67. Sábado

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Cuando Luisita se despertó, los rayos de luz ya entraban por la ventana. No había todavía mucha claridad por lo que tenía que ser temprano, pero es que su sueño había sido tan bueno que se había despertado totalmente descansada y sabía que ya no se volvería a quedar dormida. A pesar de lo incómodo que podía ser dormir en una cama individual dos personas adultas, estaba tan agotada que cayó rendida al sueño, y no sólo por el cansancio tras llegar a ese orgasmo que su mujer le hizo alcanzar justo antes de dormir, sino por todo lo que había ido arrastrando durante aquellas semanas, añadiendo las emociones de aquel día y el viaje en coche.

Giró sobre sí misma para mirar a Amelia y, aunque estaba dormida de espalda a ella, no le hizo falta ver su cara para saber que debía dejarla dormir un poco más. La ojimiel siempre dormía únicamente en camiseta corta y bragas, y sin ser una excepción, la noche anterior se fue a dormir de esa manera. Sin embargo, ahora llevaba el pijama puesto y Luisita sabía que eso sólo podía significar que anoche su cabeza dio tantas vueltas como ella en su cama y que, conociéndola, habría salido a aquel jardín a que le diera un poco el aire y se aclararan sus ideas. No le reprochaba no haberla despertado al sentirse así, por mucho que quisiera ayudarla, sabía que Amelia tenía mucho que asimilar y necesitaba hacerlo sola.

Le dio un pequeño beso en el hombro casi imperceptible para no despertarla y se giró de nuevo al otro lado de la cama buscando su móvil en la mesita de noche, esperando tener algún mensaje de su hermana contándole cómo había pasado la noche Eva, pero nada. No es que su móvil no tuviera notificaciones, desde que había publicado su libro, siempre estaba lleno de notificaciones, simplemente no eran noticias de su hija y le interesaba mucho menos, pero aun así las leyó. Varios tweets citando frases del libro, otro llamándola feminazi, un TikTok de una cuenta de club de lectura recomendándola, y otra etiqueta en una publicación de Instagram con una foto de aquella entrevista usada como meme con la frase de "Cuando estás en una cita y te dice que su ex está loca", junto a la cara de "tierra trágame" de Luisita.

Suspiró y bloqueó el móvil.

Era cierto que la mayoría de veces se lo tomaba con humor los chistes e ignoraba las críticas, pero en el fondo sabía que se le iba calando cada mensaje en su interior.

Decidió desechar aquella sensación, no tenía tiempo para ello, así que se levantó de la cama para dejar dormir un poco más a Amelia y salió de la habitación. Caminó por toda la casa sin encontrar a nadie, suponía que, al ser sábado, quizás se levantarían más tarde. Salió al jardín y al darse cuenta de que aún el sol seguía sin estar muy alzado, volvió a mirar la pantalla de su móvil para ver la hora y no eran ni las nueve de la mañana. Podría haber vuelto a la cama y haber intentado volver a coger el sueño, pero sabía que sería inútil y quizás era mejor estar un rato a solas dándole el aire libre limpiándole un poco las nubes que se habían formado en su interior. Sin embargo, en cuanto cerró los ojos y dejó que el aire le diera en la cara, escuchó un ruido haciendo que saliera de su estado de meditación.

Buscó a su alrededor la procedencia del sonido cuando se repitió y se dio cuenta de que, al final del jardín, había un pequeño cobertizo, así que decidió acercarse para descubrir qué pasaba, y en cuanto llegó al umbral, se quedó boquiabierta fascinada.

– Madre mía, pero qué bonito. – dijo mirando a su alrededor mientras caminaba hacia Salva.

Aquel cobertizo estaba repleto de piezas LEGO por todas partes, con una construcción a medio hacer, pero se intuía que había naves espaciales.

– ¿Lo ha hecho usted sólo?

Luisita miró a Salva y se había dado cuenta que parecía algo avergonzado, como si el hecho de que la rubia fuera a burlarse de su hobbie.

Un refugio en ti (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora