18. Promoción de peones.

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Anya e Indra ya estaban esperando la llegada de Lexa cuando ingresó a TonDC. Sintió una oleada de afecto poco usual y la reprimió. Clarke había sido una mala influencia para ella, inspirándola a que se preocupe por Indra y por Anya, mostrando su afecto a Gustus.

-Heda-, dijo Indra, inclinando la cabeza.

-Indra-, respondió Lexa. -Anya. Es bueno verte-, eso era una más que suficiente demostración de emoción para ella. De lo contrario, sería como Clarke, abrazando a las personas indiscriminadamente, apegándose a branwadas como Murphy. Ella era la comandante. Podía haber decidido permitirse alguna debilidad, pero para todo  había un límite.

-A ti también, Heda-, dijo Anya. -Debemos hablar contigo. En privado.

-Yo también necesito hablar-, alguien dijo a su lado. Era el chico de piel oscura que Lexa recordaba de pie junto a Clarke. Wells, lo había llamado cuando Lexa le preguntó más tarde. Su amigo más antiguo, el que murió en el primer mundo, pero que ella estaba agradecida de tener de vuelta. Por ese motivo, tenía importancia.

Anya vaciló, pero Lexa dijo -Por supuesto-. Le daría la oportunidad de hablar. Clarke necesitaba a sus amigos con ella. No era como ella. No era débil, pero no era solitaria. Clarke necesitaba mucha gente.

Regresaron a la carpa que usaban para las reuniones, la que había sido llevada allí por sus gonas cuando fue por primera vez a buscar al Skaikru. Las casas tenían mejores paredes para bloquear el sonido, pero también tenían recovecos para que la gente se escondiese. En una tienda de campaña, todo lo que se necesitaba era colocarla en medio de un área razonablemente vacía y poner guardias de confianza para vigilar a las personas, así era más seguro.

Si no fuera por el riesgo de los arqueros, Lexa probablemente tendría todas las discusiones clasificadas en medio de un campo vacío. En un bosque, siempre podría haber alguien arriba de un árbol, abajo de un agujero, o escondido detrás de un arbusto. Solo los tontos se sentían más seguros por estar rodeados de más cosas. El truco era el vacío, por lo que las serpientes no tenían forma de acercarse sigilosamente a ti.

-Informe-, ordenó Lexa.

Indra frunció el ceño. -Es la montaña.

-¿Sí?- Miró a Anya, con quien nunca había discutido sobre eso.

Anya se vio ligeramente avergonzada. Nadie más que Lexa la conocería lo suficientemente bien como para darse cuenta. -Noté que Indra había enviado gonas para espiar por allí. Necesitaba saber por qué.

Quizás Lexa debería darle una reprimenda por entrometerse en sus asuntos. Pero Anya era lo suficientemente confiable, y necesitaba personas así. No podía exigir que Anya se hiciera pasar por ciega y estúpida. -Ya veo.

-Lo siento, Heda-, dijo Indra bruscamente. -Yo no lo sabía.

Lexa agitó una mano. -Sin duda, Anya te engañó para que le pusieras al tanto de la situación-, dijo ella. -Y en cualquier caso, Anya es digna de confianza. Puedes decirle todo lo que quieras-. Anya se vio ligeramente afectada por los elogios. Estaba repartiendo demasiados esos días. Miró al chico Skai y tomó la decisión de tratar con él en vez de con Clarke. -Wells también es de confianza. Su líder responde por él, y yo por ella.

Wells parpadeó, probablemente sorprendido de que ella supiese su nombre. -Lo agradezco.

-Supongo que también hay una razón por la que quieres ser parte de esta discusión-, comentó ella.

El asintió. -Sé que esto tiene algo que ver con lo que le pasó a Atom, Trina y Pascal.

-Los tres perdidos en la niebla-, aclaró Lexa.

-Sí-, dijo Wells, pero su voz era vacilante.

-Tal vez-, dijo Anya, igualmente vacilante, lo que era inusual para ella.

Lexa frunció el ceño. Clarke había estado segura de que eso era lo que sucedía. -¿No has encontrado sus cuerpos?

-Uno de ellos-, dijo Wells. -Encontramos a Atom. Ya le dimos un entierro adecuado, pensé en esperar a Octavia, pero no sabía cuándo regresaría-. Arrugó la nariz un poco cuando mencionó a Octavia y Lexa decidió que le gustaba este chico tranquilo y sensato.

-No encontramos a los otros dos-, dijo Anya. -Y es posible que estemos imaginando demasiadas cosas...

-¿Pero?-, Lexa preguntó.

-Mis gonas que observan la Montaña informaron que más hombres iban hacia el oeste-, dijo Indra. -En la dirección que Anya esperaba encontrar los cuerpos. Y volvieron con dos cosas, cubiertas de plástico negro. Creo que eran los cuerpos de los Skaikru.

-¿Robaron sus cuerpos?-, diji Wells, sonando ligeramente horrorizado. -¿Para qué?

Anya se encogió de hombros con desdén. Lexa sabía que no expresaba insensibilidad, sino que disimulaba molestia y mortificación por su propia falta de conocimiento.

Lexa asintió, tratando de parecer que esto la había sorprendido. Así que los Maunon se habían dado cuenta más rápido esta vez, eso era comprensible, dada la cantidad de gonas que había llevado a la zona. Por supuesto que pensaron que había algo que encontrar. Pero los amigos de Clarke estaban a salvo, muy lejos. Tenían un par de cadáveres, eso era todo.

Hizo una nota mental para preguntarle a Clarke si se podía extraer médula ósea de un cadáver.

-¿Algo más?-, dijo con frialdad.

Indra asintió. -Creemos que hay como máximo veinte Maunon que trabajan como soldados fuera de la Montaña en la actualidad. Han dejado el lugar varias veces desde que comenzamos a observar y barrimos el área hacia el oeste, pero regresaron sólo con los dos cuerpos. Ni siquiera Ripas potenciales o ... lo que sea para lo que usan a nuestra gente. Parecían dudosos, como si estuvieran al límite.

-Hmm-, exclamó Lexa lentamente, guardando esta información para discutirla también con Clarke. Después de que Wells la viese, por supuesto.

-También he estado trabajando con las gonas que dejaste para atrapar un Ripa cuando lo desees-, continuó Indra.

-¿Ripas?- Preguntó Wells.

-Te lo explicaré más tarde-, prometió Lexa.

-Están aprendiendo, pero tienen miedo-, dijo Indra. -Escogí a los que venían de lejos, así no había posibilidad de que pelearan con un amigo o un hermano, pero el alcance de Maunon es amplio. Todos le temen. La montaña muestra los dientes. Tal vez debería haber elegido a mi propia gente. Son guerreros, no cobardes.

Lexa la miró a los ojos. -Ninguno de ellos es cobarde, Indra. Sólo son cautos. Eso es bueno. Continúa con el entrenamiento. Prueba los métodos en leones de montaña, bandidos, todo lo que se pueda perseguir. No será lo mismo, pero las pequeñas victorias les darán confianza, y la práctica no puede hacer daño.

Anya hizo un ruido escéptico. -Sin embargo, ¿puede alguna práctica ayudarlos a lidiar con Ripas?

Lexa se encogió de hombros. -Una vez me preguntaste si era posible una alianza. En ese momento no era posible. Y ahora existe y ha existido durante años-. Se encontró con los ojos de Anya. -Si existe una posibilidad... es todo lo que necesitamos. Una sola oportunidad.

Miró entonces a Wells. -Ahora. Deberíamos hablar. Puedo explicarte lo de los Ripas y responder cualquier otra pregunta. ¿Tienes algún lugar para hablar?

La otra cosa que Clarke le había dicho de Wells era que su padre era quien gobernaba el Arca en ese momento, aunque era difícil de relacionar en su mente al padre del Wells con el Jaha lo suficientemente tonto como para amenazarla con un cuchillo. Cuanto más le contase a Wells sobre la Montaña y sus crímenes, más probabilidades tenía de que él le contase a su padre. Ella necesitaba que el Arca le temiese a la Montaña como lo hacía su gente. El robo de los cuerpos ayudaría, ella los necesitaba para cumplir con cualquier plan de batalla o tratos que ella y Clarke pudiesen hacer, así que cuanto más pudiese hacer con Wells, mejor.

-Puedes quedarte aquí-, dijo Indra.

-No-, respondió Lexa. -Debes hablar con el líder de tu equipo para atrapar Ripas y planificar la práctica. Y nosotros no discutiremos nada que deba ser secreto. Puedo hablar con el chico en la casa que le has dado, mientras hablas con tu gona de lo que necesites en esta tienda.

Quería tener una larga conversación, explicando los crímenes de la Montaña lo más claramente posible.

-Yo ... tengo el lugar que nos han dado-, dijo Wells, con solo una leve pausa. -Finn lo comparte conmigo. Él está allí ahora mismo.

Lexa mostró indiferencia en su rostro, y él le indicó que lo siga. Después de un momento, Anya también los siguió, no quería dejar a Heda sola. Lexa pensó en detenerla, pero decidió que no estaba de más tener protección adicional.

Dos horas más tarde, se arrepintió de haber llevado a su ex Fos, estaba viendo como perdía vergonzosamente frente a Wells.

-Así que esto se mueve ... ¿en línea recta?- dijo Lexa, tratando de no sonar confundida, y tocando con su dedo el diminuto trozo de metal.

-Es una torre-, dijo Wells con paciencia. Habían discutido sobre Ripas y la Montaña por algún tiempo, pero entonces Lexa notó el extraño cuadrado de madera cuadriculado en el centro de la habitación con las figuras de metal retorcidas, y Wells comenzó a explicarle cómo se jugaba al ajedrez... -Se mueve en líneas rectas, sí.

Finn también estaba allí. A Lexa le molestaba menos de lo que pensaba. Quizás porque ese niño-hombre irresponsable no se parecía en nada al que vio morir. Al igual que Bellamy, en él veía un goufa. Una amenaza, pero seguía siendo un niño. Confuso. -Si la mueves hacia la izquierda, puedes atrapar a su caballo-, dijo Finn casi con entusiasmo. Él no era muy bueno en ese juego, según la estimación de Lexa.

Anya frunció el ceño. -Pero entonces, ¿la otra fortaleza… digo torre… no destruiría la de ella?

-Oh. Cierto-. Finn estudió la situación. -¿Qué tal ese alfil?

-Eso terminaría con la muerte de mi haiplana-, dijo Lexa. -Él movería este... este alfil allí, y luego tendría que mover mi haiplana aquí...-, frunció el ceño ante el tablero.

-¿Así que este es un desafío de guerra?- Anya le preguntó a Finn.

-Uh. Sí. Una especie de juego de estrategia-. Finn respondió.

-Hmm-, Anya miró el tablero. -Así que las torres deben representar a grupos de guerreros en movimiento rápido, como los guardabosques de Tristán. Los peones podrían ser gonas habituales. La haiplana, la reina, es el comandante, obviamente. ¿Qué son los caballos? No pueden ser caballos reales, los caballos no pueden saltar sobre el suelo de esa manera. Los árboles y el terreno destrozado detienen a los caballos, más incluso que los gonas.

-No creo que sea tan sencillo, Anya-, dijo Lexa, frunciendo el ceño ante el tablero. -Después de todo, la pieza más valiosa parece ser el rey, pero no es efectiva. Moriría rápido en la batalla. ¿Y por qué las torres se mueven en líneas rectas y los alfiles no?- Se acercó y movió el que tenía forma de caballo en L. Eso lo colocaba entre los dos que Wells dijo que eran las más importantes.

-Buen movimiento-, dijo con entusiasmo. -Eso se llama jaque. Ahora necesito mover a mi rey, y tú puedes llevarte a mi reina.

Ella lo hizo, y esperó a que él se moviese.

No esperaba que le gustara el amigo de Clarke. No esperaba que le gustase ninguno de los skaikru, sinceramente, excepto por Clarke y Kane, a ella le había gustado Kane. Pero este chico era interesante y respetuoso, y hablaba de Clarke como si no hubiera nadie más importante. Él era demasiado leal a su gente, como lo fue Clarke una vez, tan seguro de su rectitud y bondad que no podía verlos objetivamente, pero además de eso no había maldad en él que ella pudiese ver y al menos él no veía a su gente con desprecio. También era fuerte, ella podía sentirlo debajo de la superficie, y se notaba en la facilidad con la que trataba la información que le daba, pero, por supuesto, el mejor amigo de Clarke tendría que ser fuerte.

Finn, el débil, el que sabía que era un peligro, todavía parecía estar interesado en su gente y en la paz que ella y Clarke querían crear, y  era lo suficientemente encantador como para que ella pudiese entender por qué le gustó a una necia y más joven Clarke, un poco, no mucho. Incluso en lo que respectaba a la Montaña, hablaba de acuerdos potenciales, de soluciones pacíficas. Él estaba muy alejado del asesino que mató a los de TonDC, y ella casi podía ver por qué Clarke decía que no era la misma persona.

Incluso se había acostumbrado a los comentarios ácidos y dulces de Octavia, su extraña mezcla de cinismo hacia el mundo y su extraordinario asombro. La chica era crítica y descarada, y estaba llena de suposiciones precipitadas, pero también era feroz, leal y pura en sus acciones.

Los doce clanes seguían siendo lo primero para ella, por supuesto. Eran su responsabilidad más allá de esa tenue alianza con Skaikru, hasta que se uniesen a la coalición al menos. Pero por primera vez podía ver por qué Clarke se preocupaba tanto por su gente. Anteriormente, siempre se había preguntado por las razones, ya que le habían tontos, violentos… prejuiciosos.

Los Skaikru no le habían dado ninguna razón, aparte de Clarke, para cuidar de su bienestar. Pero en ese momento los veía y sabía que incluso aquellos que habían cruzado el límite hacia la edad adulta eran como niños para su gente. Habían tenido vidas tan reglamentadas, y reglas tan inquebrantables, que nunca habían aprendido a cuidarse a sí mismos sin ellas. Se habían contado historias del mundo que merecían tener y optaron por creerlas.

Ella no podía cuidarlos como lo hacía Clarke. Pero ella podía entender por qué le importaba a Clarke. Tal vez eso fuese suficiente. En este nuevo mundo, ellos también serían su gente, si todo iba según lo planeado. Así que tal vez se permitiese que le gustasen.

Lexa movió su caballo de nuevo, y miró expectante a Wells.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora