Parte 32

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Diego y Roberta entraron al dormitorio de Roberta; la muchacha lo llevaba agarrado de la mano, y luego que entraron ella cerro la puerta.

-Vamos a sentarnos aquí (le dijo Roberta mientras se sentaba en la cama de ella)

-Roberta...¿Estás segura de que tiene que ser aquí que hablemos?...¡Sí nos consiguen aquí se arma una bronca gigantesca!

-Diego, no me importa correr el riesgo...necesito hablar contigo de cosas muy importantes...y quiero que lo hagamos en privado.

-OK...dime mí amor.

Roberta se quedo en silencio un minuto, y luego le agarró las manos a él.

-¡Diego...que lindos ojos tienes de verdad canijo!... (dijo ella con voz quebrada por la emoción, mientras le acariciaba la mejilla a Diego) ¡No sabes como me derriten esos ojos, y esa boca, y tú piel...!

-¡Roberta...yo...! (empezo a decir él con una sonrisa, pero ella lo interrumpio con un dedo sobre su boca)

-¡Dejame terminar "muñequito"!...Diego, nuestra relación ha progresado mucho en estos días...yo diría que ha progresado más en estas semanas que en todos los dos años anteriores...y siento que hemos madurado mucho como pareja...y en gran parte es gracias a tí, que me has demostrado tú compromiso con lo nuestro...y eso me hace muy féliz...

Diego guardaba un respetuoso silencio, porque se daba cuenta que Roberta estaba desnudando su alma una vez más y que para ella esta conversación era crucial para su vida en común.

-Pero también me doy cuenta Diego, que cuando algo progresa...llega un momento en que tienes que tomar decisiones...decisiones fundamentales para seguir adelante, porque sí no te quedas estancado en el camino y puedes perder todo lo que has avanzado...y sé que ahora me toca a mí decidir y comprometerme...pero antes necesito hablar con sinceridad y saber donde estamos en esta relación...saber sí sentimos el compromiso igual, y sí buscamos lo mismo o cosas diferentes...Diego, necesito que me respondas una pregunta, y te ruego que lo hagas con absoluta honestidad, por favor...

-¡Sí...claro!

-Diego...sí yo te dijera...que no soy virgen, ¿Me querrías igual?

Diego se quedo desconcertado y de pronto su corazón se aceleró; y sintio miedo de oír algo que podría herirlo.

-No...No te entiendo...¿Quiere decir entonces que tú...?

-Diego, te suplico que no saques conclusiones antes de tiempo y que no estés presumiendo nada...Yo no te estoy diciendo que no soy virgen...ni tampoco te he dicho que sí lo soy...Solo necesito oír algo que venga de tú corazón...necesito saber lo que sientes al respecto...¡Necesito saber sí me amarías igual y sí desearías estar conmigo...y hacerme el amor igual, sí soy virgen o sí no lo soy!

Diego vio la intensidad y la emoción en los ojos de Roberta, y comprendio que todo era muy en serio e importante.

-Esto...esto es una especie de prueba de las que las mujeres les gusta ponerle a los hombres, ¿verdad?...Lo que significa que diga lo que diga, responda lo que responda, diga una cosa o la otra; igual voy a quedar mal y voy a tener problemas, ¿verdad? (dijo Diego con una sonrisa amable, pero sintiendose preocupado y atrapado por dentro)

-No Diego, ¡Te juro que no quiero que te sientas mal por esto!...Y no me voy a enfadar, respondas lo que respondas; sólo te suplico que me contestes con la verdad...La prueba de tú amor es que me digas la verdad, no que me mientas para no herirme o para quedar bien conmigo, porque una relación no debe construirse con mentiras, sino con la verdad aunque duela.

Entre Heroes y HadasWhere stories live. Discover now