Parte 101

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¡Es que me da tanta vergüenza! (dijo Lupita)

-¿¡Qué te da tanta vergüenza!? ¡Sentir miedo es humano! (dijo Santos)

-¡Es que...es que por el susto...me oriné en mí ropa interior! (dijo Lupita en voz baja al oído de Santos, muerta de vergüenza y llorando como una niña que confiesa algo humillante que le pasó)

-¡No te preocupes mí amor, no pasa nada...en serio! ¡Yo te acompaño horita en lo que esté más claro el día! ¡Ya deja de llorar, esas cosas pasan! (le dijo Santos con ternura)

-¡Ya chiquita, calmate! (le decía Miguel a Mía consolandola y arrullandola como a una niña)

Mientras en otro cuarto...

-¡Es que fue muy fuerte Téo, neta! (decía Luján)

-¡Ya lo sé mí amor, apenas lo puedo creer! ¡Esto es algo que nunca se me va a olvidar aunque viva mil años! (dijo Téo)

-¡Menos mal que pudimos correr! ¡No sé que hubiera pasado sí nos quedamos!

-Aunque dicen que los muertos no le hacen daño a los vivos Jose...

-¿¡Y tú crees eso Téo!? ¡Yo no estaría segura!...

Los dos se quedaron viendo a Tómas que, sentado en la otra cama, tenía la vista clavada al frente y no paraba de moverse hacia adelante y hacia atrás...

-¡No tengo miedo, no tengo miedo...! (decía Tómas asustado y con lágrimas)

-¿¡Tommy, te sientes bien!? (preguntó Luján)

-¡Laneta no...necesito a mí mamá! (dijo Tómas)

-¡Pero que horror de hombres!...¡Un momento...! ¿¡Qué huele así!? ¡Hace rato que hay un olor desagradable pero cada vez es más fuerte! (dijo Luján)

Giovanni, que estaba sentado en el suelo en un rincón, habló...

-Lo que pasa es que...del miedo...¡Me hice ca+ca en los calzones! (confesó Giovanni llorando como un niño chiquito por la vergüenza)

-¡QUE ASCO! (dijeron a coro Luján, Téo y Tómas parandose de golpe y tapandose la nariz)

-¡Que cochinon eres Giovanni! (exclamó Tómas)

-¡NO ES MÍ CULPA! ¡TENÍA MUCHO MIEDO Y LOS FRIJOLES DEL ALMUERZO...!

-¡NO DES DETALLES!...¡Dios mío, tenemos que salir de aquí rápido! (dijo Luján con cara de grima)

Mientras en otra habitación más...

-¡Menos mal que había éste frasquito de yodo en el baño del cuarto! ¡Ahora quedate quietecita! (decía James mientras con algodón empapado en yodo trataba de curarle los raspones en las piernas a Vico)

-¡AyAyAy! (decía Vico que le ardía la curación)

-¡Ya sé que te arde, pero aguanta como una niña buena!

La sonrisa amable y encantadora de James tranquilizaba a Vico, y por ella Vico hubiera hecho cualquier cosa; cada vez estaba más convencida de que estaba enamorada de él...

-¡Es raro!... (dijo Vico con tímidez y una sonrisa dulce)

-¿Qué cosa?

-Que nunca he estado en el cuarto de un hombre y que haya terminado en el tuyo por algo tan increíble como lo que pasó...

-Ja ja ja...¡Verdad que es raro!

Los dos se echaron a reír unos instantes...

-Pero gracias por cargarme y sacarme de allí...estaba paralizada del miedo...¡Muchas gracias James!

Entre Heroes y HadasWhere stories live. Discover now