Intento 35

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Isabel había tenido un buen día en la playa, pero se le hizo larguísimo por el mismo hecho de querer que las horas pasaran rápido para ver pronto a Esteban. A eso de las cinco y media, cargó todas sus cosas al auto y partió para La Familia. Se demoró un poco más en llegar que a la ida porque le tocó tener al frente un autobús que, al parecer, venía del NatuArenas. Por lo visto, gran parte de la población de Analucía trabajaba allí, ya que el bus estaba lleno y paraba muy a menudo. Ella no se animó a pasarlo, le pareció una buena excusa para hacer tiempo y se entretuvo mirando bajar a la gente del vehículo. Sin mayores novedades, arribó a su hospedaje. Ni bien entró, vio a Kim en el mostrador,

"Hola, Isabel, ¿qué tal la playa?"

"Muy bien."

"Mi mamá está terminando de cocinar la cena para la noche, por eso yo estoy reemplazándola acá un rato."

"Kim, ¿sabes si ha llegado alguien más al hotel? Me refiero a la persona que estuvo acá hace algunos días; un hombre alto, de pelo negro y ojos rasgados"

"Esteban Tochigi, ¿verdad? Me acuerdo bien de él porque, aparte de ser muy guapo, me parecía muy chévere. Dime, ¿es tu enamorado?"

"La Srta. Simas solo quiere saber si ha venido el Sr. Tochigu," interrumpió la Sra. Suon, que salía en esos momentos del comedor secándose las manos en su delantal.

"Es Tochigi, mamá, tú siempre te olvidas de todo. Todavía no puedo creer que te acordaras que Isabel venía de Contilae."

La dueña del albergue ignoró el comentario de su hija y se dirigió a su clienta,

"No, Srta. Simas, lamentablemente el Sr. Tochigo aún no está por acá. Pero todavía es temprano, y si él no llega antes, estoy segura recibiremos noticias suyas a eso de las ocho de la noche. Por el momento, si desea, puede pasar a cenar; la comida ya está lista."

"Gracias," aceptó su interlocutora, sintiéndose bastante desilusionada por saber que Esteban no había aparecido y preguntándose porqué la Sra. Suon parecía tan segura que a las ocho tendrían noticias de él.

La voz de Kim la sacó de su ensimismamiento.

"Si quieres te acompaño, así no comes solita suspirando por tu enamorado,"

La hermana de Liu había tenido una idea oportuna; la cena fue mucho más agradable con ella, puesto que se la pasaron conversando de muchísimas cosas. A pesar de todos sus esfuerzos, la chiquilla se quedó con las ganas de obtener alguna confirmación sobre sus sospechas de que el Sr. Tochigo (como bien diría su mama) fuera la pareja de Isabel. Una vez terminada la comida, la hospedada decidió subir a su cuarto a tomarse una buena ducha, sentía el cuerpo lleno de sal y arena por haber transcurrido el día en la playa. Al pasar por la recepción miró a la Sra. Suon, la cual, adivinando su pregunta, movió la cabeza en forma negativa y le dijo que no se preocupara, que a las ocho de la noche le llegaría alguna noticia. Pero la cara de la propietaria dejaba mucho que desear para tranquilizar a cualquiera; la apacible sonrisa que siempre tenía no se hallaba allí, vestía en vez un rostro tenso, como si también estuviera esperando con ansias el arribo de la misma persona.

Isabel prolongó su ducha lo más posible para relajarse. No se puso ropa de dormir, porque sabía que iba a salir de su cuarto de nuevo a preguntar por Esteban, a pesar de tener la seguridad que le avisarían apenas él cruzara la puerta de entrada. Decidió que tal vez lo mejor era llevarse su librel e irse a sentar en el pequeño sofá ubicado junto al mostrador de admisión, así se evitaría incontables viajes de su habitación a la recepción y viceversa. Allí podría iniciar a leer una nueva novela porque, gracias a su habitual sentido de encontrarse preparada, había tenido la precaución de atiborrar su librel con estas. En todo caso, era muy probable que también estarían cerca la Sra. Suon o Kim quienes, por  seguro, le harían conversación.

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