━ 𝐗𝐋𝐕𝐈𝐈: El inicio de una sublevación

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•─────── CAPÍTULO XLVII ───────•

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──── CAPÍTULO XLVII──

EL INICIO DE UNA
SUBLEVACIÓN

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        KAIA PROFIRIÓ UN LÁNGUIDO SUSPIRO. Tendida en su camastro, dobló un brazo detrás de su cabeza y fijó la mirada en las gruesas vigas de madera que atravesaban el techo de su alcoba. Su otra mano resbaló a su vientre, el cual acarició con suma ternura, como si estuviera tocando la piel de su hijo nonato en lugar de la suya propia. Ya no cabía la menor duda de que una nueva vida estaba creciendo en su interior. La ausencia de sangrado en esas tres últimas lunas era prueba más que suficiente. Por no hacer mención de los numerosos cambios que estaba experimentando su cuerpo: se sentía más cansada y fatigada de lo habitual, con náuseas y vómitos matutinos, sus pechos habían aumentado de tamaño, tornándose extremadamente sensibles, y estaba sufriendo variaciones en el apetito.

Le resultó imposible no pensar en Trygve, en cuándo y cómo iba a decírselo. Si bien su vientre todavía no presentaba signos evidentes de hinchazón, pronto lo haría. Sabía cómo funcionaban los embarazos —no en vano había pasado por dos—, de modo que era perfectamente consciente de que el tiempo se le estaba acabando. Sin embargo, no era fácil. No cuando aquello había sido un completo imprevisto, algo que no entraba en sus planes. Y es que la diosa Freyja parecía tener un sentido del humor un tanto retorcido.

Volvió a suspirar. Sus miedos e inseguridades respecto a su amante no eran la única razón que la había instado a guardar silencio. Era cierto que prefería esperar a ver cómo se desarrollaban las cosas con él para saber a lo que atenerse, pero ese no era el único motivo por el que aún no se lo había contado.

Era consciente de que los embarazos a esas edades eran complicados. Existían más riesgos, sobre todo durante el primer trimestre, de ahí que hubiese creído conveniente no compartir la noticia con nadie, a excepción de Lagertha. Porque no quería precipitarse ni hacerse ilusiones. No hasta estar segura de que su pequeño saldría adelante.

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