Intento 49

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El aroma de las tazas de café era tan bueno como el mejor y los croissants que estaban comiendo eran casi tan deliciosos como los que la Sra. Suon preparaba en La Familia. Rigoletto Malcini y Jorgen Samuelsen se hallaban sentados, mirando a través de la gran ventana del café Brisas, uno de los tantos del NatuArenas. Malcini permanecía alerta a la llegada de algún Mario, Samuelsen andaba haciendo cálculos mentales de quién lucía el bikini más diminuto. Ya eran dos horas y pico que se encontraban allí, esta significaba su tercera ronda de cafés que fueron acompañados con dos bizcochos, primero, y un par de rosquitas de manteca, después. Ninguno de los dos se dirigía la palabra, se sentían aburridos en extremo y los minutos que pasaban se hacían cada vez más largos. Pero, como Malcini lo puso, no les quedaba otra que acomodarse a esperar.

Cuando Samuelsen bajó en la mañana a tomar su desayuno, utilizó la mejor fuente de información de La Familia, y muy probable que de toda Analucía, para saber los movimientos de Isabel Simas: la hija menor de la Sra. Suon, Kim. Como siempre, ella estuvo más que dispuesta a dar las últimas novedades a uno de sus huéspedes, las que le entraron por un oído y le salieron por el otro; él solo sabía que tenía que poner atención cuando le contase algo sobre la mujer que tenían que vigilar. Después de pasados quince minutos, el de aspecto vikingo de barriga más que bien alimentada  se decidió hacer una pregunta directa, ya que la chiquilla tenía mayor interés en contarle acerca de quién sabe qué visita inconsecuente de la Policía Internacional, en vez de la verdadera cosa de importancia: el paradero de Simas.

"Imagínese, Sr. Samuelsen, esos dos agentes que yo recibí estaban buscando a Samir, pero creo que en realidad buscaban a otro que se llama Yurik, y que dicen que seguro ese no es su verdadero nom..."

"Kim, no he visto esta mañana a la señorita que está hospedada acá, ¿sabes dónde se encuentra?" interrumpió su interlocutor, que ya no daba más con la avalancha de novedades sin importancia de La Familia.

"¿Se refiere a Isabel Simas? ¿Está interesado en conocerla? Si quiere yo se la puedo presentar, pero le diría que no creo que vaya a tener mucha oportunidad con ella porque ya tiene pareja. Su nombre es Esteban Tochigi, de lo más guapo para ser un viej...," Kim se detuvo, ¡Samuelsen era aún mayor que Esteban! Esperaba que no se hubiese dado cuenta de lo que le había dicho, mejor seguía hablando para distraerlo:

"No creo que usted le podría hacer la competencia porque creo que, encima, es una persona medio famosa. Aunque la verdad no sé de qué. Que yo sepa no es ningún cantante ni remodelado conocido. Bueno, parece que ella ha venido siguiéndolo o algo así. Pero no creo que estén peleados porque él le dejó un mensaje con mi mamá, y yo digo: si alguien no quiere verme más, no me estaría dejando mensajes, ¿no?"

"Seguro que no," repuso Samuelsen en tono aburrido, sin embargo, continuó antes que la pequeña se desviara más del asunto. "No es que yo quiera conocerla para una cita, Kim. Es que resulta que un pariente mío me dijo que Isabel Simas es una prima muy lejana de la parte de mi madre, y dando la casualidad que se hospeda acá, me gustaría presentarme y conversar un rato con ella. ¿Sabes dónde está ahora?"

"¿Pariente suyo? De verdad debe ser un pariente de lo más lejano porque ¡no se parecen en nada! Pero así es el cuento de los genes regresivos, ¿verdad? Como será que a veces dos hermanos son súper diferentes; yo conocí a dos gemelos que ni parecían familia, ¡de veras! Uno era rubio y regordete, y el otro con pelo oscuro y flaco. Y ni qué decir que fueran adoptados o algo así porque yo vi a su mamá embarazada, a no ser que se hayan equivocado en el hospital y hayan cambiado uno de los bebés. Otro ejemplo es Mandi, la mejor amiga de mi hermana, ¿se acuerda que le hablé de ella? Bueno, Mandi no se parece en nada a sus hermanos; todos son del tipo moreno como su papá, o de pelo negro y ojos oscuros como su mamá, mientras que ella es rubia y de ojos claros. Exacto como usted, solo que bajita..."

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