113. El segundo ejército.

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-¡Los encontré! ¡Están aquí! ¡Heda y Wanheda! ¡Están aquí!

Clarke dormía.

-Está respirando... ¡todavía está respirando! ¿Clarke? ¡Clarke!

Clarke dormía.

-Necesitamos bajarlas lo más cerca posible al nivel del mar. Hay muy poco oxígeno aquí para ayudar. ¡A prisa! ¡Ahora todos ustedes!

Clarke dormía.

-¡Vamos cariño! Wells, pásame esa máscara...

Clarke... se movió.

El mundo era brillante y desagradable, y ella estuvo tentada a quedarse dormida, pero la gente parecía estar gritándole y probablemente debería lidiar con eso. Tenía algo en la cara, pero no se lo quitó, se limitó a tocarlo y se dio cuenta de que era una especie de máscara respiratoria.

Oxígeno. Le estaban dando oxígeno. Para contrarrestar demasiado dióxido de carbono. Tenía sentido.

Sintió náuseas y mareos, pero parpadeó un par de veces y su visión se enfocó. Wells. Su madre. Ambos inclinados sobre ella, con sus rostros preocupados. Detrás de ellos, algunos gonas armados, la miraban con nerviosismo apenas disimulado.

Su cuerpo reaccionó antes que su mente y de repente se puso de pie, ignorando la punzada de dolor en el tobillo, tirando de la máscara, alcanzando su espada, pero su arma no estaba allí y Wells y su madre intentaban detenerla, presionándola hacia abajo. Inexorablemente.

-¡Cariño! ¡Detente!- Dijo Abby. -¡Esta bien! ¡Estás bien!

Se calmó por el momento, hundiéndose de nuevo en el cómodo colchón en el que parecía estar. Estaba en una tienda de campaña, se dio cuenta. Y todavía en territorio Azgeda, a juzgar por la frialdad del aire y los rostros llenos de cicatrices de los guerreros. -¿Cuántos de ellos?- se las arregló para poder hablar.

-Está bien, Clarke-, dijo Wells con seriedad. -Están con nosotros-. Se volvió hacia los gona. Fuera, por favor. Os llamaré si os necesitamos -. Los gona intercambiaron miradas y luego desaparecieron de la tienda.

-¿Con nosotros?- Clarke dijo, todavía luchando por respirar. -¿Dónde está Lexa? ¿Se encuentra ella bien?

-Ella está bien -, dijo Abby con firmeza. -Lo prometo, cariño.

Clarke la ignoró y buscó en Wells la verdad. - ¿Dónde está Lexa?

-Justo afuera-, le dijo Wells. -Ella se despertó antes que tú. Todos los gona pensaron que estaba muerta cuando la vieron, estaba cubierta de tanta sangre, pero aparentemente ni siquiera habían llegado a la mitad de la montaña cuando se sentó, se bajó de la camilla y caminó el resto del camino por ella misma. - Sonrió. -Tomando tu mano también, en fin. Realmente tenemos que dejar de subestimarla.

-Y ella realmente necesita comenzar a seguir los consejos médicos-, murmuró Abby.

-La apuñalaron-, recordó Clarke de repente, horrorizada. No había forma de que Lexa hubiese bajado una montaña después de eso. Todo lo que Clarke había hecho para intentar ayudar no fue más que un recurso temporal, una forma desesperada de agotar el tiempo, y Lexa debería estar muerta. -¿Cómo está ella? tú ...

-Dejó que uno de los curanderos la vendara rápidamente mientras yo le daba un poco de oxígeno, y Wells le donó un poco de sangre después de que nos dijo que la sangre roja no reaccionaría mal con la de ella-, dijo Abby. -Es un trabajo de parche, en el mejor de los casos, y realmente debería estar acostada, pero no está en peligro inminente de morir desangrada siempre que diga algo si vuelve a abrir la herida. Puedo verla más tarde cuando te sientas mejor. Ella está bien por ahora -. Clarke sospechaba que su madre estaría mucho más preocupada por la lesión de Lexa si no tuviera a Clarke allí, también herida.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora