Parte 2

4K 156 8
                                    


Escuchame Roberta, aquí lo único que importa es que te vienes conmigo ¡Ya!; sí no quieres ver mañana en los periodicos que a tú mamá la ingresaron de urgencia a una clínica. Además ya te dije que sí es necesario no me importa formar un escandalo y llamar a la policía del terminal; y la "poli"sí que te va a llevar a la fuerza. ¡Así que vamonos!

Roberta vio la férrea determinación en los ojos de Diego como nunca la había visto en los ojos de nadie; supo que sería inutil oponerse a la voluntad de él, y por una vez en su vida Roberta Pardo sintio que había sido dominada por otra personalidad tan fuerte como la suya. Extrañamente esto no la hacía sentirse humillada, como sucedía a menudo cuando los adultos la obligaban a hacer algo contra su caprichosa voluntad; por el contrario, tenía el deseo irresistible de abandonarse a la voluntad de ese chico que para ella lo era todo. Deseaba que él hiciera con ella lo que quisiera, que se la llevara a cualquier lugar del mundo con tal de que estuvieran los dos solos. Tenía ganas de lanzarse a sus brazos y comerselo a besos; pero a la vez había algo que no se lo permitía, ese maldito "algo" que siempre los separaba.

-Esta bien, Diego; me voy contigo.

-OK, toma mi celular y llama a tú mamá.

-Pero Diego...yo no puedo horita...

-Roberta, por favor, piensa en Alma; ella lo debe estar pasando muy mal, por lo que me dijo Lujan puede tener una crisis de nervios muy fuerte y necesita saber que estás bien para no ponerse peor.

-Esta bien...pero vamos a donde le pueda hablar en privado.

-Dame tú maleta, yo la llevo.

Roberta le entrego la maleta a Diego y cuando él la agarro de la mano, ella se dejo llevar. Juntos salieron de la estación de buses y abordaron el BMW de Diego; el chico se puso al volante y arranco. Mientras conducía volteaba a ver a Roberta de vez en cuando; ella lloraba en silencio y espero unos minutos antes de atreverse a llamar a su madre.

La llamada puso más triste y nerviosa a Roberta; era una conversación dramática en la que la hija lastimada desahogaba su dolor y la madre reprochaba a la hija los peores momentos de su vida, aquellos en que no supo nada de su niña y temio lo peor.

-¡Ya te lo dije mamá, quería escapar de este infierno en que se ha convertido mi vida! ¡No...tú Alma Rey me rompiste el corazón a mí!...¡No llores más...por favor!...¡Ya quedate tranquila, ya...! ¡Sí...Diego, mi mamá quiere hablar contigo!

Diego aparco en un costado de la vía y respondio la llamada de Alma.

-Sí Alma, yo estoy con ella; no te preocupes, sólo esta nerviosa pero esta bien... Sí ahora vamos en mí carro...Yo me ocupo de ella...No tienes que darme las gracias, tú sabes porque lo hago...calmate y trata de dormir Alma, hasta pronto.

Diego termino la llamada y entonces fijo su vista en Roberta; estaba bellísima como siempre, pero también estaba triste y desesperada como nunca la había visto en su vida. Estaba super "bajoneada"; y eso lo ponía mal a él, porque daría su vida para que ella no sufriera de esa manera. Tenía una necesidad inmensa de protegerla y sanar sus heridas; la veía como una pequeña niña a la que había que cuidar de toda la maldad del mundo. Nunca había sentido eso por nadie en su vida y creía que jamás podría sentirlo por otra persona; y se maldecía a sí mismo por no saber que hacer o que decir para consolarla.

-Roberta...Roberta...(decía mientras acariciaba con ternura la mejilla mojada por las lágimas de ella) Ya sé que no puedo hacer nada para quitarte esa tristeza que sientes...pero ojala pudiera, porque te juro por mi vida que no quiero verte así, mi amor...por favor, hablame Roberta...no te quedes callada, hablar te hara bien...

Entre Heroes y HadasWhere stories live. Discover now