Intento 118

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 "¿Qué tal fue tu día, primo?"

Rit se encontraba dentro la sala de su casa sentada en el sofá, al lado de su visita. Su primo Ble había llegado hacía una semana ya que iba a pasar las celebraciones y el Día del Inicio con ella. Él, de la misma forma que su anfitriona, no tenía pareja; así que se iban a hacer compañía en estas jornadas en que los parientes tendían a transcurrirlas juntos. Como ella, también era hijo único y sus padres se habían extinguido ya un buen tiempo atrás. La dueña de la casa en que se encontraba era toda su familia en realidad. Ambos crecieron juntos en Crunjick casi como hermanos; peleándose tal cual, pero, al igual que ellos, sabiendo que contaban el uno con la otra para lo que fuera. Ble se sentía satisfecho con su vida; él siempre quiso ser un supervisor y, no sin esfuerzo, lo había logrado. Su trabajo lo llenaba a plenitud y lo hacía feliz.

Mas su prima no había realizado sus sueños todavía: siempre quiso ser dueña de su propia tienda y formar una familia, sin embargo, no había alcanzado ninguno de los dos. Lo primero ya estaba cercano, ¡por fin iba a recibir la autorización de instaurar su negocio! No era fácil hacerlo porque el permiso para poner uno se obtenía cuando existía una verdadera insuficuencia de los artículos que aquel ofrecería en la localidad, nadie iba a comprar nada que no recesitara, solo por el hecho de tenerlo. Crunjick era un pequeño centro poblacional que no precisaba otro comercio de ventas. Ble le había aconsejado de partir a un sitio de mayor tamaño, donde podría conseguir una licencia para abrir su establecimiento con mayor facilidad, pero ella no quería mudarse de su lugar, así que decidió armarse de paciencia y esperar, poniéndose a ejercer como consultora de modelos de ropa. Quién diría que en poco tiempo más, ¡por fin inauguraría su propio bazar! Uno en Crunjick iba a cerrar; los dueños querían migrar a donde se había ido a trabajar su única hija. Tal hecho otorgó la oportunidad que la aspirante a vendedora tanto esperaba; ella aplicó para el permiso y lo obtuvo.

En cuanto a lo del asunto de pareja y prole era algo que el destino le había negado por el momento, aunque ahora que había conocido a Jor... Tal término era el nuevo nombre de Samuelsen con el que Rit lo bautizó esa misma tarde. ¡Jorgen era tan largo y complicado! Una de las tantas rarezas que le encontró, si bien lo hacían aún más atractivo, casi tanto como su olor penetrante. Ella se preguntaba de dónde él había salido, nunca lo había visto antes con la familia de Sre ni mucho menos en su negocio, el que frecuentaba una vez a la semana o más, para conversar sobre los diversos modelos de ropa. A veces, el propietario la invitaba a ingresar a su casa, donde compartía con su esposa una barra de maní cuando no estaba ocupada en la contabilidad de su establecimiento, y se la pasaban charlando sobre las últimas novedades de Crunjick. Jamás el nombre del guapo allegado fue mencionado, ¡ella se acordaría de tal nombre! Ni tampoco había visto al otro que lo acompañaba, al que no hubiera olvidado por su gran diligencia en la tienda junto con la expresión de felicidad en su rostro; ¡parecía como un niño emocionado, apretando todos los botones de colores de un movilizador! Pero era Jor el que le había robado el corazón, era un sueño hecho realidad.

"¿Mi día? Ya sabes, prima, trabajando," respondió Ble.

En realidad, el hecho que él se encontrara en estos momentos en Crunjick era el resultado de haber sido elegido como uno de los supervisores extras destacados en la localidad. El centro poblacional donde se desempeñaba era más grande que este, por eso le sorprendió tanto que les llegaran órdenes directas de los Frodauleos Regentes, exigiendo que mitad de los supervisores se trasladara para allá de modo provisional. Ble se ofreció como voluntario a dicha tarea, era una buena ocasión para visitar a Rit y pasar el Día del Inicio con ella.

El motivo de su movilización era oscuro, debían vigilar el lugar y reportar cualquier sujeto extraño que encontrasen. Aparte del emplazamiento urbano, tenían que rondar por Francestomia bajo la misma premisa: reportar algo fuera de lo común. Lo único interesante que tuvieron que informar de esa locación fue la desaparición de la casa de Fle; un día simplemente no se hallaba allí. A partir de ese instante, llegaron más supervisores y se concentraron en susodicho centro poblacional. Muchas personas habían sido detenidas, ¡habían tantos visitantes de diferentes planetas debido a las celebraciones! Y eso que Crunjick era un asentamiento pequeño...

Todos los supervisores se hallaban en alerta máxima y cualquier individuo que parecía fuera de lugar era aprehendido. Los sujetos eran entrevistados por un frodaleu, algo que se guardaba con extrema reserva, ellos nunca habían puesto un pie en esta comunidad antes. El hecho de su presencia, bastaba para que los vigilantes del orden supieran que su trabajo tenía una extrema importancia. Las entrevistas no duraban más de cinco minutos y, hasta el momento, cada uno de los requeridos habían recobrado la libertad de inmediato; con las disculpas del caso y la promesa que no revelarían lo sucedido porque ahora formarían parte de un grupo crucial para el suceso del Día del Inicio, por lo que debían guardar esto como una gran confidencia. Los custionados al final salían felices de su experiencia, ya que los convertía en ser miembros de un clan exclusivo y secreto. Nadie aún había incumplido con la promesa de no hacer pública su detención.

"Pobre, Ble, no es posible que te mantengan ocupado el día entero, ¡con la cantidad de celebraciones que hay en Crunjick! Cuando me contaste que venías a pasar el Día del Inicio conmigo, ¡me dio tanta alegría! No me imaginaba que te iban a tener trabajando todo el tiempo por acá."

"Por lo menos mañana tengo algunas horas libres. Pero, cuéntame Rit, ¿cómo te fue en tu salida de la tarde? Por la cara que traes, no te fue nada mal..."

"Ay, Ble, no te imaginas, ¡Jor es una maravilla! Y lo mejor es, que creo haberlo impresionado también. Claro, eso no es novedad, el que yo no tenga pareja no es por falta de propuestas," se apresuró en añadir la je-morina.

Su interlocutor permaneció callado, sabía que esas eran fantasías de su querida prima. La realidad era que pocos, si no es que nadie, habían estado interesados en ella en ese sentido. Esperaba con todo su corazón que con este Jor fuera distinto.

"En serio, Ble, no pongas esa cara, esta vez creo que he encontrado a mi pareja. Y estoy segura que está tan perdido por mí, como yo lo estoy por él."

"Por tu reacción cualquiera diría, que el tal Jor es la perfección andando."

"En muchas cosas sí, en otras... Es alguien tan fuera de lo usual, comenzando por su nombre. Te conté ya, ¿que tiene uno larguísimo e impronunciable?"

Sí, ya le había mencionado eso ayer; ella no había hablado de ninguna cosa aparte de su famoso Jor durante la cena, la noche y el desayuno.

"Bueno, hoy caminando, también fui sorprendida por alguna de sus ideas. ¡Es una persona tan yaba, tan creativa! ¡Y su manera de hablar es tan diferente a la del resto!" continuó ella, entusiasmada a más no poder.

De pronto la cara de Ble cambió, sus sentidos se alertaron y puso mayor interés en la descripción del nuevo amigo de su querida pariente.

"¿Así...? ¿Qué tan diferente?" preguntó en un tono que sorprendió a Rit, había cierta urgencia en aquel, casi como si fuera una orden de un supervisor. Pero claro, su primo era eso, un supervisor, ¿verdad?

"Bueno, es difícil de explicar..., por dónde empezar... ¡Ah, ya sé! Algo que me dejó atónita por completo hoy fue, y esto no me los va creer, que sacó una barra de su bolsillo ¡y se la puso a comer mientras caminaba! Sí, no te miento, se puso a comer ¡C A M I N A N D O!!! Y lo peor fue que me ofreció un pedazo, ¡cómo si fuera lo más natural de cosmos! Se debe haber dado cuenta de la locura que estaba haciendo por la expresión que puse porque, al instante, se la volvió a guardar sin terminársela."

"¿Estás segura que eso hizo, Rit? ¡¿Comer, caminando?!" interrogó muy preocupado el oyente de la historia. Era una acción de lo más inaudita, increíble que alguien hiciera eso. Tal vez si se tratase de un visitante..., aunque ni ellos lo hacían por cuestión de cortesía.

"No es algo que me pudiera confundir, Ble. Ay, no seas duro con él, ya te dije que es una persona singular, algo de no creer; es una joya, ¡alguien fuera de este mundo!" concluyó la fémina, con un suspiro y la mirada perdida.

El supervisor no compartía ese sentir, su expresión era de gran inquietud. Este debía ser el que estaban buscando, no había tiempo para perder. De un salto se paró del sofá,

"Perdón, Rit, pero tengo que hablar con el trabajo y es un asunto privado, ¿puedo usar el comunicador de tu cuarto?"

"Claro, ya sabes que estás en tu casa," repuso ella con una sonrisa, si bien experimentando gran curiosidad acerca del intempestivo cambio de actitud de su primo, sin lugar a dudas, parecía tener una gran urgencia.

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