44. La parada repentina

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Habían estado marchando hacia el sur durante algún tiempo y la discusión entre Clarke y Jaha había hecho que todos regresaran a su silencio incómodo anterior. La Sky People estaba conmocionada y llena de incertidumbre. Los Azgeda no estaban seguros de qué hacer con una competencia de liderazgo que no había terminado en un desafío, y consideraban la actitud de Jaha vergonzosa y débil por haber cedido.



Por otro lado, los Trikru estaban acostumbrados a considerar a Clarke como el líder de su pueblo, y estaban confundidos sobre por qué ella no había matado a Jaha por sus palabras insolentes.



Wells se veía especialmente incómodo, y Lexa sentía pena por él, atrapado entre las dos personas que más le importaban. Ella no tenía compasión de Jaha, que estaba pálido debajo de su piel oscura y que lanzaba miradas venenosas a Clarke mientras caminaban.



A Jaha le llevó mucho tiempo llegar al frente del gran grupo de personas: los guardias habían estado haciendo todo lo posible para retenerlo sutilmente, bloqueándole el camino sin lastimarlo. Se preguntaban si deberían darle algún tipo de honores por sus esfuerzos. Finalmente, se las arregló para llegar allí, por supuesto, y Lexa sabía cuál era su objetivo.



-Comandante-, le dijo Jaha a Lexa, con el rostro retorcido de ira. -Necesito hablar contigo.



Lo miró, y suspiró como si le estuviera haciendo un gran favor y levantó la mano para que todos se detengan. Luego caminó hacia un lado, lo suficientemente lejos como para que no se les escuchase. Le hizo un gesto a Clarke para que los siguiese.



-Soy el canciller-, le gruñó Jaha a Lexa. Lo miró a los ojos constantemente, pero aún así de forma indiferente.



-Y yo estoy a cargo-, dijo Clarke, explicándolo para él. Lexa apenas podía reprimir una sonrisa, estaba tan orgullosa de su fuerte e inteligente niron que apenas podía contenerla. Clarke era un líder mucho mejor de lo que se merecía el Skaikru. -Este es mi trato con la alianza. ¿La tierra que nos dejan tener? Es para mi gente. Cualquier buena voluntad de los doce clanes es hacia mí y el resto de los 100.



-La gente no la aceptará como líder, no a largo plazo-, dijo Jaha. -Eres demasiado joven, no...



-Entonces es bueno que sea solo por el momento. Más tarde, cuando las cosas se hayan calmado, consideraré quién debería estar a cargo de nuestro nuevo hogar -, dijo Clarke.



-Considerarás ...- Jaha la miró boquiabierta, más allá de toda la furia que sentía en ese momento.



-Ella lo hará-, dijo Lexa fríamente, -le he ofrecido esta tierra en nuestro trato, después de todo, es su trato, el que se le ocurrió y negoció. Clarke kom Skaikru es la única que puede decidir en quién confía para administrar su tierra.



Lexa se había sentido conmovida al darse cuenta de que Clarke había pensado tan a fondo sobre cómo el acuerdo podría beneficiar a todos sus pueblos, en lugar de sólo a Skaikru. Cómo había pensado cuidadosamente cómo evitar que los líderes reiniciaran viejos conflictos y arriesgaran al pueblo Trikru.



Probablemente tendrían que permitir que los Skaikru volviesen a su extraño sistema de votación en algún momento. Pero tal vez no por un tiempo. Si Clarke iba a vivir en Polis y ayudaría a dirigir la alianza, debían confiar en quien liderase el Skaikru. Lexa cría que en algún momento, Clarke se había dado cuenta de que ya no podía confiar en que su gente elegiría bien, no después de Pike.



Entonces ellas elegirían. Clarke y ella aún no habían decidido el sistema exacto, pero estaban considerando tenerlo de modo que Heda y el embajador debían aprobar a todos los líderes potenciales antes de cualquier votación, y a Clarke también le gustaría quizás tener algún tipo de supervisor que tuviese el poder de anular cancilleres, en caso de que alguno se saliese de los rieles.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora