22. Eres mi debilidad.

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Lexa se movió a la izquierda, haciendo una finta al lado derecho y luego dio un golpe desde la izquierda, antes de esquivar un golpe del bastón de Anya. No había ningún truco para aprender a luchar más que intentar aplicar durante la práctica todo lo que había aprendido durante su vida. Anya le enseñó casi todo lo que sabía. Pretender ser más débil que ella sería una tontería, ya que Anya conocía la fuerza de Lexa y la suya propia. Fingir ser menos hábil solo sería burlarse de ella. En cambio, en las peleas con Anya, Lexa debía confiar en su mayor velocidad, su pensamiento rápido, su propio conocimiento de las técnicas de Anya.

En una pelea real, por supuesto, derribaría a Anya casi de inmediato. Lexa podía lanzar sus cuchillos con mucha mayor precisión; la lucha terminaría antes de que Anya cerrara la distancia entre ellas. Con una lanza, sería igual de rápido. Incluso con espadas, probablemente tendría una ventaja más notable debido a su velocidad, ya que no se necesita mucha fuerza para cortar a alguien. Pero la debilidad de Anya en realidad era que consideraba a Lexa su mejor logro en lugar de su competencia, por lo que le agradaba ser derrotada la mayoría de las veces.

Pero, pelear con bastones le permitía a Anya usar su fuerza y estatura ligeramente mayores para su beneficio, y eso las emparejaba. Esto permitía que Lexa se ejercitara igual de bien y que fuera más un concurso de habilidades.

Anya balanceó el bastón por completo y lo derribó contra los de Lexa con un fuerte chasquido que hizo eco a través de la plaza, llena de espectadores ansiosos, y Lexa deslizó su barra contra el golpe fuerte en una astuta puñalada hacia el centro de Anya. Anya se alejó del trayecto, cambió de postura y asestó su siguiente golpe hacia el costado de Lexa, obligando a Lexa a apartarse del camino también. Anya iba a la ofensiva.

Wells caminó por la plaza. Hizo una pausa para mirar a Lexa por un largo momento, la infelicidad se veía grabada en su cara, luego se giró y con un movimiento de cabeza se alejó de allí.

Lexa frunció el ceño, y apenas evitó un golpe en la cabeza.

-¡Sloppy!-, dijo Anya con calma, aunque también había registrado la breve expresión del chico Skai. Lexa podía adivinarlo por su ceño fruncido.

Lexa gruñó levemente, y deslizó su pie inesperadamente detrás de la pierna de Anya, causando que tropezase y casi se cayera. Cuando Anya se recuperó, Lexa balanceó su bastón en un movimiento diagonal que su viejo Fos apenas pudo evitar. -Mejor-, concedió Anya, sin aliento.

Clarke también se apresuró a cruzar la plaza ahora. Y le dio a Lexa una mirada significativa, luego caminó en la misma dirección que Wells.

Lexa decidió que era hora de terminar el juego. Agarró el bastón y le dio una patada a Anya, cuando Anya logró evadirla, agarró el cuello de Anya y la empujó hacia ella, bajando la cabeza para que sus cráneos se estrellasen.

Dolió, pero más a Anya. Y no había duda de que en una pelea real, con toda su fuerza detrás, apuntando al punto más débil de la cabeza de Anya en lugar de a los más bonitos, Anya ahora estaría muerta o al menos discapacitada.

-Bien hecho-, jadeó Anya, llevando una mano a su cabeza y haciendo una mueca. -Podemos hacer de ti un guerrero todavía, yongon-, dijo en tono de broma. El sentido del humor de Anya siempre había sido burlón, y Lexa estaba muy acostumbrada a su entrega inexpresiva de estos.

Lexa no respondió. Estaba mirando para ver dónde había ido Clarke, pero la chica Skai ya había desaparecido.

Entregó el bastón al gona más cercano. -¡Lucha contra ella!-, ordenó. -Tal vez derrotar a este guerrero pueda restaurar tu confianza- dijo entonces mirando a Anya. Una risa silenciosa onduló entre la multitud de espectadores. Anya le dio una sonrisa al desafortunado gona.

Lexa caminó con confianza en la dirección que Clarke y Wells habían tomado. Comprobó la casa que Wells acababa de solicitar el día anterior, pero estaba vacía. La tienda de Clarke estaba igualmente desprovista de gente. Su tercer intento era la casa pequeña de Finn y Raven, antes llamada la de Finn y Wells, donde encuentró a varias personas, aunque no a quién buscaba.

Finn se apoyó contra la pared, mirando al suelo, con el ceño fruncido. Wells estaba sentado, parecía molesto, mientras Raven intentaba consolarlo torpemente, visiblemente incómoda en su papel. Los tres miraron hacia arriba mientras Lexa se aclaraba la garganta.

-¿Dónde está Clarke?- preguntó, no había lugar para el tacto. Clarke parecía que necesitaba a Lexa. Así que debía encontrarla.

Los ojos de Wells estaban un poco rojos, pero él la mira a los ojos. Si había lágrimas en sus ojos, ahora se ya se habían ido. -Así que ... tú y Clarke, ¿eh?-, dijo intentando esconder las emociones.

Ella simplemente lo miró, sin saber qué decir. Estaba claro para ella ahora que él tenía sentimientos más allá de la amistad hacia Clarke. Clarke no le había advertido de esto, ¿tal vez ella no lo sabía? -Sí-, respondió. -Yo y Clarke.

Wells asintió lentamente, como si esa corta respuesta fuera exactamente lo que esperaba. -Ojalá me lo hubiera dicho ella misma-, dijo tristemente, casi para sí mismo, y luego se enfocó en ella de nuevo. -Trátala bien. O tendrás que vértelas conmigo-. Su expresión se endureció un poco al decir esto, y logró una media sonrisa, a pesar de la amenaza implícita. Quizás él la considere una amiga, después de todas sus partidas de ajedrez.

Lexa asintió bruscamente a Wells, luego se dio vuelta y abandonó la habitación. Mientras salía, oyó a Finn decir -Es mejor así-, en lo que él sin duda creía que era una manera de reconfortarle.

Lexa no entendió lo que quiso decir Finn. Pero Wells, independientemente de sus sentimientos, claramente ya estaba tratando con esta nueva realidad. Si ella había juzgado su expresión correctamente, su dolor podría tener más que ver con su falta de conocimiento sobre lo que había pasado en la vida de Clarke que sobre su posición como amante de Clarke; tal vez nunca esperó que sus sentimientos románticos hacia Clarke se hicieran realidad. O tal vez era simplemente tan desinteresado que preferiría que Clarke fuera feliz, incluso si lo era con alguien más. En cualquier caso, no estaba enojado con Lexa.

Encontró a Clarke en su tienda, donde quizás debería haber mirado primero. Clarke estaba sentada en la cama, mirando la nada pensativa.

-Tenemos un problema-, dijo entonces.

Lexa se sentó en la cama junto a ella con cautela. Ella había consolado a Clarke después de las ejecuciones, los misiles y el genocidio, pero nunca la había ayudado a lidiar con algo tan simple como los sentimientos de un amigo que estaban siendo heridos. Era extraño. -Wells parece estar bien-, dijo con cautela.

Clarke se volvió para mirarla. -¿Has hablado con él?

-Sí. Me dijo que te tratara bien.

-Oh-, dijo Clarke. -Oh Dios.

-... ¿Estás bien, Clarke?

-Estoy bien-, dijo. -Solo ... creo que siempre supe que parte de nuestra amistad se basaba en sus sentimientos por mí-. Pero cuando Octavia dijo que estaba contigo, parecía que se había rendido a eso. Quiero decir, pensé que lo estaba superando antes de eso, pero supongo que no ... se veía realmente aplastado. Nunca quise hacer eso.

-Sé que no lo hiciste-, dijo Lexa. -Y él también.

-Ajam…-, Clarke suspiró. -No es por eso que estoy aquí, sin embargo. Estoy aquí por Octavia. Estaba tratando de averiguar qué hacer con ella, y necesitaba hablar contigo.

-¿Qué hay de Octavia?- dijo Lexa, confundida.

-Cuando dije que necesitaba hablar contigo, Wells no era mi principal preocupación-, respondió Clarke. Se movió para apoyarse contra Lexa, apoyando su cabeza en el hombro de Lexa. Lexa alisó su cabello hacia atrás y besa su cabeza ligeramente, incluso este pequeño toque afectuoso hacía que su corazón se acelerase un poco. -Octavia sabe de nosotras. Más que el hecho de que estemos juntas. Octavia, y Lincoln, para el caso, han estado trabajando en algunas teorías sobre por qué parece que nos preocupamos tanto por los demás y sabemos mucho de lo que está sucediendo. Sospechan.

Lexa parpadeó, absorbiendo esta información. La preocupación y la expresión de preocupación de Clarke tenían más sentido ahora. Sin duda, Clarke sufriría por Wells, ella era muy empática. Pero las mayores preocupaciones de Clarke se relacionaban más con la supervivencia de su gente, no con la salud emocional de un individuo. -Ya veo-, dijo ella, considerando esto.

-No puedo decidir si deberíamos decirles todo-, dijo Clarke. -Se les ocurren ideas descabelladas.

-¿Tan bizarras como la realidad?- Lexa preguntó secamente.

Clarke se las arregló para reír. -Eso es un buen punto-, admitió. -Quiero decirles. Quiero que más gente sepa. Mi amistad con Octavia se está desintegrando por esto. Ella está arremetiendo, ya no confía en mí, y no tenía los más cálidos sentimientos hacia la autoridad para empezar. Además, francamente, me va a costar mantener mi mitad de la amistad si ella sigue atacándome como lo hizo. Sería bueno que finalmente nos explicáramos. Realmente no quiero que ella y Lincoln asuman que tenemos razones siniestras para todo lo que estamos haciendo.

-¿Pero…?

-Pero no creo que nos crean-, dijo Clarke. -Pensarán que estamos mintiendo.

-Ya piensan que estamos mintiendo-, señaló Lexa.

Iba en contra de todos sus instintos el compartir esta información con cualquiera. Sus años como comandante le habían enseñado que la información que otros no tienen era una ventaja que no debía darse.

Pero entonces, sus años como comandante también le habían enseñado a no confiar en nadie. Le habían enseñado a eliminar las amenazas de inmediato, cualquier amenaza. Le habían enseñado que el amor era debilidad. Todos sus instintos le gritaban que no estuviese allí, que no tuviese el calor de Clarke a su lado, que no se permitiese sentir la emoción que sentía cada vez que veía a Clarke.

Desde el momento en que conoció a Clarke, sus instintos habían librado una batalla perdida contra las, al principio apenas perceptibles, incitaciones de su corazón lleno de cicatrices.

Clarke la estudió, y frunció el ceño. -¿Entonces crees que deberíamos hablar con ellos?

Lexa se encogió de hombros. -No puedo pensar qué daño podría hacer. Ya sospechan, ya desconfían de nosotras.

No tenemos ninguna prueba-, dijo Clarke después de un largo y reflexivo momento. -Hemos cambiado todo demasiado. Lo último de lo que estaba incluso un poco seguro era de que Raven bajaba. Polis, TonDC, el Arca ... hemos alterado mucho el mundo. Ni siquiera hemos hecho nada directamente a la montaña y todavía hemos cambiado por completo todo allí. No puedo empezar a adivinar qué sucederá después-. Miró a Lexa, con ojos preocupados. -Tu crees ¿Deberíamos haber tratado de seguir el mismo camino? ¿Al menos un poco? Entonces sabríamos qué iba a pasar.

-Y muchos más estarían muertos-, Lexa la miró fijamente. -Y ...- ella dudó, luego continúa. -E incluso si hubiera decidido que seguir ese camino era lo mejor, no creo que pudiera haber esperado tantas semanas para verte de nuevo.

Clarke sonrió, la preocupación en su rostro se aliviaba por momentos. -¿Qué le pasó a eso de 'llevará el tiempo que haga falta'?

-A veces lleva demasiado tiempo-, dijo Lexa solemnemente, aunque una sonrisa la traicionó. -En verdad, Clarke, no sentí que pudiera respirar adecuadamente en este nuevo mundo hasta que te volviera a ver. E incluso entonces, incluso entonces me dolió verte, porque Finn estaba a tu lado y no sabía si te había perdido.

-Soy yo la que casi te pierde-, dijo Clarke con fiereza, tomando su mano para que sus dedos se entrelazasen, juntándolas en el regazo de Clarke. -Lo sueño casi todas las noches.

-No te habría culpado si aún lo hubieras amado-, Lexa cerró los ojos por un segundo, aspirando el aroma de Clarke justo al lado de ella. No hablaban del viejo mundo en términos de ellas a menudo, solo en términos de su gente. La supervivencia de su gente. Eso era inusual. -Tú también lo perdiste, después de todo.

Ella podía recordar el dolor feroz de ver a Finn, sabiendo lo que debió ser. Pero el recuerdo se desvaneció en comparación lo que estaba haciendo Clarke, su mano estirada para levantar la barbilla de Lexa, sus ojos suaves y cálidos, su voz un susurro. -Ese mundo ya no existe-. Y a Lexa le había sorprendido, dejándola sin palabras, demasiados recuerdos imposibles colocados demasiado rápido uno detrás del otro, Clarke aquí, su recuerdo de Clarke, y Clarke suya, tres descubrimientos maravillosos seguidos.

Clarke se inclinó, movió su cabeza y la besó ligeramente, y Lexa se perdió en ella, la sensación de las manos de Clarke enredándose en sus trenzas, la sensación de sus labios moviéndose tan suavemente sobre los suyos.

-Me alegra que hayas venido por mí tan pronto-, dijo Clarke en voz baja, alejándose solo una pulgada para decirlo. Lexa podía sentir el aliento de Clarke contra ella. -Un poco más habría sido demasiado largo para mí también.

-Ai hodnes, ai kwelnes-, susurró Lexa. -Nunca podría estar lejos de tí.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora