Parte 11

2.6K 115 1
                                    


-¡Hola chavos! (dijo Roberta mientras Diego, que estaba detrás de ella, la rodeaba con los brazos por la cintura y le pegaba la cara a la de ella. Roberta tenía una sonrisa pícara y gesto malicioso en la cara. Espero a que Luján se metiera en la boca el pitillo con el que estaba tomandose una merengada de fresa. Entonces dijo lo que tenía en mente) Téo...Luján quiere que le enseñes la "culebra".

Fue una reacción inmediata: Luján escupió la merengada que tenía en la boca sobre la mesa y sobre su camisa. La pobre muchacha sufrió un ataque incontrolable de tos, mientras se ahogaba sin remedio y se ponía roja. Téo intentaba (con su camisa salpicada de la merengada que boto Luján) socorrerla sin éxito; mientras todos los demás celebraban la gracia muertos de risa, especialmente Roberta y Lupita.

-¡Roberta...te voy a ma...matar...me fregas...fregaste...vas a...a ver! (intentaba decir Luján entre la tos y sus propias risas).

-¡Te agarre...pa' que veas quien es la maestra! (exclamó contenta Roberta).

-Roberta...¿me puedes explicar que fregados es eso de la culebra? (le preguntó Diego con tono alegre y curioso).

-Más tarde papasito...cuando nos estemos besando (contestó Roberta mientras lo besaba suavemente en la boca).

Desde la distancia, Javier los contemplaba molesto...

Roberta sentía que había muerto y estaba en el cielo; aunque aún tenía pendientes los graves problemas con su mamá, y con su verdadero padre (a la chica le era imposible no molestarse cuando se encontraba a Reverte, ya que en vez de ver en él a un padre veía a un traidor) la mayor parte del tiempo se sentía féliz como una niña cuando destapaba sus regalos de navidad. Diego era la razón de su dicha; nunca penso que llegaría a amar a un hombre como lo amaba.

Diego era el aire que respiraba, el agua que bebía, su ilusión de niña ingenua, la pasión de la mujer adulta que se despertaba en su interior y la promesa del sexo...Desde la noche en el departamento de Diego la muchacha vivía sumida en el ardor del deseo, soñando excitada con el día en que por fin pudieran dar rienda suelta a sus instintos y entregarse el uno al otro.

Roberta se reía con picardía cada vez que pensamientos "sucios" cruzaban su mente (lo que pasaba a cada momento). La chica sabía que sí sus amigas pudieran leerle la mente, seguramente se moririan; Lupita de vergüenza y Luján de risa...¿Y Diego?...Sí él se enterara, ella sería la que se moriría de la vergüenza.

La muchacha era tan féliz, que caminaba por los pasillos como sí estuviera en otro mundo, caminando por las nubes. En eso estaba cuando una voz la saco de su ensoñación, una voz que tuvo que llamarla varias veces hasta que ella por fin "bajo de su nube".

-¡Roberta...Roberta!

-¿A?...A hola Javier...¿como estás?

-Bueno, más o menos...¿tienes un minuto?

-A...lo que pasa es que tengo nuna reunión con los chavos de la banda en unos minutos y no les gusta que llegue tarde...

-¡Por favor Roberta!...Sólo serán unos instantes...es que me siento muy mal...

-Esta bien,claro...pero dime, ¿que te pasa?

-Es mí mamá...yo...es que no tengo a nadie con quien hablar, y tú eres la única que me comprende...¡mí vida es un infierno y ya no puedo soportarlo!...estoy abrumado...(decía el chico mientras fingía de manera perfecta estar sufriendo un ataque de depresión, al borde de las lágrimas).

-No por favor...no te pongas así...cuentame lo que te pasa (dijo Roberta mordiendo el anzuelo).

Roberta se retrasaba en llegar a la reunión de la banda, y el resto de los miembros estaban impacientes por esperar.

Entre Heroes y HadasWhere stories live. Discover now