90. Cita a ciegas.

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-¿Lista?- Lexa preguntó suavemente.

Octavia asintió con la cara determinada. A pesar de su ropa de Skaikru, nunca se había parecido más a Trikru para Lexa que en aquel momento. Estaba en sus ojos, el rizo de sus labios, incluso en su postura. En el cuchillo que escondía cuidadosamente.

Lexa esperaba que Octavia tuviese razón, que las armas Maunon estuviesen en la sala de radio. De lo contrario, todo sería considerablemente más difícil. Anya y los demás deberían estar allí en aproximadamente una hora, le había dado la señal a Malus ese día más temprano, pero conociendo a Anya, Lexa sospechaba que podían llegar temprano por si acaso. Querían sacar a los hombres del edificio de la radio primero, ya que tardarían más en encontrarlos, luego eliminarían a los centinelas de la aldea para que los demás pudiesen ingresar de manera segura. Luego cerrarían todas las puertas que pudiesen y se encargarían del misil.

-Está bien-, dijo Raven. Respiró hondo. -Todo bien. Nos vemos pronto, entonces. Uh ... ¿mucha mierda?

Lexa parpadeó, perpleja. –Em...-, dijo lentamente.

-Vale. Vale. Es una expresión. Intentaba desearles suerte.

-Volveremos tan pronto como podamos-, prometió Lexa. Sky People y sus extrañas frases. -Y si no regresamos pronto, prende fuego a varias casas y huye en la confusión.

-Lo haremos-, dijo John, demasiado rápido. Parecía que le gustaba la idea de quemar la casa de su padre. Lexa se preguntó brevemente si su relato del acto ilegal que había hecho para ser arrojado al Skybox en primer lugar había estado incompleto, luego descartó el pensamiento por irrelevante.

Ella y Octavia salieron a la noche oscura. Octavia seguía a Lexa voluntariamente, fusionándose con su sombra. Presionaron contra una pared, apenas respirando, cuando uno de los centinelas pasó. Miraba a su alrededor perezosamente, la luz de la luna brillaba en su arma mientras jugueteaba con ella, luego caminó sin darse cuenta. Llegaron rápidamente al edificio de la radio. Después de todo, era un pueblo pequeño.

-Oye-, dijo Octavia en voz baja, tocando la puerta. -Hola, chico caliente, soy yo.

Lexa se dio cuenta de que Octavia nunca usaba el nombre del guardia con el que había estado jugando para obtener información. Quizás así fuese más fácil matarlo.

-¿Occy? ¿Eres tu?

-Sí, soy yo-, dijo Octavia con voz gutural. -Yo ... sé que dijiste que estabas ocupado esta noche, pero solo tenía que verte. Te extrañé, cariño. Venga. Solo por un minuto.

Hubo un sonido de discusión silenciosa desde adentro, y luego hubo un clic cuando se abrió la cerradura y la puerta se entornó. La cara sonriente del guardia se mostró en la puerta. -Entra, oye, espera, ¿quién es esta?

-Mi amiga Saska-, dijo Octavia alegremente, empujándolo más allá. Lexa los siguió. Octavia le guiñó un ojo al guardia. -Pensé que podría hacerle compañía a tu amigo mientras tú y yo ... ya sabes ... hablamos en alguna parte. En privado.

La cara del guardia se iluminó aún más. El otro, al menos cinco años mayor, dejó escapar un gemido. -No deberíamos dejar que la gente entre aquí-, le dijo al otro. -Acuéstate en tu propio tiempo.

-Solo será un minuto-, dijo Octavia persuasivamente. -Puedes salir con Saska-. Ella agarró la mano del guardia más joven y lo arrastró a la habitación más cercana. Lexa pudo escuchar su risita exagerada ante algo que dijo.

El otro guardia y Lexa se miraron con desdén mutuo. -No eres mi tipo-, le informó bruscamente.

-No te preocupes-, dijo Lexa cortésmente. Ella miró la radio detrás de él. -Debería ... ¿deberían todas esas luces rojas parpadear así?- ella preguntó, sonando confundida.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora