58. Final

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El verano llegó a Chamberí y si Luisita Gómez echara vista atrás y comparara su vida con la que tenía el verano pasado, había pocas cosas que estuvieran igual que entonces. Y en realidad, lo había hecho, había echado la vista atrás y, a modo de ejercicio terapéutico, apuntó todos los cambios que había dado su vida.


1.       Tenía el trabajo de sus sueños

2.       Volvía a desayunar casi a diario en el Asturiano con su abuelo

3.       Había restablecido su relación con su hermana

4.       Hablaba sinceramente con su mejor amiga sin miedo a ser juzgada

5.       Ya no se sentía ahogada en su propia relación

6.       Se había casado con el amor de su vida

7.       Era feliz

8.       Se quería a sí misma


Miró a aquella lista que estaba en su libreta y sonrió una vez más antes de guardarla en un cajón del pequeño escritorio que tenían dentro de la trastienda, y en cuanto cerró el cajón, se dio cuenta de que más tarde debía añadir algo más a la lista. Estaba orgullosa. Estaba orgullosa de sí misma y de la persona que tenía a su lado en su vida, de los logros personales que estaban consiguiendo y de lo que estaban consiguiendo juntas.

La improvisada noche de bodas fue un sueño, pero la vida seguía, y sabían que el segundo paso a dar era independizarse de María. Estuvieron buscando pisos por todo Madrid, pisos asequibles, claro, pero no encontraron ninguno que se ajustara a lo que buscaban, hasta que María les dio una solución. Tanto ella como Marina estuvieron hablando y ambas vieron que no tenía mucho sentido que, una vez se mudaran Luisita y Amelia, cada una viviera sola en un apartamento diferente cuando en realidad se pasaban el día (y las noches) juntas, así que decidieron lanzarse a la piscina y mudarse juntas al piso de Marina. Tanto Luisita como Amelia se sorprendieron de aquel paso, pero estaban muy felices por ellas.

Aún estaban en fase de mudanzas, pero Luisita ya se había instalado definitivamente en la habitación de Amelia, al fin y al cabo, la cama de la ojimiel siempre fue su refugio. El plan era dejar tanto la habitación de Luisita como la de María libres, una para Eva y la otra, una salita multiusos hasta que decidieran que hacer con ella.

Todo a su debido tiempo, por ahora, se centrarían en disfrutar del día de hoy, que no era poco, porque no todos los días se inaugura el negocio de tus sueños.

Salió de la trastienda y la librería estaba decorada hasta más mínimo detalle. En realidad, lo había hecho casi todo ella con ayuda de María, porque aunque no quisieran ofender a Amelia, tuvieron que pedirle que las dejara tranquilas porque con su negado sentido de la decoración lo único que hacía era retrasarlas. Pero ahora mirando aquel local totalmente preparado y lleno de gente, era totalmente sobrecogedor. De hecho, era tan sobrecogedor que Luisita tuvo que excusarse para tomar un poco de aire en la trastienda, pero ahora que había revisado la lista de sus logros se encontraba más capacitada de hacer frente a aquello. A Luisita le habían metido durante mucho tiempo que la idea de tener la librería era inviable porque nunca sería capaz de llevar un negocio por ella misma, pero ahora podía callar a esas voces, sobre todo una en concreto con voz de su exnovia.

– ¿Estás bien? – le preguntó Amelia llegando a su lado.

Luisita la miró y, claro que podría con aquello. Si Amelia estaba a su lado, podría con todo. Asintió y recibió un beso en la mejilla por parte de la ojimiel antes de unirse a María y Manolita.

Aquel lugar se había llenado, tanto de su familia y amigos, como de gente del barrio y, lo más importante, estaban la mayoría de niños y niñas que trataba en la asociación junto a sus compañeras de trabajo. Ese era todo el propósito de aquel lugar, darles un sitio donde refugiarse de su realidad, y la inauguración no podría haber llegado en mejor momento, porque ahora que el verano había llegado y con ello el fin de las clases en los colegios, aquel sitio era más necesario que nunca. Pero en ese momento, nada de eso importaba, ni la violencia ni el maltrato de sus casas, sólo las risas que llenaban el lugar.

Un refugio en ti (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora