86. Jugando a las casitas.

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Malus se ofreció llevarlos a la estación de la prisión cuando llevaran la comida, pero Lexa se negó. No quería que pareciese que tenían una multitud de personas ayudándoles: el plan era que estaban desamparados, desarreglados y débiles, en la aldea. La presentación importaba. Entonces, en cambio, fueron como un pequeño grupo compacto, mientras que los otros permanecían en la aldea. Lexa era muy consciente de que Anya, Linkon y Zion no estaban contentos con aquello, pero no se podía evitar.

-Ya sabes, después de que hayamos terminado con la Estación de la Prisión, la quemaré-, dijo Octavia sombríamente, tirando de la ropa Skaikru que llevaba puesta. -Ya quemé la que tenía que usar en Mount Weather. ¿Por qué todos estos planes implican que me vista como si todavía estuviéramos en el Arca?

-Oye, no tenías que venir-, señaló Raven. Al igual que el resto de ellos, estaba manchada de tierra y tiritando. Lexa quería que se viesen tan patéticos e impotentes como pudiesen.

-De acuerdo con las instrucciones de Malus, llegaremos pronto-, dijo Lexa en voz baja. -John, caminaba delante. -Recuerda, tú hablarás la mayor parte del tiempo. Deja en claro que esta fue tu idea-. Esto era por dos razones: en primer lugar, John tiene la mejor razón para querer estar aquí que estar con su padre. En segundo lugar, porque John era el que Lexa quería que Diana vigile más de cerca. El resto de ellos debían poder moverse más libremente.

Era extraño entrar a un pequeño pueblo de Azgeda y de repente ser apuntados con armas. Lexa levantó las manos, abrió los ojos y dejó escapar un pequeño gemido. También había varios Azgeda gona, levantando lanzas y espadas.

-¡Oye!- John dio un paso adelante, su ceño se profundizó. -Mi nombre es John, John Mbege, soy del Arca. Fui parte de los 100 originales que fueron enviados. Estoy aquí para ver a mi padre ...

-¿John?- una voz profunda provenía de detrás de ellos. Girándose, Lexa vio a un hombre bajar su arma, su rostro dividiéndose en una sonrisa. Se parecía un poco a John, pero con un par de diferencias notables, una de ellas eran sus ojos oscuros, John los tenía verdes. Otra era que se parecía a alguien que sonreía a menudo, con líneas de risa grabadas profundamente en su rostro, a diferencia de su sombrío hijo. -¡John!- Avanzó y abrazó a John, que se puso rígido apenas lo tocó su padre. -¡Pensé que estabas muerto! Oh, qué bueno verte de nuevo, hijo mío, hijo mío ...

Una mujer rubia salió de una casa cercana. -Mbege-, dijo bruscamente, apartándose un mechón de cabello de la cara y entrecerrando los ojos al grupo. –Vuelve.

Después de un segundo, él obedeció, retrocediendo dos pasos, pero la miraba como si estuviera loca. -Este es mi hijo-, dijo, dándole una palmada en el hombro a John. John se estremeció de nuevo al ser tocado y Lexa sacó sus propias conclusiones sobre su distanciamiento. -Canciller, pensé que nunca lo volvería a ver.

-Pensé que nunca volvería a ver a nadie del resto del Arca-, comentó Diana Sydney, con ojos color avellana evaluándolos uno por uno fríamente. -¿No eres Raven Reyes? Me sorprende verte sin Abby Griffin, pensé que ustedes dos eran socias.

Raven se encogió de hombros, con la cara agria. -Eso fue mientras queríamos lo mismo, bajar aquí-. Ella escupió en el suelo. -Ahora estamos abajo. Ella es parte del Consejo y yo solo soy un mecánico junior. Atascada trabajando dieciocho horas al día a cambio de suficiente comida para no morir de hambre.

-Cuando le dije que estaba saliendo de Arkadia y que iba a buscar a nuestra gente, me pidió de venir conmigo de inmediato-, le dijo John a Diana. Le hizo un gesto a Octavia. -Octavia vino porque ya no quería estar atrapada en Arkadia.

-Viví toda mi vida en una celda u otra-, dijo Octavia con fiereza. -Estoy harta de eso. Estar rodeada de cientos de personas que no te dejan ir a ningún lado ... nunca más.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora