Intento 39

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La luz del amanecer envolvió la carpa perdida entre las montañas. A través de una rendija consiguió introducirse de manera silenciosa, iluminando en forma de un largo y delgado rectángulo el hombro derecho de Esteban. Más rápido que la velocidad de un parpadeo, las dos lagartijas que permanecían inmóviles perchadas en dicha ubicación abrieron los ojos. Debido a su instinto de preservación, no movieron ni un músculo de su cuerpo, pero viraron sus órbitas oculares por todos lados, escudriñando cada rincón de su entorno, alertas a cualquier indicio de algo que fuera una potencial amenaza. Una vez satisfechas de encontrarse a salvo sin lugar a dudas, ambas se posicionaron al unísono y de un solo golpe, de tal forma de aprovechar al máximo el calor proporcionado por el haz de luz. L-Macho volvió a cerrar los ojos buscando alcanzar ese estado en que su cuerpo se relajaba por completo, mientras que sus sentidos quedaban alertas a lo que sucedía a su alrededor. A los pocos segundos, cuando se hallaba a punto de lograrlo, la voz de L-Hembra lo sacó de su ensimismamiento:

"El alba nos ha saludado, como si fuéramos recién llegados. Me deleito en la sensación de belleza, que la vida me ha invitado, a emprender una nueva empresa, junto al corazón de mi amado."

"Con el corazón de mi amada, empiezo una nueva jornada, despertarme a su lado, es mi regalo más ansiado," contestó él con ternura al saludo de su pareja.

A pesar de la interrupción causada por L-Hembra, no pudo evitar alegrarse que el primer verso del día pronunciado por ella fuera dirigido a él. La mención del nuevo propósito que compartían terminó por despabilarlo a los asuntos que tenían a mano y a la misión que estaban por fin poniendo en práctica.

"¿Cómo progresa el proceso de conexión, ya llegó a la acción?" le preguntó a la reptil fémina.

"Cerca del término me encuentro, entender sus vocablos he logrado, comprender sus pensamientos he realizado, pero en su cerebro aún no entro. Para comunicar mis palabras y mi entendimiento, aún necesito siembras y tiempo. Mas una pregunta tengo: escuchándote hablar, y con el Humano Único conversar, te he observado, ¿qué lenguaje has usado? No estoy segura de haber bien captado. ¿Es posible que sin rimar, ni versar, te has comunicado?"

"Si su discernimiento has notado, y sus locuciones escuchado, cuenta te habrás dado, que su lenguaje primitivo es; difícil sería a su vez, comprender y entender para él, si en elegante canción, hago mi comunicación. Su especie con finura desarrollada, y con inteligencia evolucionada, como nosotros conformada, aún no es."

"¿Cómo es posible," volvió a preguntar L-Hembra, "que una especie tan horrible, considerase fuera, dueña de la Tierra entera?"

"La ignorancia humana les hace pensar, superiores seres ser, pero la realidad los va llevar, a descubrir que solo son una parte adicional, del universo sin edad. Dominantes, creen ser, de la naturaleza dueños, creen ser, un soberbio sueño, en realidad es. Algún día despertarán, y cuenta se darán, que solo son una especie más," habiendo él llegado a esa conclusión después de pasearse por el cerebro de Esteban, y detenerse en los conocimientos de historia acumulados por este.

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L-Macho y L-Hembra sintieron que la calidez, que les llegaba proveniente del rectángulo de luz, había aumentado en intensidad. La mañana ya estaba anunciando su presencia. El científico seguía dormido con profundidad y no había indicios que se fuera a despertar todavía por un buen tiempo. La pareja de lagartijas se miraron y, sin decir palabra, acordaron que la mejor idea era dejar descansar al Humano Único. Su cuerpo había sufrido bastante desgaste en los últimos dos días, era mejor que se recuperara mientras pudiese, quién sabe cuanta fuerza necesitaría para lo que le esperaba en el futuro inmediato. Ubicadas ambas bajo el rayo de sol, cerraron los ojos y se dedicaron a absorber su calor, aprovechando ellas también de un momento de solaz y tranquilidad.

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