109. Profundizando.

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Cuando Clarke despertó, lo primero que notó fue el extraño ruido de raspado, la forma en que aparentemente la seguía desde el sueño hasta la conciencia. Mantenía los ojos cerrados pero la luz le presionaba los párpados, la luz y el calor, y por un segundo pensó que estaba de vuelta en la cueva en la que habían dormido. Luego recordó que la cueva estaba destruida: metralla en las paredes, cuerpos en el suelo, la entrada medio destruida. Un Combo Raven. Ella estaba en otro lugar. La memoria volvió a fluir.

Atacantes. Granada de gas. Lexa.

Los ojos de Clarke se abrieron de golpe y luchó por sentarse, desesperada por ver que Lexa estaba bien, que todavía estaba viva. Que no se había desangrado ni había muerto por complicaciones o simplemente no había despertado.

Su rápido barrido visual de la habitación en la que estaban cubiertas de nieve la aturdió por un segundo. Había cuerpos por todas partes. Sus gargantas estaban cortadas, el piso estaba mojado con sangre, no tan diferente a la cueva que Raven había destruido después de todo.

-Ai hodnes-, dijo Lexa con un suspiro de alivio, y la mirada de Clarke se dirigió a su prometida, que estaba sentada contra la pared justo detrás de ella. El brazo izquierdo de Lexa colgaba sin fuerza y se veía preocupantemente pálida y sudorosa, pero estaba bien.

-Estás viva-, respiró Clarke. No podía ver sangre fresca, pero claro que no podía, si Lexa hubiera seguido sangrando mientras estaba inconsciente, ya estaría muerta. Sin embargo, Clarke sabía lo suficiente sobre las heridas como para estar segura de que aquello solo había sido una solución temporal: un vendaje apretado para lidiar con el atravesamiento completo. En el segundo en que Lexa levantara algo pesado, se moviese demasiado rápido, diablos, incluso si respirase demasiado profundo, probablemente comenzaría a sangrar nuevamente.

Lexa le dio una sonrisa torcida. -Sha-, confirmó, igualmente consciente de la situación. -Me desperté del gas hace casi una hora y me ocupé de los gonas.

Clarke bloqueó resueltamente una náusea injusta ante su imagen mental de Lexa degollando tranquila y fríamente a los guardias inconscientes. Ellos fueron los que habían atacado, y habrían atacado de nuevo si Lexa no se hubiera ocupado de eso, así que fue en defensa propia, de alguna manera. Al igual que los Azgeda que habían matado en el lago. Pero entonces, cuando lo definió así, ¿qué no podría justificar como defensa propia?

-Habrían muerto de todos modos-, dice Lexa en voz baja, sus ojos verdes perforando el alma de Clarke y aparentemente leyendo su mente. -No creo que pudieran excavar con seguridad a través del pasaje.

Clarke frunció el ceño, asimilando la luz y la calidez que no cuestionó antes. Lexa había logrado encontrar cinco antorchas, presumiblemente de los gonas que había matado, y las había encendido todas, creando un círculo en los bordes con ellas. No hacía suficiente calor para que la nieve se derritiese, pero era suficiente para sentirse caliente en comparación con lo que habían estado haciendo últimamente. -¿Antorchas? Fuego ... ai Hodnes, esta es una habitación pequeña. Tenemos que apagarlos o nos quedaremos sin aire.

Lexa frunce el ceño. —No derretirá el hielo, Clarke. No nos ahogaremos. No te preocupes.

-No, quiero decir, mira, la gente que respira consume oxígeno. Deja dióxido de carbono. El fuego hace lo mismo. Si han estado ardiendo durante una hora, ya deben haber comido mucho.

-¿Y eso causa la muerte?- Lexa preguntó pensativa.

-Uh ... eventualmente, sí-, respondió Clarke. -Nos mareríamos y respiraríamos más rápido y luego nos desmayaríamos.

-Eso suena más agradable que morir congelado en la oscuridad-, afirmó Lexa. -He visto a gonas congelarse muchas veces y creo que preferiría mantener las antorchas encendidas, ¿si te parece bien?- Ella levantó una ceja interrogativamente.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora