97. Acepta el destino.

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-No estás comiendo lo suficiente-, se quejó Gustus, preocupado por Clarke mientras ella comía el último pan. -Le diré que traiga más comida, luego.

Clarke puso los ojos en blanco. -Estoy segura de que está trayendo todo lo que puede, Gus-. Francamente, no le molestaba tanto su hambre como su frustración. Ella y Gustus se estaban recuperando bien allí, y hacía un temperatura razonable, pero estar acostada tranquilamente en un sótano escondido las veinticuatro horas del día la volvería loca rápidamente.

-No estoy tan seguro-, dijo Gustus, con una voz de desagrado. -Debería dejar de comer él mismo si tú lo necesitas más. Hizo votos a la Comandante y a la alianza. Como su segundo al mando, esos votos también son para ti.

-Bueno, no necesito más comida-, dijo Clarke razonablemente. -Estoy bien. No quiero que se muera de hambre por mí, independientemente de los votos que hizo a la alianza -. Ella lo miró en la penumbra. -¿Por qué aceptó ser un espía para Lexa, de todos modos? ¿Lo recuerdas?

Gustus suspiró, algo molesto. -Lo recuerdo, sí. Hace años, cuando Azgeda y Trikru todavía estaban en guerra y Heda acababa de ascender, vivía cerca de la frontera. Su hija era una Seken y su unidad fue atacada por uno de los nuestros y casi todos fueron asesinados. El resto fueron llevados a Polis como prisioneros para ser interrogados. Lexa dio órdenes de no dañar a la niña debido a su juventud, Assan vino al sur y prometió su servicio por su vida, y ella fue devuelta a él -. Se vio perdido en los recuerdos. -Después de eso, Assan se mudó al norte, y desde entonces ha sido incansable en la búsqueda de información para Heda, a pesar de que su hija ahora es mayor-. Él miró a Clarke y sus labios se arquearon en el fantasma de una sonrisa. -¿Me preguntaste esta historia para recordar su lealtad pasada y ser menos crítico?

-Eso depende-, dijo Clarke en tono de broma. -¿Funcionó?

-Quizás-, dijo evasivamente Gustus, aunque incluso en la oscuridad pudo ver la diversión en sus ojos.

-Supongo que eso significa que es mi turno para contar una historia-, comentó Clarke. –Aunque creo que me quedan pocas.

El piso encima de ellos estaba demasiado cerca para que incluso puediesen sentarse, así que para el entretenerse se habían limitado a hacer cosas como flexiones y medias sentadillas. Además de la comida que Assan les traía y los breves viajes regulares para hacer cosas como ir al baño y respirar aire fresco, realmente no había nada más que hacer. Se callaban cuando había un sonido de conversación arriba, cuando alguien visitaba a Assan, pero habían estado ocupando el resto del tiempo con conversaciones susurradas. Las historias de Gustus eran concisas y nada descriptivas, y las de Clarke estaban llenas de autointerrupciones mientras ella aclaraba cuáles eran las diferentes cosas en el Arca, pero era mejor que nada.

Por supuesto, ella podría contarle la mejor historia que tenía. La historia de viajar en el tiempo. Pero si había alguien que debería decidir si contarle esa historia, era Lexa.

-He tenido la intención de hablarte sobre algo más importante-, dijo Gustus, repentinamente grave. Pasó algo a las manos de Clarke.

Ella se dio cuenta de lo que era por la textura más que por el aspecto. -El libro que Titus me dijo que consiguiera-, dijo ella.

-Sha. Eres la Fleimkepa. Es tuyo ahora.

-No, no lo es-, dijo Clarke, tratando de devolvérselo.

-Titus te lo dio.

-Y yo a ti-, señaló Clarke. -No quiero ser una líder religiosa, especialmente no de esta religión. Y ya tengo trabajo. Y una relación, de hecho, supongo que no se permitiría que la Fleimkepa saliera con la Comandante.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora