Intento 7

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L-Macho se apresuró a ir lo más rápido posible al lugar donde dejó a L-Hembra. Paró para observar el suelo de su entorno que consistía en una mezcla de arena, piedrecillas y tierra. Ordenó a sus ojos a que viraran por diferentes direcciones hasta que captó un pequeño bulto en el arenal. Sí, debía ser ella, él reconocería su forma especial sin importar cuan bien camuflada se encontrara. Lo que no era una cosa fácil porque era experta en lo que a mimetizarse se refería. Sin perder ni un segundo, se precipitó en dirección al pequeño montículo. Una vez a su lado, le dijo en tono urgente:

"El arribado, es el destinado; cuando las luces llegaron, el arribado las atisbó asombrado; sacó el otofix, y escuchó anonadado. Del ocufix ni sombra, ¿se habrá arruinado? Me oculté en la penumbra, y lo vi extasiado. Ahora aquí estoy, esas noticias yo te doy; para notificarte que dejes de dormir, y te apresures a partir. Conectarnos con el arribado debemos, seguirlo debemos, ¡ayudarlo debemos!"

El pequeño bulto en la tierra vibró y dejó ver una patita con cinco largos dedos, de inmediato otra, después una cabeza alargada y una boca que, debido a su tamaño, parecía vestir una sonrisa permanente. Sus ojos grandes delataban una mente alerta a cada detalle a su alrededor. Por último salió un cuerpo alargado y esbelto, seguido de una cola estilizada que, según L-Macho, tenía mucha clase, a pesar de que cambiase. L-Hembra era, con toda certreza, una hermosura de lagartija que solía decir a sus numerosos pretendientes:

"Tal vez preciosa sea, mas la naturaleza hizo en su empresa, que cerebro también yo posea."

Éstos, espantados de hallarse con una fémina que pudiera ser tan o más inteligente que ellos, preferían dejarla en paz y optar por alguna diferente quizás menos bella, pero que me crea ser una estrella; a quien servir, y para mí vivir.

L-Macho fue otro cantar, ante la extravagante respuesta, él infló aún más la garganta y le propuso no solo ser su pareja de por vida, sino morar juntos en un paraje a varios kilómetros de distancia. Aquella era una petición inaudita, visto que las criaturas de tal género tienden a ser animales solitarios que, luego de aparearse, continúan con sus rutinas y cada uno por su lado. Además, el sitio planteado no era conocido por ninguna otra lagartija, salvo el par que ellos iban a reemplazar y que estaba al punto de la conclusión de su período de existencia. L-Hembra no dudó que el aceptarlo era la buena decisión a tomar, quién sabe por qué. Había algo en el tono de sus versos, en la elocuencia de sus rimas, que la envolvieron por completo y, sin mirar atrás, emprendió el largo camino rumbo a lo que sería su hogar durante los próximos ocho años.

Fueron cerca de doce meses lo que les tomó llegar a su destino. Durante la larga jornada, L-Macho explicó acerca de su misión y la responsabilidad a la que se comprometían, junto con mencionar que la probabilidad de ser ellos los que encontraran al Humano Único era escasa. Por numerosas generaciones, su grupo se había dedicado a observar y esperar la llegada de este ser, Humano Único, mientras trasmitía su conocimiento de padres a hijos con la certeza que ese momento sucedería, pero conscientes que, a lo mejor, muchos descendientes más pasarían antes del arribo del día tan esperado.

En la actualidad, el dúo se ubicaba no muy lejos de su propia conclusión de existencia; ya tenían que ir pensando en buscar y escoger, entre sus descendientes, quien sería su reemplazo. Esa no era una tarea fácil, puesto que pertenecían a una especie donde la hembra partía a proseguir su vida después de desovar, dejando a las criaturas dentro de aquellos a que se desarrollaran por sí mismas. Y si a lo dicho se le suma que L-Hembra transcurría su período de gestación (alrededor de tres meses), alejándose lo más posible de su localidad original, esto se convertía en una labor que solo individuos con una inteligencia y eficiencia extraordinaria podían emprender. No obstante, si lo habían hecho las duplas anteriores, ellos también serían capaces de localizar a su prole.

De pronto, esos planes se borraban de golpe, ¿qué le decía L-Macho? Su verso era confuso y primitivo, debía hallarse bajo una emoción estresante para hablar de esa manera.

"¿Qué garantía tenemos, por lo poco que sabemos; que el Humano Único sea el arribado, y no un humano disfrazado, pretendiendo ser el esperado? Cautela sugiero, usar la razón prefiero. No estamos como para lanzarnos por una carrera loca, atropellando piedras y rocas; máxime a nuestros años; y arriesgar nuestra misión pasar, a la pareja que vendrá."

L-Macho la contempló incrédulo, ¿cómo podía ser que después de casi toda una vida juntos ella titubeara acerca de su razonamiento? ¡¿Que cuestionara su resolusión de marcharse de inmediato porque el Humano Único había llegado?! No cabía duda que era diferente del resto de las lagartijas hembras. Fue por eso que él la escogió, pero muchas veces se preguntaba si hubiera sido más simple tener una compañera que solo escuchara, aceptara lo que se le dijera y, sobre todo, que no diera ninguna opinión que objetara la suya. Ahhh..., eso sería el paraíso total, en esta vida mortal

No obstante, el pequeño reptil decidió que L-Hembra tenía la razón con respecto a nuestros años, ya la conclusión se acercaba y se hacía sentir. Sus reflejos no eran los de antes, a pesar de haberse siempre vanagloriado, y dicho sea de paso, con justa razón por supuesto, de poseer reflejos para dejarte perplejo, ahora solo eran reflejos promedio, sin ser de viejo. De cualquier modo, él sabía que debía partir; poco importaba si su bella flor jugaba de nuevo a hacerse la difícil y no aceptaba que él estuviera en lo cierto. No tenía tiempo para hacerla razonar; la experiencia le había enseñado que discutir con su amada significaba de antemano que su dulce mitad no pararía hasta convencerlo que ella tuviera la razón. Por otro lado, no era admisible en este caso la técnica que él se agenció a fin de no discurrir horas con lo mismo, esa de enunciar: tienes razón, mi corazón, sin creerlo de verdad. Con profunda tristeza en su mirada y negándose a agregar una rima más, L-Macho dio media vuelta e inició a caminar hacia donde había visto por última vez al Humano Único.

L-Hembra no era capaz de creer lo que sus ojos le decían, ¡su tierno corazón se estaba yendo! Y, ¡sin ella! ¿Cuál era esa locura? ¿Una nueva forma de tortura? se cuestionó conmocionada. ¡Esto no podía ser, imposible de creer! ¡Abandonarla, cerca del alba! Esto no podía ser, ¿quién lo cuidaría? ¿Quién lo mimaría? Esto no podía ser, seguirlo debía, ¡sin él su corazón moriría! Y mientras pensaba eso y muchos versos más, corrió con todas sus fuerzas, alcanzó a L-Macho y, en ese ritmo unísono que solo se puede adquirir con el pasar de los años, emprendieron la ruta hacia el campamento del Humano Único.


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Maravilloso banner hecho por la talentosa Bianca Monroy (BeMonda en Wattpad - sus historias son buenísimas, no dejen de leerlas!). Me fue regalado sin pedirlo, que suerte la mía! No es precioso? Muchas gracias Bianca!!!!

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