73. El acuerdo.

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Cuando Clarke se despertó de nuevo, ya no estaba en el camión, estaba en una casa de Azgeda. Reconoció el estilo de diseño, el uso cómodo de los muebles, las pieles de animales en todas partes. Estaba en la cama, desatada y vestida con ropa de abrigo. Aún le dolía el tobillo, pero era un dolor más apagado. Debía haber estado dormida por algún tiempo. Sentada en una silla al otro lado de la habitación, con las piernas cruzadas elegantemente, sin un pelo fuera de lugar, se encontraba Diana Sydney.

-Es bueno ver que estás despierta-, dijo Diana a la ligera, con sus ojos color avellana inspeccionando a Clarke con astucia. Su mirada se fijó en el escote de Clarke por un momento, que seguía estampado con los moretones que había dejado Emerson, se estaban volviendo marrones y amarillos a medida que sanaban. Clarke cerró su chaqueta para cubrirlos. -Le hiciste bastante daño a mi gente.

-No sabía que eran "tu" gente-, dijo Clarke, sentándose. Se puso bien la chaqueta, queriendo sentir aún más calor. Su cabeza se sentía como si estuviera rellena de algodón. De repente se dio cuenta de que, aunque le habían quitado las armas, todavía tenía el cuchillo escondido en el pelo. Si hubiera usado eso antes, podría haber sido capaz de eliminar a todos los guardias, incluso con un tobillo lesionado, pero luego se habría congelado tratando de escapar. Ahora también podría usarlo, pero aún enfrentaría los mismos problemas. Sin duda, el resto de la Prison Station estaba afuera. Ella no podía enfrentarse a todos.

-Sí, me dijeron eso-, dijo Diana, aún mirando a Clarke como si fuera un rompecabezas interesante. -Me sorprende que no reconozcas a algunas de las personas que te tuvieron encarcelada durante un año.

-Realmente no los noté como individuos-, dijo Clarke. -Y para ser honesta, nunca esperé volver a ver a nadie en la Estación de Prisión. La Comandante me dijo que os congelaríais.

-Estoy seguro de que la Comandante pensó que moriríamos. Después de todo, ella ordenó que la reina bárbara a cargo de estas partes nos matara -, dijo Diana.

-Ella no me dijo eso-. Ella no había dicho eso, pensó Clarke, aunque fingió un ceño enojado ante la supuesta traición. Entonces, ¿es mentira era de Diana o la de Nia?

-Afortunadamente, la reina hizo otra cosa-, continuó Diana, y Clarke decidió que era la mentira de Nia. -Nos dio este pueblo, algo primitivo, para vivir. Nos ha provisto de comida y agua.

-Eso es muy amable de su parte-, dijo Clarke y continuó. -¿A cambio de qué? Ninguna de estas personas hace nada por nada-. Era importante que estableciera su oposición a Lexa lo antes posible. Ella no podía ser otra cabeza enviada a Lexa, otra Costia. Ella no le haría eso a ella.

-Nia reconoce que tenemos mucha ayuda para ofrecer-, dijo Diana casualmente. -Para empezar, nuestro armamento, nuestra capacidad de entrar en Arkadia de manera encubierta y nuestra comprensión de la tecnología. Y tu...-

Clarke se miró a sí misma y nota, con cierta incredulidad, que le habían vendado el tobillo roto con cuidado. La estaban entregando para que muriese, pero querían que estuviese en buenas condiciones cuando lo hiciese. La hipocresía era repugnante.

-Ten cuidado-, dijo Clarke sombriamente, mirando a Diana nuevamente. -Estos salvajes solo cumplen su palabra mientras les convenga. Incluso cuando cumplen su palabra, te traicionan de alguna otra manera. Mira lo que le pasó a nuestra gente -. Ella sintió que estaba fingiendo ser Pike. Era incómodo, pero parecía ser que intrigaba a Diana. Quizás, después de todo, esa era una actitud que Diana entendía.

-¿Qué le pasó a nuestra gente?- Diana preguntó, sonando solo un poco curiosa. -Mis guardias dijeron que todos parecían estar bien cuando fueron allí a buscarte a ti y al misil.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora