63. En equilibrio.

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Cuando el mundo volvió a enfocarse para Clarke, ella inmediatamente trató de sentarse. -Lexa…

-Ey… ey… tómatelo con calma… Clarke-, dijo Lexa corriendo a su lado.

El mundo parecía muy brillante, girando vertiginosamente a su alrededor mientras luchaba por volver a la conciencia, con manchas moradas parpadeando frente a su visión. Todo parecía tambalearse un poco y tenía náuseas, pero luego logró orientarse. -¿Cómo ... cuánto tiempo he dormido?

-Alrededor de quince horas-, dijo Lexa. Ahora que Clarke la miraba con atención, pudo ver que Lexa estaba muy cansada, la oscuridad bajo sus ojos y los ángulos de su rostro más pronunciados de lo normal.

-Te pedí que te quedaras conmigo-, recordó Clarke, e hizo una mueca. -Lo siento. Deberías haber dormido un poco, debes haber estado despierta durante casi cuarenta y ocho horas seguidas.

-Me he quedado despierta por más tiempo en otras circunstancias-, dijo Lexa con ironía. -Hubiera estado demasiado preocupada para dormir, de todos modos.

Clarke se acurrucó en los brazos cálidos y fuertes que la sostenían, egoístamente feliz de que Lexa todavía estuviese allí. -Ven a dormir una siesta conmigo, entonces-, dijo adormilada, y bostezó.

-Eso suena bien, ai niron-, dijo Lexa en voz baja, besando la frente de Clarke.

Entonces los ojos de Clarke se abrieron de golpe. -Mi madre…

-Bien. Jackson se ha ocupado de ella -, dijo Lexa con firmeza. -Durante un tiempo estuvo sedada para que él pudiera trabajar en su rodilla, pero ella se despertó hace varias horas y parece estar mejorando lentamente del virus.

-¿Los demás?

-Veintitrés de nuestra gente murieron en el asalto a la Montaña, fueron asesinados en el fuego cruzado o ejecutados por el Maunon antes de que pudiéramos sacarlos. Octavia esta despierta hace muchas horas: es inmune, como dijiste. Su tortura le dejará cicatrices, pero ya las está mostrando con orgullo a los otros Sekens y a Linkon, y ninguna de sus heridas la incapacitará permanentemente.

-Eso suena mucho a Octavia-, dijo Clarke, casi divertida, a pesar de que sentía lágrimas en sus ojos al pensar en las dos docenas de personas que habían muerto. Abrió la boca para preguntar más sobre la rodilla de su madre, luego la cerró de nuevo. Recordó el tiro. Sabía que era muy probable que su madre necesitase muletas o al menos un bastón el resto de su vida. En cambio, preguntó: -¿Qué tal el Maunon? ¿Cuántos murieron?

-Anya, muy involuntariamente, ha estado haciendo un seguimiento de sus números con Dante-, le dijo Lexa. -Doce murieron por el virus, y alrededor de setenta murieron en nuestra invasión del lugar, aunque sospecha que algunos murieron antes a manos de su hijo. Alrededor de trescientos permanecen vivos.

-¿Tsing, Cage, Emerson?-

-Todos vivos-, dijo Lexa con firmeza. Después de una pausa, agregó: -Aunque no creo que podamos dejarlos así.

Clarke lo consideró. No, ella tampoco lo creía así. En parte porque creía que algún día serían una amenaza si los dejaran con vida. Y también porque había conseguido destruir la Montaña, pero no era la única que lo necesitaba: toda la gente de Lexa, y ahora toda su gente, había perdido a alguien a manos del Maunon. Necesitaban pagar por ello.

-Y el resto de ellos-, dijo Lexa, mirándola atentamente, -¿Tienes alguna idea?

Clarke tragó saliva y esperó que lo que estaba a punto de decir no fuese demasiado sanguinario. -Dejamos vivos a todos los menores de veinte años y a todos los que se negaron a tomar médula ósea hasta que se ofreció voluntariamente-, propuso. Si había contado correctamente, eso probablemente significaba ejecutar entre doscientos diez y doscientos treinta hombres de la montaña. Le calcinaba un poco el estómago, pero si lo que intentaban hacer era introducir gradualmente 'la sangre no debe tener sangre', entonces era un compromiso aceptable. La mayoría de los Maunon morían. Pero algunos sobrevivirían. Y después de décadas, los Grounders finalmente obtendrían algo parecido a la justicia por la forma en que habían sido tratados.

Lexa asintió. -Eso es razonable. Eso respalda nuestro objetivo de hacer que nuestras leyes sean menos severas, pero conducirá a la ejecución de la cantidad suficiente de Maunon para que mi gente la respalde. ¿Qué hay de Dante? Clarke puede ver la tensión en su rostro.

-Eso depende de ti-, le dijo Clarke. -Sus crímenes fueron contra su gente, no contra Skaikru-. No creía que los Grounders pudiesen aceptar la idea de dejar vivo al hombre. Fue bajo su liderazgo que su gente había comenzado a ser capturada. Su amabilidad con la gente del cielo no lo eximía de eso, de alguna manera, Clarke pensaba que lo empeoraba, ya que significa que sabía lo que estaban haciendo, pero lo había encontrado aceptable, ya que era solo para los 'salvajes'. Ahora que conocía a tantos Grounders, le preocupaba que alguien pudiese tener ese tipo de hipocresía, ese tipo de disonancia moral voluntaria. Dante habría matado a Lexa, Anya, Lincoln, Indra y muchas otras personas increíbles sin sentir ningún reparo.

Lexa se mordió el labio, luego parecía haber llegar a una decisión. -Entonces él morirá. Mañana, con el resto de ellos.

-¿La muerte por mil cortes?

-Sí-, dijo Lexa escuetamente. -Sin embargo, por respeto a sus acciones para proteger a tu gente, puede ser el primero en morir por mil cortes. Por lo tanto, no tiene que ser testigo de la muerte de su hijo.

Era una misericordia extraña y retorcida. El estómago de Clarke casi se revolvió al pensar en todo eso: cientos de personas, colgadas como Finn, un Calvario moderno. Gona con cuchillos, esperando la oportunidad de atacar a sus enemigos, alineándose como el Maunon solía alinearse en la cafetería. Los cortes, las súplicas, los gemidos de dolor cortando el aire. Ni siquiera era el pensamiento de Dante, realmente, era el pensamiento de algún joven de veintiún años que hubiese tomado la médula ósea porque quería ver el cielo por primera vez. Una madre imaginaria que lo tomó porque no quería que sus hijos salieran sin ella. Incluso un soldado imaginario, al que le dijeron que necesitaba tomar la médula ósea porque un ejército venía a matarlos y que era la única forma de sobrevivir.

Sin embargo, se obligó a recordar a personas reales de ambos mundos. Lincoln recordando su tiempo como Ripa, su rostro lleno de tormento. Anya mordiendo un implante rastreador de su piel porque cualquier cosa era mejor que volver a sangrar. Octavia, magullada y marcada de por vida, porque a la Montaña no le importaba si tenía dieciséis años, siempre que tuviera la información que deseaban. Atom, rogando por la muerte mientras su piel se ampollaba y ardía por la niebla. Eso era real. Eso fue lo que había pasado.

-Te amo-, le susurró a Lexa, porque era verdad. Ella amaba a la joven que condenaba a muerte a cientos de personas. Pero también amaba a la chica que estaba salvando a algunos Maunon, en contra de todas las creencias de su gente, y a la chica que no se apartó de su lado cuando estaba enferma, y a la chica que haría cualquier cosa que fuese necesaria para su gente.

-Yo también te amo-, dijo Lexa, y Clarke pudo ver la tristeza y comprensión en sus ojos.

-No esperaba que lográramos mantener a ninguno de ellos con vida-, dijo Clarke de repente. Ni siquiera sabía que iba a decirlo antes de hacerlo.

-Yo tampoco-, admitió Lexa. Presionó un beso al lado de la cabeza de Clarke. -Y todavía no sé del todo qué hacer con los sobrevivientes. ¿Sigues manteniendo tu plan de integrarlos con tu gente?

-Supongo-, dijo Clarke con incertidumbre. Tomó la mano de Lexa y tiró de ella para que estuvieran aún más cerca, luego se desenvolvió de las mantas para ponerlas alrededor de Lexa también para que estuviesen juntas. Se tomaba en serio su idea de una siesta, aunque algo de su somnolencia se había disipado. Era agradable estar presionada contra Lexa, sentir esa tibieza. -Si dejamos en claro que solo están vivos porque ayudaron a algunos de nuestros hijos a escapar de la muerte, mi gente podría aceptarlos. Sin embargo, mucho depende de cómo nos traten. Lo último que necesitamos en Arkadia es un grupo que nos desprecia.

-Mi gente nunca los aceptará, independientemente de cómo se sientan-, dijo Lexa sin rodeos. Presionó un beso en el hombro de Clarke. En el mismo momento exacto se desplomaron sobre la colchoneta de dormir, acostadas una frente a la otra. Clarke se sentía sucia y sudorosa por su fiebre, pero la idea de levantarse y lavarse parecía mucho más difícil que acostarse junto a la chica que amaba.

-Entiendo-, dijo Clarke. Acariciaba a Lexa, disfrutando de la calidez y suavidad de ella. -Supongo que incluso si nos odian, los superamos en número, y es mejor que matarlos. ¿Hará que a los otros clanes renieguen de nosotros?

-Espero que no-, respondió Lexa, suspirando y cerrando los ojos. -Estamos ejecutando a la mayoría de ellos, eso debería ayudar. Puedo decirles a los embajadores que los estáis encarcelando, o usándolos como trabajadores, algo así: reemplazos forzados por las personas que os han quitado. Podrían aceptar eso como una costumbre Skaikru, obligando a los asesinos a completar todo el trabajo que sus víctimas podrían haber realizado en su vida.

-Diles lo que quieras-, dijo Clarke, sofocando un bostezo. Sus ojos también se estaban cerrando. -Sin embargo, tendremos que dejar que el embajador y el canciller sepan lo que está diciendo para que puedan aceptarlo.

No pudo ver a Lexa, pero pudo sentir el ligero beso que Lexa colocó en su frente. Clarke se presionó más estrechamente contra ella, sin ninguna intención sexual, ambas estaban demasiado cansadas para eso, pero solo porque se sentía como si cada parte de su piel estuviera fría, excepto por las partes que estaban en contacto con Lexa. Era mucho mejor que la medicación.

-¿Sabes a quién deseas?- preguntó Lexa, bostezando también, y Clarke encuentró el sonido ridículamente lindo. -Como embajador y canciller, quiero decir.

-Pensé que Wells podría ser un buen embajador-, dijo Clarke. Sintió una punzada de dolor de repente. Pronto, muy pronto, cuando regresasen a Arkadia, ella tendría que decirle a Wells que su padre estaba muerto. Que estaba equivocada cuando dijo que podrían mantener vivo a Jaha como rehén o como fuente de información. Que ella le había dado falsas esperanzas. Hubo otro golpe de culpa aún peor cuando se dio cuenta de que parte de ella estaba egoístamente feliz de que no tuviese nada que lo vinculase a Arkadia, por lo que podría ir con ella a Polis.

Como si sintiera su dolor, Lexa acarició su rostro contra el cuello de Clarke. -Me gustaría-, admitió, con voz apagada. -Se ha convertido ... en un amigo para mí. Además de eso, sin embargo, es razonable y reflexivo, entiende el sacrificio pero no lo disfruta, está aceptando las diferencias entre los otros clanes y los suyos sin perder la lealtad debido a esto. Sería un embajador ideal.

-Y eso libera a Kane para ser el canciller-, bostezó Clarke, estirándose un poco. Le dolía el cuerpo por su enfermedad, pero ya estaba empezando a mejorar, por lo que era un buen dolor. -Creo que Cole, Fuji, Jay y mi madre podrían hacer un consejo aceptable si él también quiere uno. Para las grandes decisiones. La mayoría de ellos son personas bastante razonables y, aparte de mi madre, han pasado suficiente tiempo con Grounders para comprender algunas de sus costumbres y creencias.

-¿Serían capaces de anularlo?- preguntó Lexa, su voz lenta y somnolienta. -Eso crea un ... un riesgo ...- bostezó de nuevo también.

-Tal vez solo asesores al principio-, dijo Clarke adormilada, -podemos darles poderes reales más tarde si es necesario. Y necesitamos algún tipo de mecanismo para eliminar al Canciller ... por si fuese necesario ... tal vez podamos ubicar a alguien aquí, alguien confiable como Indra ... no lo necesitaremos con Kane, no creo, pero ... para recordarles que esta es tierra de la coalición ... mantenerlos en línea ...- Clarke olvidó lo que estaba diciendo. Acarició a Lexa un poco más.

La respiración de Lexa era uniforme y lenta. Estaba profundamente dormida. Clarke suspiró alegremente y se unió a ella.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora