Parte 91

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Así que allí estaban los dos, como almas desesperadas que se aferraban el uno al otro dejando que sus cuerpos hablaran por ellos...Diego no dejo de abrazarla mientras caminaba con ella llevandola a la cama, mientras ella tropezaba torpemente al tiempo que se dejaba arrastrar por él...

La chica vestía un sexy y corto camisón de dormir negro; y su escultural cuerpo se destacaba bellísimo debajo de la prenda...Estando los dos de pie al lado de la cama Diego le levantó el camisón y se lo sacó por los hombros y la cabeza...

Roberta quedó entonces vestida solamente con unas diminutas pantaletas negras sexys del estilo hilo dental, y sus bellos senos quedaron desnudos...Diego besó sus pezones, ya duros por la excitación de la muchacha; e hizo más, mam*ndo sus pechos...

Luego Diego la recostó en la cama e hizo que se tendiera boca arriba; deslizó sus manos por sus muslos y con la rapidez que dicta la pasión le bajó las pantaletas, sacandolas por los pies de la muchacha...

El chico se desnudó en unos instantes y mostraba la erección que su excitación desbocada había levantado...Se acostó sobre ella y empezó a besarla en la boca enloquecido; era como alguien que hubiera buscado a la persona que deseaba una eternidad y ahora que la había hallado quisiera entregarse a ella sin perder un minuto más, porque ya demasiado tiempo les habían robado a los dos...

Roberta correspondía, porque necesitaba demasiado de sus caricias y sus besos; era mucho tiempo que había vivido sin aquella intensa y hermosa sensación de sentir el cuerpo desnudo de él sobre el suyo. Era como sí Roberta estuviera volviendo a la vida luego de una larga travesía por un desierto oscuro y tormentoso, un desierto de pesadilla en el que había muerto cada segundo lejos de Diego...

El sexo de Diego se había abierto camino dentro del de Roberta, y una vez más la muchacha lo sintió dentro de ella; fue una entrada violenta y dolorosa, apurada por el frenesí salvaje de un Diego que desesperado buscaba poseerla. Pero la gran excitación de Roberta, manifestada por su sexo húmedecido, agradeció aquella embestida brutal; y ella lo abrazaba e incitaba a que él no le diera tregua en sus "ataques" dentro de sus entrañas femeninas.

Los dos se revolcaban en aquella cama, en aquel lecho que era testigo silente de la pasión desbordada de un hombre y una mujer que se amaban como animales salvajes; cada uno parecía una fiera que quisiera devorar al otro.

Las manos de Diego y su boca sobre los senos desnudos de Roberta; las manos de ella sobre la espalda de él y que a veces se deslizaban a las nalgas del chico...Las manos de él que a veces también exploraban el trasero de la muchacha así como sus muslos; las embestidas del sexo de Diego que a veces erán más violentas y otras más suaves...Las bocas que se encontraban y se separaban para volver a encontrarse; el cabello de ella que caía sobre el rostro de él...

A veces arriba y a veces abajo, alternando posiciones en aquella danza salvaje y excitante; apretando sus cuerpos uno contra el otro, como dos avalanchas que se estrellan una contra la otra en un brutal estallido...Diego y Roberta volvían a sentir que compartían una sola piel, bañada por sus sudores...

De pronto Diego la puso debajo de él y arremetió una y otra vez...Con fuerza y sin compasión, arrancando aullidos de placer de la boca de ella...Hasta que finalmente no pudo más y se desahogó...derramandose dentro de ella...

Acostado sobre ella, siguieron besandose suavemente sin poder contener la emoción; algunas lágrimas resbalaban por las mejillas de los dos. El amor era un bálsamo para el dolor...

Diego descansaba con la cabeza sobre la almohada y la vista clavada en el techo; Roberta dormía con la cabeza recostada en el pecho de Diego. Ambos permanecían desnudos y sería una sensación hermosa y placentera estar así después de haberse amado, sí no fuera por aquello que Roberta no sabía...

Entre Heroes y HadasWhere stories live. Discover now