Parte 200

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Y mientras, en México, se vivía una escena un tanto diferente. Eran dos enamorados también, una pareja formada hace ya tiempo. Como todos, habían tenido sus diferencia sy sus buenos y malos momentos; y si les preguntaran ahora, seguro que éste sería de los peores. ¡Y no porque no se amen! Todo lo contrario, se aman demasiado, tanto que estarían dispuestos a todo el uno por el otro, a sacrificarse, a equivocarse, a no dejar que el uno caiga sin el otro...a no separarse jamás. Esta es parte de la historia de Miguel y Mía; ¿alguien podría contar todo el amor que se tienen? ¿Alguien sería capaz de afirmar que su historia no va a tener nunca un final feliz? ¡Quién sabe! El destino es caprichoso y tiene mucho trabajo..a veces hay que echarle una mano y darle un empujoncito.

Hacía rato que ambos descansaban en la cama del departamento de Miguel, pero quizá eso no era suficiente, no para Miguel. Acariciaba el rostro de Mía con ternura, como si fuera una frágil muñeca de porcelana que pudiera romperse con el mínimo contacto...¡Dios, cuánto la amaba! Si algo la hubiera llegado a pasar, él no se lo habría perdonado; podía asegurar que ella era su guía, su razón de vivir, con ella sentía miedo, como todos al desconocer nuestro porvenir, pero si podía asegurar algo es que tenía la seguridad que ya no podía imaginar nada sin ella, ella había sido, era y sería siempre la luz que ilumina su camino, el hada que con una pizca de ilusión volvía todo más bonito..su campanita.

-Te prometo que ya nada malo te va a pasar, estamos unidos Mía, quizá no ante Dios, pero sí ante las leyes d ela naturaleza, aquellas que nos han visto crecer y nos han dado su bendición. Sólo doy gracias por haberte conocido..(el susurro se perdió en la intimidad de la habitación y por fin cerró los ojos, uniendo su respiración con la de ella, quedando los dos abrazados y sumidos en un sueño profundo que los hacía viajar allá donde aún no habían podido llegar)

"Es peligroso Mía...No descansaré tranquilo hasta que ese criminal no esté durmiendo bajo tierra" La voz de su padre al suplicarla precaución resonaba entre los sueños de la chica, al igual que toda la conversación que habían mantenido, una dura y extremadamente delicada situación para todos. Aunque muchos no lo reconocieran, tenían miedo; miedo al dolor, a la pérdida. No hace falta ser familia de sangre para que alguien te duela con sus acciones, con sus palabras. Para todos los chavos, incluso para sus verdderas familias, la amistad, el vínculo que los unía a todos no era simplemente eso, era algo que llegaba más allá. Es algo que no se puede explicar con palabras, no saben por qué sientes lo que sienten, pero saben que lo darían todo los unos por los otros, que no necesitan hablarse en los momentos difíciles para saber que tienen su apoyo, que con sólo una mirada pueden calmar al alma más atormentada.

Entre Heroes y HadasWhere stories live. Discover now