo, presionándolas fuertemente a mis costados.

Intento controlarme, no quiero tener un puto ataque ahora, de todas maneras soy sacada de mis pensamientos cuando dos fuertes manos se cierran en mis hombros, girándome.

Los ojos de Pierce, que ahora lucen más azules de lo que recordaba, como si estuviera muy, muy enojado, me observan fijamente, como si supiera que estoy a nada de perder los nervios.

—Podemos irnos ahora mismo si quieres —dice con calma, sus pulgares masajeando casi de manera imperceptible mi piel. —Puedo comprarte todo nuevo si quieres —dice y a mi no me quedan fuerzas para rebatirle nada. —Podemos ir ahora mismo a la tienda que quieras y te compraría lo que pidieras, ¿entiendes eso? Y no, no sería un regalo —aclara, porque sabe que jamás aceptaría semejante cosa. —Me lo devolverías, eventualmente, sería un préstamo, no te lo reclamaría, me lo devolverías cuando quisieras.

Asiento, cuando dos lágrimas caen por mis ojos.

—Conseguí esto con mucho esfuerzo, Pierce —suelto las palabras que tenía atoradas en la garganta y él hace una mueca al verme triste.

—Lo sé —responde.

—Yo... —susurro, negando con la cabeza por lo injusto que es esto—, empecé todo desde cero, yo no tenía nada —digo, porque necesito que lo entienda.

Pecado con sabor a caramelo. LIBRO 2Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang