Intento 119

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El matrimonio Vora se hallaba sentado con la mirada fija en la pantalla. Por primera vez en mucho tiempo, la casa se presentaba cubierta bajo el manto de un gran silencio: los gemelos estaban durmiendo, satisfechos y contentos con su barriga llena de leche; el resto de sus hijos se encontraba en La Familia porque era el cumpleaños de Kim. Todos habían sido invitados como siempre, mas esta vez Naresh y Yurusalem iban a reunirse con ellos después de ver el anuncio del coordinador de las regiones continentales. Era un evento extraordinario porque nunca antes el coordinador había organizado un pronunciamiento de tal magnitud. El día anterior, los representantes de las regiones continentales, junto con los coordinadores de cada nación, proclamaron que hoy sería una jornada feriada para que todos pudieran escuchar la renombrada deposición. ¿Qué podría ser tan crucial para exigir que nadie se perdiera de dicho comunicado? Asimismo, aconsejaban que las familias no tomaran el festivo como oportunidad para salir de paseo, se trataba de un asunto de extrema importancia, no una excusa para tener una fecha libre.

La mayoría de personas habían acatado el pedido, si bien no faltaron quienes levantaron los hombros y, aprovechando del buen clima en su parte del mundo, salieron a caminar. Para otros, por el horario en su zona del planeta, el anuncio caía muy entrada la noche o de madrugada, así que prefirieron ponerse a dormir. Ya a la mañana siguiente se enterarían, por medio de las noticias o los chismes de los vecinos, qué cosa tan vital fue lo que el coordinador les dijo.

Kim propuso hacer su fiesta para el día posterior, pero igual invitó a Trom. Por supuesto que sus hermanos reclamaron el no ir, por lo que la Sra. Suon indicó que no tenía ningún problema si ellos también iban a La Familia; justo en esa fecha no tenía huéspedes y les podría preparar un banquete para celebrar. Aparte, ella sabía lo ansiosos que se sentían Yurusalem y Naresh por la falta de comunicación de Mandi; les iba a hacer bien estar tranquilos y solos por unas horas. No obstante, la verdad era que el silencio en la casa de los Vora no era apaciguador, sino enervante. El no transcurrirlo ocupados con sus niños hacía que ambos cavilaran y ello significaba, que se preocuparan a más no poder acerca de qué podría estar sucediendo con su hija. En este caso, el no pensar era mejor que el hacerlo, por lo que decidieron decirle a su amiga que le darían el alcance una vez terminado el bendito anuncio.

Después de la súbita aparición de Lasalo, no habían recibido otra pista acerca del paradero de su Mandolina. Por más que Justicia Comercial trató de averiguar, no sabían aún qué había pasado con ella. Hasta cierto punto, el no tener noticias eran buenas noticias porque quedaba claro que no se hallaba con la Policía Internacional ni tampoco en algún hospital. El problema residía en que, como todavía se pensaba que el grupo, excepto por el joven llegado de la nada, había perecido en el accidente del Mario que se localizaba en el fondo del océano, se había cesado todo trabajo de investigación. La JC continuaba alerta, pero ni Mandi ni el resto los habían contactado. Era como si se hubiesen esfumado en el aire después de salir del departamento del Dr. Czerwinski, seguidos por los dos sujetos que decían ser de la Policía Internacional. Justicia Comercial, gracias a sus informantes, confirmaron las sospechas de Yurusalem y Naresh, que aquellos dos agentes en realidad no lo eran: la susodicha Policía no había mandado nadie a la vivienda de ese médico, ellos no habían continuado la búsqueda después de la la calamidad del avión. Siguiendo la corazonada de los Vora, la JC se comunicó con sus enlaces en los campos de producción para indagar si su hija o alguien de los extraviados se encontraba por allí. El resultado fue nulo: hasta lo que pudieron escrutar, ninguno de ellos se hallaban por esos lares. El único indicio que les quedaba era Lasalo Octolis.

Según los reportes de Justicia Comercial, cuando el muchacho apareció, él solo habló acerca de una competencia absurda que nadie entendía, lo que todos atribuyeron a su confusión y pérdida de memoria. No mencionó, ni por un instante, que se estuviera escapando de la Policía Internacional y mucho menos habló acerca de la JC. Al final, Lasalo se cansó de insistir que era el capitán de quien sabe qué equipo y de exigir que le dieran el premio de la competencia. Al parecer, sus padres lograron calmarlo, diciéndole que no lo obligarían más a trabajar en el NatuArenas ni en cualquier otro lugar, para evitar que se traumatizara con el recuerdo de hechos tan dolorosos. El rumor entre los empleados del hotel era que recibió la oferta de un viaje al espacio con sus mejores amigos, como parte de su terapia de recuperación. En resumen, el chico Octolis resultó ser una pista que llevaba a ninguna parte con respecto a quiénes y porqué, esas personas desconocidas estaban detrás del grupo.

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