Parte 81

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Mabel le conto de su conversación con Cisneros a Roberta...

-¡Dios Mío, no puede ser!...¡Esto es como una maldición! (exclamó Roberta luego de oír la historia)

-¡Lo que más me duele Roberta...es que sí las acusaciones son verdaderas...León era un monstruo peor de lo que yo hubiera imaginado!...¡Y no sólo sería un criminal, sino también sería responsable de la desgracia de esos muchachos y de mí hijo!...¡Sería culpable de destruir a su familia!

-Mabel, no sé que decirte...Don León no era santo de mí devoción y a menudo él y yo nos enfrentamos...pero me cuesta creer algo así de él...

-¿¡Y como crees que estoy yo Roberta!?...¡Yo sé lo que la gente piensa de mí, no soy tan boba!...¡La gente cree que me casé con León por dinero y por interes!...¡Pero no es así; yo amé a ese hombre!...

Mabel hablaba con la voz quebrada por la emoción y Roberta la escuchaba emocionada y en un respetuoso silencio...

-¿¡No te he contado como lo conocí!?...Fue en Chihuahua, mí tierra natal y la de los Bustamante...yo tenía 17 años y estaba participando en un concurso de belleza local...mí madre siempre dijo que yo no servía para estudiar, pero sí para modelar y esas cosas...León estaba en el jurado, y ya era un poderoso político del Estado, que trabajaba en la Gobernatura...se enamoró de mí, o se encapricho, ahora no lo sé...Y aunque parezca difícil de creer para la gente ahora, yo me enamoré de él cuando empezó a cortejarme...Él tenía 35 años, pero a mí no me imporataba la diferencia de edad; todavía era un hombre jóven y era muy apuesto...yo lo encontraba irresistiblemente bien parecido...Además era todo un caballero, con unos modales exquisitos y me trataba como a una princesa, como a una verdadera dama...Yo admiraba su cultura, su ambición y su fuerte personalidad...¡Yo Lo Amaba Roberta!...¡Yo Sentía una Pasión tan grande, la más bella y enorme ilusión que he sentido en mí vida!...¡No me importaba que fuera mayor que yo, que él fuera divorciado, que mí familia se opusiera a nuestra relación!...¡Mí madre nunca lo quiso!...¡Pero nadie me podía separar de él, porque yo lo amaba con desesperación!...

Mabel hablaba llorando y Roberta le pasaba la mano por la espalda mientras oía conmovida...

-Apenas cumplí 18 me casé con él, y ya esperaba a Diego...Los primeros años fueron felices, pero luego...luego aquel maravilloso hombre se convirtió en un monstruo...La codicia lo hizo convertirse en un ser inhumano y enfermo de arrogancia y odio...De repente cambió conmigo, y me trataba como un objeto más de su propiedad, como un adorno que lucir ante la gente...Me maltrataba, no físicamente, pero sí con palabras y humillaciones...Me hacía sentir inferior, como sí fuera una pobre id*ota que sólo valía por su belleza...Era infiel y se acostaba con otras mujeres, y yo lo sabía, pero tenía miedo de reclamarle...Mí vida se convirtió en un infierno los últimos años que estuve con él...Y así mató el gran amor que le tuve, lo destruyó y lo convirtió en odio o indiferencia. Y sin embargo...sin embargo cuando murió me dolió mucho, como sí se hubiera muerto alguien a quien aún quería...Y ahora me hace esto...se lo hace a sus hijos...¿¡Por qué!?...¿¡POR QUÉ LEÓN TIENES QUE ENSUCIAR CUALQUIER RESIDUO DE LO QUE HUBO ENTRE NOSOTROS DE ÉSTA MANERA!? ¿¡POR QUÉ ME CONDENAS A ODIARTE DESPUÉS DE MUERTO!?¿¡POR QUÉ!?...

Mabel se abrazó a Roberta, la mamá de Diego lloraba de forma desgarradora...

-Mabel...Tú eres una gran mujer...me lo has demostrado con lo que has sacrificado por tú hijo...¡Ojalá algún día yo pudiera ser una madre como tú!...Y lo único que te puedo decir es que...¡Don León no sabe la gran mujer que se perdió, y por eso no era digno de tí!... (dijo Roberta emocionada mientras acariciaba el cabello de su suegra sin dejar de abrazarla)

Entre Heroes y HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora