Intento 82

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Lo primero que vio Isabel al abrir los ojos fue la cara de Esteban vestida con una expresión de gran preocupación que, en un instante, se transformó en alivio. Notó que movía los labios, mas ella no podía percibir ningún sonido proveniente de aquellos. Trató de sentarse; de inmediato sintió que la cabeza le daba vueltas y volvió a recostarse con lentitud, ayudada por él. Probó hablar, sin embargo, se dio cuenta que sus energías estaban cien por ciento concentradas en respirar con profundidad y que, con cada bocanada de aire, las partes de su cuerpo iba recobrándose poco a poco. Aún desorientada y sin comprender intentó ver alrededor, solo distinguiendo a sus compañeros de grupo y a los otros dos extraños que los habían perseguido. Todos ellos inconscientes, como suspendidos en el aire, aunque en su mismo plano. Aparte de eso, lo demás se presentaba envuelto en una bruma en la que no se podía distinguir nada.

Por fin le llegó la voz del científico:

"Isabel, ¿cómo te sientes?"

Ella quiso responder, pero no pudo pronunciar palabra. Por lo menos logró esbozar una débil sonrisa para comunicarle que se hallaba bien. Y también notó, en ese momento, una especie de canto incesante, un lamento lánguido, tristísimo. Mientras procuraba localizar su origen, su concentración se vio interrumpida porque, de repente, alguien que se encontraba tendido detrás de quien la auscultaba inició a moverse. En el momento en que este se levantó, ella reconoció que se trataba de Samir. Lo primero que él hizo fue acercarse rápido donde se ubicaba tendida Mandi, puso su mano a la arteria de su cuello y la mantuvo allí por un momento. Después se dirigió hacia ellos. Esteban dio un sobresalto al escuchar la voz por detrás de su espalda,

"Isabel, ¿ya se está recuperando?"

"¡Samir!" exclamó el cuestionado al verlo. "Sí, seguro que dentro de unos minutos ya estará mejor. Al resto le llevará más tiempo. Isabel fue la primera que recibió la transfusión. Es increíble que tú ya estés como si nada."

"Euh..., debe ser el ejercicio que hago...," balbuceó el muchacho.

El médico lo observó sin creerle, al parecer los estudiantes del Einstein, aparte de ser súper inteligentes, también tenían ciertas ventajas físicas con respecto a los demás. Pero no era el momento de discutir ese tema,

"Ya, debe ser eso," repuso su interlocutor poco convencido.

"¿Qué transfusión dicen?" preguntó la piloto, por fin recobrando la palabra.

Esteban iba a relatar lo que había sucedido cuando el más joven de los tres partió de nuevo donde se hallaba Mandi, así que le señaló

"Te cuento apenas todos estén despiertos, si no voy a tener que explicar la misma cosa cien mil veces. Ahora relájate para retomar tus fuerzas, ¿ya?"

******

Samir se sacó su casaca y la acomodó debajo de la cabeza de la hija del chef para que tuviera mayor comodidad. El movimiento de sus párpados era casi imperceptible, no obstante, él lo había notado durante el tiempo en que estuvo con Isabel y Esteban. Al cabo de unos minutos, los ojos claros de ella lo miraban, primero con confusión, luego con calma al reconocerlo, por último con inquietud, llenos de preguntas.

"No trates de hablar," sugirió su amigo. "Ten un poco de paciencia y en un ratito vas a sentirte mejor."

La chica trató de contestar, pero no pudo y se dijo que no le quedaba otra que obedecerle.

******

Alex abrió los ojos y atisbó su entorno. Probó moverse, mas su cuerpo no le respondió. Vio a Samir al lado de Mandi y procuró decirle algo, aunque no lo consiguió. Logró mover la cabeza un poco y notó a Esteban ocupado con Isabel. Fijo que debo esperar un rato y me pongo bien, pensó. Su estado inerte le hizo recordar, de pronto, la figura inmóvil de su pequeña hermana la mañana que fue a despertarla. Sin mayor ceremonia (su familia, obvio, no contaba con dinero para nada de eso), vinieron a recogerla los del crematorio de la región, un servicio ofrecido por el departamento de salud. Sus padres no tuvieron el corazón de ser testigos de la incineración de su hija y en vez decidieron sembrar una planta en su recuerdo a la entrada de su cabaña apenas regresaron las lluvias.

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