Entre Heroes y Hadas

Parte 191- 193

-Roberta, mi amor, no te quiero consolar, te vengo a decir por qué vamos a ir a Águila Imperial. (Ella permaneció callada, y él interpretó eso como que le iba a escuchar) Verás, era una sorpresa para cuando llegaras allí, pero..bueno ya X, he organizado una fiesta para hoy durante todo el día allí, he contratado una orquesta para que amenice la velada y luego nosotros cantaremos un par de canciones, ya todos los invitados más cercanos y la familia lo saben, ya deben de haber salido para allá. La alberca estará disponible para todos aquellos que lo deseen y para ti hay otra sorpresa más allí, pero esa sí que no te la puedo decir. Al igual que a ti, cada uno de nuestros familiares se les ha enviado un paquete como este, con un traje o un vestido respectivamente, cada uno diferente y todos por cortesía mi tía Lorena, no me digas cómo ni cuando ni por qué,pero a ella se le ocurrió gran parte de esta idea y quiso ayudarme; nadie sabía nada, quizá alguien sospechaba algo, pero nadie con certeza excepto mi tía, mi madre y yo. Este un regalo de la familia Bustamante, para ti, para que no olvides nunca el resto de tus días junto a mi, quería empezar sorprendiéndote con algo que te emocionara, algo que te hiciera sentir cómoda, pero todo salió mal, mira cómo te pusiste..estás llorando..

-Diego, escúchame...Ya no lloro por tristeza, lloro de emoción, de...de amor, por darme cuenta cada segundo que te amo más y que no podría haber tenido mejor decisión que la de casarme contigo...¡Te Amo!

-¡Y yo a ti, preciosa! (Diego se acercó un poco más, le limpió la última lágrima que corría por la mejilla de ella y la besó, fue un beso tierno, un beso de amor, amor eterno.) Ahora apúrate a arreglarte que nos queda un largo día por delante. Yo ya casi termino.

-¡GRACIAS! (dijo ella casi gritando desde el baño, estaba emocionada y tenía ganas de descubrir qué más sorpresas le depararía ese día y todos y cada uno de los que le quedaban al lado de Diego, como su esposa)

Horas más tarde, Diego y Roberta llegaban a Águila Imperial, en los amplios jardines había un gran ambiente de fiesta, la orquesta amenizaba la zona de las mesas que se habían puesto al aire libre con un toldo, todo estaba decorado con miles de rosas blancas y rojas, lirios, gardenias, violetas...Se había instalado una barra libre cerca de donde la orquesta tocaba y los camareros iban y venían llevando las consumiciones a cada uno.

Mía, que llevaba un vestido en tonos melocotón, largo, de tirantes y sin mucho vuelo, estaba sentada en una mesa junto a Vico, Lupita, Celina, Luján, Pilar y Raquel. Vico llevaba un vestido por la altura de las rodillas en color rosa fucsia, de tirante fino y con vuelo y caída de pico, Lupita llevaba uno en color verde y blanco, de escote atado al cuello, le llegaba un poquito más abajo de las rodillas; Celina había recibido un traje de dos piezas en color azul cielo, Luján llevaba un vestido en color negro, también de tirantes finos y con vuelo, aproximadamente hasta la rodilla.

Todos los chavos llevaban unos jeans y una camisa, cada uno de un color, incluso alguno la llevaba de varios, sin corbata y con zapatos cómodos.

Después de saludar a todos, Diego se retiró con Roberta. La condujo hasta la habitación que meses antes habían ocupado ellos. Diego la había redecorado un poco, había un gran cuadro con una foto de ellos dos sobre la cama, habían instalado un gran espejo en una de las paredes próximas a la puerta, el cabecero de hierro que antes decoraba la cama, ahora era uno de madera, de líneas sencillas, pero que inspiraba fuerza, era como el que un día ella le había explicado a él que le querría.

-Quiero que cuando vengamos aquí, te sientas como en tu casa, ahora todo esto es tuyo, y quiero que empieces por sentirte a gusto. Si hay algo más que quieras cambiar o quitar..está bien, sólo dímelo y lo haremos...

-Diego, está todo perfecto, no quisiera cambiar nada...Excepto esas cortinas rosas, le dan un toque muy fresa, mi muñequito...JEJE

-JAJA ¡Ay Roberta...! Ni siquiera casada cambias...