41. Juntas

6.4K 471 157
                                    

Luisita ya ni si quiera se acordaba de cuándo había sido su último día de descanso, pero ya no le importaba, porque dentro de muy poco tendría que dejar de hacer malabares entre sus trabajos. Había acordado con María que seguiría trabajando en el King's hasta que su hermana encontrara a otra camarera para poder sustituirla, y al parecer, María ya había hecho entrevistas a varias chicas. Por una parte le apenaba dejar de trabajar ahí, habían sido muchos años y muchos recuerdos, aunque ahora parecía que pertenecían a otra vida. Pero por otro lado, ahora tendría más tiempo para ella misma.

Hacía mucho que Luisita no disfrutaba de tiempo libre para sus hobbies, incluso había olvidado cuál había sido otro de los grandes motivos por el que había soñado tanto con conseguir la librería, y era porque a ella le encantaba escribir. Se acordaba de cuando se pasaba noches escribiendo libretas enteras con todo lo que sentía por dentro y lo que le pasaba por la cabeza. Lo hacía porque muchas veces, en su interior se acumulaban tantas cosas que si no las sacaba sabía que explotaría, y se había dado cuenta de que escribirlo sobre papel resultaba ser bastante terapéutico. Solía escribir más cuando era adolescente y no hacía más que suspirar por la mejor amiga de su hermana, pero no dejó de hacerlo cuando Amelia se fue, sólo lo dejó cuando su relación con Bea la apagó hasta ese punto.

Pero ahora, quería volver a escribir. Quería escribir sobre cómo, un día sin tan si quiera darse cuenta del proceso, empezó a vivir en una oscuridad que la cegaba. Quería escribir sobre cómo la persona de su lado, mientras la abrazaba con aparente actitud cariñosa, en realidad lo que hacía era retener su vuelo y atar sus alas. Quería escribir sobre cómo no se dio cuenta de que se había ahogado hasta que apenas le faltaba el aire. Quería escribir sobre cómo, tras muchos días intentando abrir los ojos, por fin lo hizo, y empezó a luchar por escapar hasta que por fin rompió sus cadenas. Quería escribir cómo esas alas que llevaba tanto tiempo plegadas se sacudieron el polvo y emprendieron aquel vuelo, que aún era algo tambaleante, que aún no era firme, que a veces sentía el viento en contra, pero ella seguiría luchando por batir sus alas aún más, porque ella ahora era más fuerte. Quería escribir sobre cómo no es fácil, da igual cómo lo pinten, y que es fundamental apoyarse en tu gente, por mucho que los hayas apartado y creas que no mereces otra oportunidad.

Pero también quería escribir sobre ella. Quería escribir sobre cómo, tras su vuelta, también volvió la luz a su interior y su fuerza volvió a florecer. Quería escribir cómo se había convierto en su suelo firme, en su lugar seguro, en su refugio. Quería escribir cómo cuando sentía sus besos en su nuca no podía pensar que hubiera mejor despertador, ese que le hacia sentir que podría con todo a lo que tuviera que afrontar en su día. Aunque tampoco quería escribir sólo sobre sus sentimientos más bonitos hacia ella, porque desgraciadamente, no sólo sentía amor, sentía miedo. Porque sabía que también tenía que escribir sobre aquel miedo constante a cargarse aquello que estaban construyendo. No sabía cómo ni con qué, pero Luisita sabía que tenía que medir absolutamente todo lo que hacía y decía, porque si no destruiría lo más bonito que había tenido en su vida. Porque también tenía que escribir sobre cómo había aprendido que ella siempre tenía la culpa de todo, y cómo todavía no lo había desaprendido.

Así que, ahora tendría tiempo para ello, para escribir, para aprender y para desaprender. Así que, mientras aquel momento llegara, tenía que seguir trabajando en el King's por muy agotador que le resultase.

Pero mientras ella atendía a aquellos clientes, Amelia se dirigía hacia el King's para darle una sorpresa y, si la intimidad se lo permitía, un beso. En realidad, caminaba hacia allí mientras en su interior había una lucha entre sus ganas por verla y su miedo a agobiarla, pero quería seguir luchando por ella y empezar a actuar cómo sus sentimientos dictaban, y ahora su corazón sólo quería verla.

Un refugio en ti (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora