━ 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈: ¿Por qué eres tan bueno conmigo?

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•─────── CAPÍTULO XXVIII ───────•

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──── CAPÍTULO XXVIII ────

¿POR QUÉ ERES TAN BUENO
CONMIGO?

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        EL CADÁVER DEL REY ÆLLA fue colgado a la mañana siguiente, poco entrado el amanecer. Una vez izado el cuerpo del gobernante de Northumbria, cuyo grado de mutilación había conseguido revolver más de un estómago, los paganos recogieron sus pertenencias y regresaron a sus navíos, a fin de poner rumbo hacia Wessex. Pocas horas después atracaron en Repton, situado en Mercia, y levantaron un nuevo campamento cerca de la costa, donde podrían planificar una estrategia de ataque antes de descargar toda su furia contra el rey Ecbert y sus hombres, quienes ya estarían enterados de su presencia en tierras sajonas.

Drasil se encontraba sentada frente a una pequeña hoguera, en compañía de Helga y Tanaruz, la niña musulmana a la que la rubia había acogido tras su estancia en Algeciras, una ciudad ubicada en una exótica península del mar Mediterráneo.

Mientras la esposa de Floki trenzaba la larga melena de la chiquilla, cuyo semblante lucía pálido y demacrado, la joven skjaldmö pasó el filo de uno de sus cuchillos por una piedra de amolar, causando un chirrido metálico que erizaba el vello.

Drasil oyó cómo Helga le murmuraba algo a Tanaruz, a quien no había escuchado hablar en todo el viaje, aunque no llegó a discernir el qué. En un acto reflejo, alzó la mirada y la clavó en la mujer, cuyos ojos, de un hermoso color azabache, no demoraron en posarse en los suyos, bajo los que podían apreciarse dos sombras violáceas.

Helga le regaló una de sus resplandecientes sonrisas. La hija de La Imbatible correspondió al gesto, aunque de una manera un tanto forzada. Agradecía mucho su compañía, puesto que en esos dos últimos meses ambas habían estrechado lazos, pero no le había pasado desapercibida la forma en que trataba a la niña: como si en cualquier momento fuera a resquebrajarse. Podía percibir cierto grado de obsesión en las acciones de Helga, quien no se separaba de Tanaruz bajo ningún concepto, lo que propiciaba que sus atenciones se tornaran de lo más asfixiantes y opresivas.

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