Parte 94

1.6K 79 2
                                    


Viñeta:

En una ocasión el autor de "Roberta y Diego, Entre Eros y Hades" visitó un barrio muy pobre de un pueblo de provincia en Venezuela, acompañado de dos miembros de un equipo de televisión de un programa que buscaba hacer justicia en casos difíciles. Mi misión era servir de enlace con una dirigente vecinal que debía guíarnos a la humilde casa de una señora cuyo jóven hijo había sido asesinado.

Después de caminar por una empinada montaña llegamos a aquella casa, que era lo que conocen en Venezuela como un "rancho" y que en España llamamos una "chabola" (una especie de cabaña o casucha miserable sin las condiciones mínimas para que en ella vivan seres humanos). Allí conocimos a esa humilde madre, una extraordinaria mujer que me dejo impresionado de inmediato...

A pesar de estar rota por el dolor que le producía la muerte de su hijo (un jóven muy apreciado por la comunidad por ser un deportista y un muchacho ejemplar que luchaba por el bienestar de sus vecinos); ella mostraba una entereza y una dignidad realmente envidiables. Nunca podré olvidar los ojos y la cara de aquella mujer, una señora que sin educación y sin dinero mostraba unas cualidades humanas que me hacían sentir pequeño a su lado...

Lo peor es que a pocos metros de su casa, se observaba sobre el monte la mancha seca de la sangre de su hijo, pues en ese sitio fue tiroteado...¡Tener que ver cerca de tú casa todos los días la mancha de la sangre de tú hijo asesinado!...Resistir aquello hizo que aumentara mí admiración por aquella buena mujer...Pero había más...

No muy lejos de su hogar vivía el hombre que ella y otros señalaban como posible autor intelectual de la muerte de su hijo...Y tuvimos que acudir a su casa para oír a la otra parte...No sé sí era culpable o inocente, pero su cínismo y falta de escrúpulos contrastaban con la nobleza de la mujer como el día y la noche...Lo peor fue que después de todo nuestros esfuerzos fueron vanos, y esa muerte nunca fue castigada...

Cuando un familiar tuyo es asesinado y ves la impunidad en la que viven sus asesinos, ¿Como no generar en tí un sentimiento de odio sin límites? ¿Podría alguien vivir indiferente a tan grande injusticia? Los tiranos que se bañan en sangre de inocentes...¿Se darán cuenta de que quizás podrían estar engendrando entre sus víctimas a los verdugos que el día de mañana derramaran la suya?...

Diego fue a ver a Yagüe antes de dejarse ver con Roberta; no quería que ella lo viera en el estado de alteración emocional en que se encontraba y menos con las heridas en sus manos...Necesitaba a la buena mujer, cuya sabiduría y ternura podían consolarlo...

Ella sin hacer preguntas se puso a curar sus manos, y con unguentos hechos a base hierbas pudo aliviar algo el dolor y darle una cura necesaria...La mujer siempre había dejado que Diego fuera el que decidiera sí necesitaba hablar y que era lo que quería contarle, sin presionarlo...

Y por eso Diego se sentía confiado y terminaba vaciando su corazón, desahogandose y contando todo lo que le atormentaba...

-Y eso es lo que paso... (con éstas palabras Diego terminaba su relato, haciendo esfuerzos para no llorar de rabia e impotencia)

La mujer guardo silencio un ratito, y luego hablo...

-¿Y que piensa hacer niño Diego? (dijo sin mostrar emociones, pero con ansiedad por dentro)

-No lo sé...no quiero arriesgar a Roberta y a mí mamá...sí algo les pasará nunca me lo perdonaría...Pero mientras ese...hombre esté libre nunca viviremos tranquilos...Una bestia como esa puede hacernos daño cuando se le pegue la gana...Viviremos con nuestras vidas hipotecadas y en sus manos...Ese mald+ito no tiene palabra...Sólo destruyendolo puedo vivir en paz y mí gente en seguridad...

Entre Heroes y HadasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora