2. Malditas hormonas adolescentes

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Cuando Clarke despertó, seguía sintiendo el mundo extraño e irreal, le dolía la cabeza y estaba confundida.

Sus extremidades estaban demasiado débiles, no sólo por haberse desmayado durante el aterrizaje, sino porque ya no tenía los músculos que había ido acumulado durante esos largos meses en la Tierra. Su piel era más suave de lo que debería ser, su cabello era brillante y sedoso, y se sentía tan limpia que le dolía.

Ya no era la mujer que llamaban Wanheda, la que había derrotado a la montaña, no, ahora era una traidora, limpia y perfecta. Era la chica a la que llamaban princesa.

-Oye, Clarke-, Wells estaba a su lado, con sus ojos castaños llenos de preocupación. Se sentaba lejos de ella, ya que era muy consciente de su odio hacia él. -¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?

-Bien, estoy bien-, dijo débilmente. Y se concentró en respirar... dentro - fuera. Sacó el mapa, más como una excusa para sentarse y lo miraba fijamente.

Si había sido dura la primera vez que había caído al suelo. Esa segunda vez sería más dura aún. Eso era inesperado; imposible, incluso. Pero también lo era la existencia de los Grounders y de los gorilas mutantes gigantes. Se había ocupado de ellos, y ahora tenía todo el tiempo para hacer frente a lo que viniese.

Además de Wells sentado a su lado, las únicas personas que se encontraban alrededor eran Bellamy y Octavia, hablando en susurros feroces justo en el claro, una pareja besándose contra un árbol, y juzgando por el sonido de risitas, algunas personas dentro de la nave. Podía oír los gritos que venían del bosque. Los 100, ya se habían dispersado, debía haber estado inconsciente durante bastante tiempo.

Afortunadamente, Murphy no estaba cerca.

-Tenemos problemas, Clarke-, dijo entonces Wells en voz baja después de haber estado mirando el mapa durante un tiempo, fingiendo estudiarlo mientras su mente se llenaba de pensamientos e ideas.

-Los sistemas de ventilación fallaron, creo que eso es lo que te ha dejado inconsciente. Y el sistema de comunicación está muerto. Faltan una docena de paneles.

-Está bien-, le respondió, y se obligó a ponerse de pie. Un pensamiento le vino a la cabeza: "los vivos tienen hambre".

Clarke se preguntó si debería tratar de mantener las cosas lo más cerca posible de la línea de tiempo original, como en las películas de viajes en el tiempo antiguas que ella y su padre solían ver juntos. Pero esa opción ya no era posible, era más tarde que aquel día, cuando se habían puesto en marcha la última vez.

Incluso si lo hubiesen hecho exactamente al mismo tiempo que la primera vez, sólo con haber caminado un poco más lento o más rápido... la lanza podría perforar la garganta de Jasper, su corazón, su estómago. Podría golpear a otro de ellos. Podría haber más Grounders allí. Podría haber segadores. Lo peor de todo era que podría haber gente de Mount Weather por salir, capturarlos, averiguar sobre su sangre y rastrear al resto.

Además... ella era Wanheda. Era la comandante de la muerte. Y se negaba a permitir que le pasase algo malo a su gente. Se negaba a tratar de seguir un camino que terminaría lleno de cadáveres.

La línea de tiempo original podía flotarse.

-Okey, creo que nuestra primera prioridad tiene que ser la comida-, le dijo a Wells, guardando el mapa. -No parece que estemos cerca de Mount Weather. Así que tenemos que tratar de encontrar algo más cercano, cazar o pescar o ver si algo de lo que crece por aquí es comestible.

-Ni siquiera sabemos si hay animales aquí, ¿cómo sabremos lo que es o no es venenoso?-, señaló Wells.

-Bueno, tiene que haber algo alrededor-, dijo Clarke -Veremos si podemos encontrar a alguien más que quiera ayudar.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora