Intento 137

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Crunjick se veía muy tranquilo en comparación con dos fechas atrás. Aún se encontraba gente que caminaba por las calles, aunque la mayoría no eran visitantes. Los que habían venido a pasar las celebraciones en dicho centro poblacional partieron ni bien acabaron aquellas. También se notaba un número menor de transportes; con menos personas, no se necesitaban tantos movilizadores superficiales públicos.

Las celebraciones fueron magníficas, mas todos terminaron cuestionándose, qué fue el famoso Día del Inicio porque nada extraordinario había sucedido. Cuando la hora tan esperada les dio el encuentro, tan solo les llegó un mensaje oficial que anunciaba la clausura a los festejos y punto. Los presentes a lo largo de Je-mor se quedaron esperando una explicación al respecto, sin embargo, ninguno se atrevió a preguntar. Al cabo de unos momentos, el frodaleu Glo, uno de los Cinco, anunció que era el tiempo de que regresaran a sus rutinas, que en cuatro jornadas recibirían noticias acerca del evento tan anticipado. La mayoría se sintió desilusionada con el mencionado final, después de tanta preparación y aspaviento, nadie captó de qué inicio se trataba y tendrían que esperar un cuarteto de dias para saber. Muchos infirieron que algo les falló a los frodaleus en los cálculos de la fecha y, una vez más, no hubo quien se aventurara vocear tal idea: La Luz no cometía errores.

Ya asomaba el atardecer, por lo que la mayoría de gente regresaba a sus hogares a pasar las últimas horas en familia. Más de uno se quedó contemplando con curiosidad, al notar el ser extraño que caminaba en la calle, ¿era de una especie nueva? Bueno, se enterarían de ellos dentro de poco, La luz no fallaba en de anunciar el arribo o contacto de cualquier visitante de un nuevo planeta.

El sujeto anduvo sin darse cuenta de la atención de los demás, su mente se hallaba ocupada canturreando el Claro de Luna de Debussy, una acción que siempre lo tranquilizaba cuando se sentía nervioso. Al cabo de un rato se detuvo, volteó hacia la puerta de una edificación púrpura brillante y se paró enfrente. Titubeó unos minutos en tanto cavilaba cómo sería recibido y si era una buena idea el haber venido. Desde que había regresado a Crunjick no pensaba en otra cosa, pero había llegado muy tarde la noche anterior y decidió tomarse un tiempo para reflexionar sobre qué era lo que iba a decirle. Lo transcurrió debatiendo si debía ser la verdad o solo contarle lo que había sucedido; ¿tenía derecho a preocuparla más? Al final, resolvió que le relataría la historia de lo ocurrido en el Centro de La Luz y el resto..., bueno, el resto tal vez sí o tal vez no.

Ahora que se hallaba en su entrada, ni siquiera Debussy podía evitar que la mano le temblara en el momento que la pasó adelante del intercomunicador.

 "Hola, Rit. Soy Jorgen... Bueno, tú me llamas Jor. Así es como me veo en realidad y..."

"Jor, ¿eres tú? ¡¿Eres realmente tú?!" gritó Rit en un tono de gran júbilo y felicidad, que calmó de golpe las dudas de Samuelsen. No tuvo que esperar mucho rato a que la puerta se abriera.

"¿Estás bien? Pero no te quedes ahí..., pasa, pasa," invitó ella, casi sin creer quien se encontraba en el ingreso de su morada. Los ojos de la fémina lo analizaban carentes de pudor; cierto que era distinto a un je-morino, no obstante, tenían más similitudes que diferencias. Y esa vellosidad sobre su cabeza, y por encima y debajo de los labios y que abrazaba la mandíbula, era un atractivo irresistible. Ni qué decir de las prominencias alrededor de su torso, unas redondeces imposibles de dejar de notar cuya blandura era obvia incluso vistas de lejos. ¡Su Jor era más hermoso de lo que hubiera soñado jamás!

"Estoy bien, Rit, ¿no recibiste el mensaje que te mandé con La Luz?"

"Sí, sí me llegó, pero solo me comunicabas que tú y los demás se hallaban bien y que no me preocupara. Ya te imaginas que tengo miles de preguntas. ¿Qué pasó? ¿Y el resto?"

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