104. Un último deseo antes de morir.

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Lexa nunca había cruzado el lago Azgeda antes.

Había estado allí, por supuesto, incluso había viajado a lo largo de la orilla cuando había presionado a Nia por primera vez a la alianza. Había sido demasiado arriesgado para ella intentar cruzar el hielo en aquel momento. Cualquier tonto de Azgeda con sal, una sierra y rencor podría haber convertido todo en una trampa. Incluso la propia Nia podría haberlo intentado si pudiera estar segura de que sus acciones hubieran sido imposibles de rastrear. Desde entonces, solo lo había visto en los mapas: una forma irregular y estirada que cortaba el territorio de Azgeda como si tratara de decapitarlo.

Nunca imaginó cruzar el lago así.

Linkon era pesado y la camilla improvisada era difícil de manejar. Sin embargo, no tendría sentido dejarlo para aumentar su velocidad: Raven era igual de lenta con su herida en la pierna, y no había posibilidad de que Clarke los dejase a ambos atrás. Si Lexa había elegido enfocarse pragmáticamente en su propia supervivencia, entonces sería a expensas de los tres. Había cosas peores que morir. Ella no abandonaría a su niron y a sus amigos, aunque la expresión de Assan cuando lo miró sugería que él deseaba que ella hiciera exactamente eso.

-¿Cuál es el plan?- Clarke dijo en voz baja, arrastrando los pies para que estuviese a su lado. Raven inclinó la cabeza para escuchar pero no dijo nada.

-No lo sé-, dijo Lexa rotundamente, moviéndose ligeramente para distribuir el peso de la camilla. -Quizás deberíamos contactar a Wells, pedir ayuda.

-La radio está destrozada-, le informó Raven. -Se rompió cuando Lincoln se lanzó encima de mí para...

-Ya veo-, dijo Lexa, después de una pausa. -¿El gatillo?

-Se ve bien. Igual que la última bomba y las granadas.

Siguieron caminando, lenta y sombríamente, resbalando ocasionalmente sobre el hielo pero enderezándose, sin ningún sonido, excepto su suave respiración y el ligero golpeteo de la nieve. Lexa echó un vistazo a la costa. No había nadie todavía. Pero pronto llegarían, sin embargo, muy pronto. Los ejércitos esperaban sus informes de exploración, y las órdenes eran no restrasarse.

-Esa mujer-, dijo Raven, cambiando abruptamente el tema. -La conocías, ¿no?- Clarke levantó la cabeza y le dio a Lexa una mirada llena de compasión, Lexa sabía que Clarke también había reconocido su comunicación silenciosa con Keyza. Siendo Clarke, probablemente había entendido más del intento de mensaje de Lexa que Keyza.

Lexa consideró preguntar qué mujer, pero no creía que debiese evadir la pregunta. -Sha. Si. Ella trabajó para mí.

Raven tragó fuerte. -Correcto. Bien, por eso trató de ... ella era ...

Necesitaron detenerse durante casi un minuto mientras Raven vomitaba todo lo que su estómago contenía, las lágrimas caían por su rostro, sus vómitos intercalados con roncos ataques de tos. Entonces Clarke la volvió a levantar y se tambalearon. La nevada seguía siendo ligera. Serían vistos tan pronto como el gonakru llegase a la orilla del lago.

-No fue tu culpa-, Lexa le dijo a Raven suavemente. -Ella estaba tratando de mantenernos a salvo, tal como lo estabas tú, pero ninguno de ustedes pudo manejarlo solo. Si no hubieras actuado, Linkon y Assan habrían sido asesinados, tal vez el resto de nosotros también. Hiciste lo mejor que pudiste. Nos salvaste. Ella no te culparía.

Sabía que las palabras no tenían sentido tan pronto después de una muerte. Quizás esa era la primera vez que Raven había estado realmente cerca de los efectos de sus dispositivos, a pesar de todos sus comentarios en broma sobre disfrutar de la destrucción. Una cosa era mirar una llamarada de fuego, otra era ver arder a una persona. Una cosa era disfrutar del poder de una granada, otra para ver la piel de alguien destrozada y cortada. Y el conocimiento de que había matado a un aliado, aunque involuntariamente... podía ser autodestructivo.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora