━ 𝐋𝐈𝐈𝐈: De disculpas y corazones rotos

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•─────── CAPÍTULO LIII ───────•

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──── CAPÍTULO LIII──

DE DISCULPAS Y
CORAZONES ROTOS

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        AQUEL ERA EL PRELUDIO DE UNA BATALLA. En esos momentos un ejército sajón se dirigía implacable hacia York para recuperar lo que era suyo. Al parecer, Æthelwulf, quien, tras la muerte de su padre, se había convertido en el nuevo rey de Wessex, había logrado reunir una gran milicia con la que pretendía hacer frente a los paganos. De ahí que, pese a no haber amanecido todavía, la ciudad fuese un hervidero de actividad. Las órdenes de los Ragnarsson habían sido claras, y todo el mundo estaba poniendo de su parte para que el plan de defensa fuese un éxito rotundo. No podían permitirse cometer el más mínimo error, no ahora que gran parte de las huestes habían partido con Björn hacia el mar Mediterráneo y con Harald de vuelta a Escandinavia.

Drasil sabía que se jugaban mucho en aquel enfrentamiento. Las cosas habían cambiado, y no para bien precisamente: ellos ya no eran tan numerosos y ahora los cristianos contaban con refuerzos. Ya no poseían el factor sorpresa, como había sucedido con Ælla, y eso era un punto menos a su favor. Por eso debían ser más inteligentes que los ingleses y adelantarse a sus movimientos, tratar de anticiparse a sus estratagemas de ataque.

La hija de La Imbatible emitió un grácil suspiro.

Por más que intentase estar tranquila, no lo conseguía. Estaba nerviosa y asustada. Tenía el estómago cerrado y una molesta presión se había instaurado en su pecho, pero aquello no le había impedido prepararse para la contienda. Se había enfundado en su traje de skjaldmö y se había pintado el rostro, ocasionando que sus iris esmeralda destacaran contra la tinta oscura del kohl*.

Estaba sola en su tienda, lo que había agradecido inmensamente, puesto que necesitaba tiempo para aclarar sus ideas y poner sus pensamientos en orden. Iben y Runa llevaban toda la noche fuera, ayudando a elaborar las trampas que se estaban creando para los sajones, y hacía por lo menos una hora que no veía a Eivør.

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