20. Elige tus batallas con sabiduría.

5.3K 454 18
                                    

-Si movemos el caballo para tomar ese peón-, susurró Clarke.

Lexa se dio un minuto y sacudió la cabeza. -En tres turnos eso nos hará perder a nuestro alfil, Clarke.

Según Clarke, el Skaikru no podría bajar hasta dentro de al menos dos semanas. Así que decidieron o bien regresar a Polis por el momento, o encontrar en qué ocuparse en TonDC: Lexa, sin ninguna duda, eligió a TonDC.

Ella podría justificarse a sí misma de muchas maneras. Podría decir que deseaba estar disponible para recibir cualquier información nueva de inmediato, o fingir que le estaba dando a los embajadores la oportunidad de experimentar una autoridad más directa en los asuntos cotidianos de Polis. Ella podría hablar de entrenar a los gonas allí.

Pero, ¿la verdad? La verdad era que Lexa estaba allí porque allí es donde estaba Clarke. Incluso si llevaban la radio a Polis, estaría tan distraída con las responsabilidades que tal vez no tuviera tiempo para pasar con ella. En cambio, en TonDC, Indra y Anya eran capaces de manejar las cosas y Lexa podía dormir con Clarke, tocarla y hablar con ella, y ahora mismo con su ayuda, intenta vencer a Wells en ese confuso juego de estrategia.

Ya se había acercado mucho dos veces, y una de las cuales había causado el final del juego porque ambas partes tenían solo dos piezas y resultaba imposible completar la trampa conocida como "jaque mate". Pero ahora Clarke estaba allí, no secuestrada con la radio hablando con su madre o Kane, y Lexa no deseaba perder frente a ella.

Había más audiencia, Anya descansaba en la esquina, limpiando debajo de sus uñas con un cuchillo mientras Tris miraba a Lexa sin perderse ni un detalle; Octavia estaba sentada con las piernas cruzadas en el suelo, frunciendo el ceño a Clarke, como si estuviera armando un rompecabezas; Jasper y Monty ignoraban el juego para murmurar comentarios entre ellos y se ve que habían tenido dos veces la razón ya que chocaban sus propias palmas de una manera extraña pero de auto-felicitación; Finn estaba sentado junto a Wells con un espacio bastante tenso entre ellos y trataba de sonreírle de manera alentadora, solo para ser ignorado por alguna razón; y, finalmente, Raven estaba de pie al otro lado de Anya jugando con varias piezas de metal, ajena a la molestia de Anya por su cercanía.

Lexa vaciló. Movió cautelosamente uno de sus peones hacia delante un espacio, y miró a Wells por debajo de sus pestañas nerviosamente. -Este juego es muy confuso-, dijo inocentemente, y observó mientras él sonreía ante su supuesto aire de inocencia.

-Lo sé-, le aseguró Wells, moviendo a su reina para tomar el peón sin mirar de cerca, demasiado concentrado en la tranquilidad de Lexa para volver a verificar su juego. -Me tomó años para...

-Jaque mate-, dijo Lexa con serenidad, moviendo a su propia reina. Un alfil desafortunadamente colocado le impidió a Wells defender a su rey, y no podía moverlo ya que estaba amenazado por varias piezas. Había sido el cuidadoso trabajo de múltiples giros para colocarlos así sin que se notase.

-Oh, de ninguna manera-, dijo Finn, pareciendo cómicamente molesto. -No es justo. Ni siquiera he estado cerca de vencerlo, ¿y puedes hacer jaque mate en tu tercer día de juego?

Raven se rio y levantó la vista de su trabajo. -Cariño, eres bueno en muchas cosas-, dijo moviendo las cejas con entusiasmo, -pero la estrategia no es una de ellas.

Wells miró hacia otro lado, y Lexa sospechó que bajo el camuflaje de su piel oscura estaba enrojecido. Había observado que él tenía fuertes vínculos con Clarke y Finn, y había notado que los comentarios sugerentes con respecto a cualquiera de ellos, incluso bromeando, como los que Jasper ocasionalmente dirigía hacia Clarke, lo hacían sentir incómodo.

Wells volvió a mirar el tablero de ajedrez, evaluando las posibilidades. Finalmente, levantó sus ojos cálidos y pensativos hacia ella y sonrió. -Bien hecho-, dijo con pesar. Deberías jugar con mi padre, el canciller, cuando baje. Normalmente él es el único que puede vencerme.

Era tan firme y amable, que Lexa sintió una punzada de pesar por el hecho de que, sin duda, regresaría permanentemente a Arkadia una vez que estuviese construido. Sus lazos con su gente serían más fuertes que cualquier otro, pero ella sentía que él podría haberlo hecho bien entre los Trikru. De una manera extraña, él le recordaba a Gustus.

-Lo espero con ansias-, dijo Lexa cortésmente, inclinando la cabeza. -Pero por ahora, desperdiciamos las horas de luz. Deberíamos ir a entrenar .

Miró a Clarke, que estaba encantada de ver a Lexa interactuar con sus amigos. En el viaje a Polis, Clarke le pidió a Lexa que la entrenara, para que pudiera recuperar algunas de sus habilidades anteriores, y esta era la primera oportunidad que realmente tenían. La mayoría de los reflejos de batalla de Clarke provenían de luchas con animales salvajes, luchas desesperadas, ninguna de las cuales Lexa consideraba ser un verdadero entrenamiento de gona. Era probable que tuviese que comenzar desde el principio, enseñándole las posturas y cómo distribuir su peso.

Lexa esperaba que eso requiriese mucha instrucción práctica.

-Lincoln comenzó a enseñarme-, dijo Octavia, a propósito de nada. -Y soy bastante buena. Voy a ir a entrenar contigo… si no es problema, ¿Heda?- añadió desafiante y sin sentido en su tono.

-Sha, Octavia. ¿Alguno del resto de ustedes desea venir? El entrenamiento no será demasiado avanzado.

Wells miró a Clarke, luego se encogió de hombros -¿Por qué no?- Finn lo miró por un segundo, luego miró a Raven y frunció el ceño, ambos sacudieron la cabeza al mismo tiempo, Raven inmediatamente volvió a mirar su rompecabezas de metal.

Monty le susurró algo a Jasper sobre hacer ejercicio y Jasper lo golpeó en el hombro, y también dejaron escapar un coro de negativos, riendo. Anya dejó escapar un resoplido que podría ser un suspiro o una risa desdeñosa, pero envolvió su cuchillo y se movió para seguir a su vieja Seken. Tris la seguía con entusiasmo mientras salís junto a todos.

Los Skaikru eran... no impresionantes, para Lexa, al menos al principio. Así que se enfocaba en enseñarles cómo estar de pie correctamente y ejercicios para fortalecer sus músculos, sin armas hasta que demostrasen algún tipo de habilidad en esas actividades.

Disfrutaba mostrándole a Clarke la forma correcta de ponerse de pie, moviendo sus extremidades, disfrutaba de las chispas que sentía cada vez que colocaba sus manos sobre Clarke, la forma en que Clarke se enrojecía y lamía sus labios con demasiada frecuencia. Sin embargo, e incluso con esa distracción, Clarke captaba todo más rápido que los demás y lo agregaba a su estilo de lucha ya desarrollado fácilmente.

Pronto, fue lo suficientemente buena como para herir a alguien durante la lucha, y Lexa retrocedió, decidiendo que no podía intercambiar golpes con Clarke en ese momento, incluso en la práctica. Llamó a un gona para que practique con ella y vio el alivio en la cara de Clarke. Ella tampoco quería pelear con Lexa.

Clarke era muy consciente de cómo defenderse y lo probó al derrotar al gona después de solo unas cuantas rondas. Si bien aún el gona ganaba la mayor parte del tiempo y tenía una clara ventaja, Clarke le hacía trabajar duro para encajar cada golpe. Con un poco de músculo agregado, Clarke sería realmente formidable. Lexa se enorgullecía de su exitosa amante.

Era una pena que la presencia de otros significase que no podía expresar ese orgullo como le gustaría, pero más adelante, en la carpa reservada para Lexa, encontraría una razón para enaltecer repetidamente las virtudes de la líder Skaikru.

Esa era una satisfacción que Lexa nunca ha experimentado antes. Se detuvo un momento para deleitarse con ello. Ahí estaba Clarke, allí, justo allí, a cierta distancia: Clarke, que la conocía como nadie más lo había hecho, que conocía todo de ella y la entendía completamente como incluso Costia no pudo hacer jamás, porque Costia vivía en la luz, pero su muerte trajo la oscuridad a Lexa, lo que la hacía preguntarse si Costia podría haber amado a esta versión del Comandante tanto como a la primera.

Clarke que la veía como realmente era ahora, que había sido herida por la responsabilidad de Lexa, pero sin embargo la miraba con ese calor imposible en sus ojos Skai. Una joven skai, caída de las estrellas para ella.

Solo deseaba que tuvieran más tiempo juntas. Que no fueran momentos robados. Que no hubiese peligros que las rodearan desde todos los ángulos, el Maunon. El azgeda. Su propia gente.

Entonces giró la cara y vio a Octavia que tenía una fiereza que le serviría bien, apuntó Lexa. Incluso entrenando, y siendo derrotada por, Tris, una chica de la mitad de su edad, no atenuaba el fuego en sus ojos. Alentó a Tris a ser tan ruin como lo sería en una batalla normal, y se ponía de pie cada vez que era derribada. Octavia ignoraba su sangre y los moretones como si no hubiera dolor en absoluto. Sintió una renuente admiración por su tonta oposición constante a Lexa, un disgusto que sabía por las miradas ocasionales que le dirigía Octavia que aún existían.

-Ella es fuerte, esa-, comentó Indra detrás de ella, sorprendiendo a Lexa, que no se había dado cuenta de que ella estaba allí. Sus ojos observaban a Octavia.

-Si-, dijo Lexa de una manera no comprometida. -Sin embargo, sin un Fos, sospecho que la promesa se reducirá a nada-. Observó a la mujer mayor con cuidado.

Indra entendió la implicación de inmediato. -¿Quieres que entrene a la chica?- Sonaba muy ofendida.

-No hay mejor entrenador-, dijo Lexa uniformemente. Ella e Indra se miraron la una a la otra por un largo momento, y Lexa agregó -A juzgar por sus miradas, ella y Lincoln algún día tendrán algo.

-Fantasías absurdas-, se burló Indra.

-Tal vez-, dijo Lexa -o tal vez no. En cualquier caso, ella es hábil aunque carece de disciplina. Serías una excelente Fos para ella-. Dejó que Indra lo pensase y decidió no seguir presionando.

-Lo consideraré-, dijo Indra finalmente, lo que para ella era tan bueno como una aceptación.

Lexa asintió. Indra seguiría su sugerencia, ya que Indra era leal. Por sí misma, no estaba segura de por qué sugirió ese camino: ¿cierto afecto por el mundo original, el que ya no existe? Quizás. Fue en ese mundo, después de todo donde cuidó a la joven Skai de ojos ardientes y respuestas agudas.

Wells también podía llegar a ser razonablemente hábil, aunque en su caso era menos talento nativo y más sobre su obediencia a la instrucción y su solidez al pensar. Él observaba la postura y los movimientos con cuidado, y los seguía tan precisamente como podía. Cuando lo corregía su compañero, Anya, no mostraba un ego frustrado, sino que se movía con calma para corregir su error. También demostraba más fuerza que los demás; tal vez, como hijo de su gobernante, se le permitió más comida que a los demás. Él era probablemente el único de los Sky People que podría entrenar con Anya sin sacarla de quicio de alguna manera, y Lexa se alegraba de haberlos juntado.

Lexa se preguntó cómo murió en el primer mundo.

Luego dejó de preguntarse y volvió a ver a Clarke entrenar. Admirando el movimiento de sus brazos, sus piernas, su fiereza. El resplandor de los ojos azules, la astucia con la que luchaba. La silueta de su cuerpo contra el sol poniente, el halo de luz de ella convirtiendo su cabello en oro ardiente. Ella era increíble.

-¡Lexa!,- Clarke gritó finalmente después de lograr golpear a la gona por tercera vez, brillando en sudor. -Creo que ya no me queda fuerza. También necesitaba hablarte sobre la conversación que tuve con el Arca antes, ¿estás libre?

La mirada de Clarke era demasiado cálida. Tal vez la mirada de Lexa había sido demasiado admirativa. Lexa se aclaró la garganta e intentó sonar normal, a juzgar por el bufido de Anya, no lo logró por completo, -Por supuesto, Clarke. Ven por aquí.

Llevó a Clarke a donde se había estado quedando, y donde ella y Clarke habían estado manteniendo "discusiones" mientras Clarke le informaba sobre las conversaciones con el Arca. Estas discusiones rara vez involucraban más de un minuto de charla.

Apenas estuvieron dentro Clarke la empujó contra la pared y la besó a fondo. -Gracias por el entrenamiento-, dijo, moviéndose para que sus brazos estuviesen alrededor de Lexa, entrelazados perfectamente, para que sean un solo ser.

Según los estándares de Titus, Lexa era débil. Ella lo sabía. Pero estaba en el paraíso.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora