23. Buscando a alguien.

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-Oye, ¿has visto a Octavia?- Preguntó Clarke.

-Ella y Lincoln fueron a cazar-, dijo Finn con la boca llena de comida. Estaba sentado en la hierba, al sol, junto a Raven. Clarke tardó años en encontrarlos, a pesar de que estaban a menos de doscientos pies del pueblo. Ella se preguntó si estaban evitando a los guerreros en entrenamiento, o solo a los Grounders en general.

Clarke suspiró. -Lo sé. Pero se fueron ayer, ya deberían estar de vuelta. Lincoln le dijo a Indra que volverían al mediodía-. La caza era una obvia cobertura. Clarke simplemente no estaba segura de si los dos se habían largado porque Octavia quería tiempo para calmarse o para pensar en teorías más locas. Tal vez ambas cosas. De cualquier manera, ahora que ella y Lexa habían acordado decirles todo (bueno, casi todo), Clarke solo quería solucionar el problema. Se fueron mientras ella todavía estaba con Lexa. Había estado luchando contra el deseo de contarle a alguno de los demás todo desde que cayeron a la Tierra, y cuando por fin podía hacerlo le estresaba no retrasarse.

Sin embargo, al menos su mañana libre le había servido de algo. La pasó con Wells, siendo abatida en el ajedrez, hablando de nada en particular. Él no había dicho una sola palabra sobre Lexa, y ella había estado demasiado asustada para mencionarlo. Pero cuando ella se levantó para irse, él tomó su mano y la apretó por un segundo, y le sonrió.

Tal vez lo hablasen luego. Pero por el momento, para ellos, eso era suficiente. Se conocían desde hacía tiempo y no necesitaban muchas palabras.

-Prueba con Anya, ella lo sabrá-, sugirió Raven distraídamente, sin mirar a ninguno de ellos. Todavía estaba jugando con algunas de las pequeñas piezas de metal que llevaba a todas partes. Luego hubo un pequeño ruido deslizante, y gritó -¡Ajá! ¡Hecho!

-¿Con qué has terminado?- Clarke dijo con curiosidad. Según su experiencia, todo lo que hacía Raven era útil, y casi todo lo que hacía Raven era mortal. Lexa y Clarke le habían pedido a Raven que trabajara en algunas cosas, radios, específicamente, seguidas de bombas, pero eso no se parecía a nada de eso. Era demasiado pequeño.

-Encontré un reloj viejo roto en las sobras-, dijo Raven, sosteniéndolo. -Solo quería ver si podía arreglarlo. Un montón de pequeños engranajes-. A pesar de su triunfo, su voz sonaba plana, y Clarke se dio cuenta de que a pesar de estar sentada junto a Finn en el suelo, había un espacio muy deliberado y puntiagudo entre ellos.

Su estómago se hundió. Así que Wells persuadió a Finn para que hablara después de todo. Pobre Raven.

Por supuesto, Raven odiaría su pena, así que Clarke se obligó a prestar atención a otras cosas. -Bien-, dijo dando un paso más cerca para mirar el reloj. Era viejo y cualquier tipo de banda de sujeción se había podrido claramente o había sido arrancada, pero ella podía ver las agujas moviéndose alrededor del pequeño círculo. Le hizo pensar en el reloj de su padre, accidentalmente abandonado en el Arca en sus primeros minutos en este nuevo mundo.

Finn se acercó tentativamente y lo tomó. Raven lo dejó, aunque ella no parecía complacida por eso. -Muy bien-, dijo, dándole a Raven una sonrisa cautelosa. Ella le devolvió una forzada.

Clarke sonrió incómodamente, decidiendo que era hora de salir de esta situación. Iría a hablar con Anya, luego tal vez entrenara con Lexa un tiempo. Si bien le dolía en el alma lo de Raven, e incluso como lo estaría pasando Finn, no iba a ser de ninguna utilidad allí.

-¿Puedo quedármelo?- Clarke dijo de repente, gesticulando hacia el reloj. -Está bien si dices que no…-, agregó apresuradamente. Pero la verdad es que de repente realmente lo quería. Quería ese ruido reconfortante, recordándole a su padre, su fuerza, su amabilidad. Si ella no podía tener su reloj real, sería bueno tener al menos algo.

-Claro-, dijo Raven con un encogimiento de hombros. -Tómalo, es tuyo. Realmente debería estar trabajando para hacer radios a partir de los restos que Anya me ha traído en lugar de arreglar chismes.

Finn se lo pasó a Clarke esforzándose en sacar su habitual sonrisa encantadora. Luego miró nerviosamente a Raven cuando su mano tocó la de Clarke por un segundo mientras le dio el reloj.

-Gracias-, dijo Clarke, incapaz de evitar mirar a Raven también, probablemente con un poco de culpa en su expresión. Ella podría no haber arruinado a Raven en esta línea de tiempo, pero seguro que lo hizo en la otra. Incluso sin haber sido a propósito.

Los ojos de Raven se estrecharon. -De nada-, respondió, y de repente hubo una sospecha en su voz. Observó alternativamente a Finn y Clarke, buscando algo.

Clarke no podía decirle que no había sido ella esta vez, no cuando se suponía que no debía saber nada sobre la infidelidad de Finn. Así que, en lugar de eso, solo deslizó el reloj en el bolsillo, le dio a Raven una sonrisa incómoda y se escapó hacia donde Anya probablemente ya estaba haciendo sudar a sus gonas con los ejercicios.

Esperó hasta que terminaron los  ejercicios. Tardaron un rato, lo que le permitió ir a buscar algo de comida; Indra había asignado algunas personas únicamente para encontrar y cocinar cosas para el Skaikru y los líderes. Al principio, Clarke se preguntó si Trikru vería esto como una carga, pero al parecer Lexa había traído un barril de fayowada adicional a la aldea como agradecimiento, e Indra se había encargado de que todos lo supieran en los alrededores. Entre eso y la fiesta, la primera noche que estuvieron allí, los aldeanos de TonDC probablemente pensasen en el Skaikru como en una especie de presagio de embriaguez.

Lo que era mucho mejor que el presagio de la muerte que solían considerarse. Causar algo de daño hepático era considerablemente menos temible que quemar viva a la aldea. Era una buena compensación, incluso si eso significaba que hasta ese momento su respeto en ese mundo se basaba casi enteramente en el trato que Lexa le daba a ella. También en el otro mundo, al menos en parte, y ella podía lidiar con eso.

Cuando Anya finalmente terminó, estaba cubierta de sudor y de barro de luchar con uno de sus guerreros en la tierra, sin embargo Clarke gritó su nombre. Anya la miró frunciendo el ceño, dijo un par de palabras rápidas a los demás y se acercó, imperiosa e intimidante como siempre.

Mientras que ella tenía una extraña y burlona relación con Raven, y parecía no tener problemas para ayudar a entrenar a Wells, a Anya no le gustaba Clarke en absoluto por alguna razón. Estaba claro en la forma en que sus ojos se estrechaban cuando veía a Clarke con Lexa, los resoplidos que hacía en el fondo a veces, la forma en que se tensaba como si se estuviera preparando para la batalla cuando Clarke le hablaba.

-¿Qué pasa, muchacha Skai?-, Dijo Anya, con los labios apretados.

-Solo quería saber si alguno de tus exploradores había visto regresar a Octavia y Lincoln-, dijo Clarke en voz baja.

Anya se encogió de hombros. -Quizás. Tal vez no. No les dije que buscaran un Skaikru perdido, o un explorador errante.

-Bueno, podrías preguntar por ahí-, dijo Clarke, la molestia comenzaba a aflorar ante el tono de Anya. Estaba a punto de empezar a defenderse contra quienes no paraban de atacarla, ya que no había hecho nada malo.

-¿Es eso una orden?- Preguntó Anya, levantando una ceja en desafío.

Clarke trató de no apretar los dientes. -Fue más como una petición. Pero si quieres que sea una orden ...

-No me ordenas, Clarke-, respondió Anya con voz peligrosa.

-No, yo no. Pero hablo con la autoridad del Comandante-, dijo Clarke con determinación.

Entonces Anya sonrió, y Clarke se dio cuenta de que esto era exactamente lo que Anya quería que dijera, que en realidad estaba manipulando a Lexa. -Sí, lo haces, ¿verdad? Usas su autoridad como tu arma. Su cariño como tu escudo. Ella es todo lo que hay entre tu gente y la muerte. Deberías pensarlo dos veces antes de desperdiciar el poder que te ha dado en pedidos tan pequeños-, Anya miró a Clarke con desprecio. -Porque no espero que mantengas ese poder por mucho tiempo.

-¿Acaso estás celosa? ¿Solo puedes usar su afecto a tu favor?- Recordó lo que Anya había dicho en el primer mundo, “que su antigua Seken la escucharía”. La veía en este mundo, haciendo comentarios agrios a Lexa, dando consejos que Lexa no había pedido. Ella no era la única persona aquí que se aprovechaba del hecho de que Lexa se preocupaba por ella.

Anya resopló. -Así que eso es lo que estás haciendo entonces. Qué frío, qué práctico. Especialmente para tu gente. El resto de ellos son branwadas, son goufas, pero tú no lo eres, Clarke kom Skaikru. Eres una serpiente Una amenaza. Y harás que maten a nuestra comandante.

El corazón de Clarke latió con fuerza en su pecho. Lexa, sangre oscura en sus manos, sobre ella, el relámpago, Lexa, le faltaba el aire, pero sr obligó a volver a respirar a un ritmo normal. Había vuelto aquel sueño otra vez, la noche anterior. -No dejaré que le pase nada-, dijo finalmente  con fiereza.

-La matarías tú misma si eso ayudara a tu gente-, dijo Anya con frialdad. -Ustedes son invasores, son ladrones y usan lo que encuentran. No te dejaré usarla.

¿Mataría a Lexa por su gente? Ella honestamente no lo sabía. Clarke esperaba que nunca tuviese que tomar esa decisión. -Nuestra gente-, dijo Clarke, dejando que su voz se volviese más fría.

-¿Qué?

-Nuestra gente. No solo la mía. Todos somos las mismas personas. Nuestros caminos son diferentes a los tuyos, pero estamos en el mismo lado. ¿Son las formas de Trikru las mismas que las de Azgeda? ¿Floudonkru lo mismo que Sangedakru? Eso no significa que no puedas trabajar con ellos.

-Tus caminos son los caminos de la Montaña-, gruñó Anya.

-No. No lo son-, Clarke apretó los dientes. -Te importa Lexa, entiendo eso. Y sé de dónde viene esto. Pero no te atrevas a comparar a mi gente con la de ellos otra vez. Vamos a luchar contra ellos contigo, Anya. Lo prometo. Lo haremos.

-Mi gente peleará-, dijo Anya rotundamente. -Y vamos a morir. Mientras tu gente corre jugando a ser cazadores, panaderos, maestros. Le prometiste a Heda que ayudarás a derribar la Montaña, y es un plan de tontos.

-También es el plan de Lexa.

-¡Y haces de Lexa una tonta!-, Dijo Anya con dureza, y volvió la cara, aparentemente dándose cuenta de que había ido demasiado lejos. Se vio visiblemente molesta mientras trataba de recomponer su rostro, y Clarke sintió una punzada de compasión. La ira de Anya no provenía del odio o la condena, sino del miedo y el amor. Ella conocía a Lexa desde hacía años, y de repente Lexa se estaba comportando de manera diferente, tomando decisiones diferentes a las que esperaba, actuando de manera que su gente no podría aceptar. Ella estaba asustada por ella.

-No eres la única que la ama, Anya-, dijo Clarke en voz baja.

-La conozco desde que era un yongon-, dijo Anya, enfurecida por sus emociones tan visibles. -Tú la conoces desde sólo unas semanas.

-La conozco desde siempre-, dijo Clarke, las palabras más brutalmente honestas que había dicho en mucho tiempo, colgaban en el aire. Porque una parte de ella conocía a Lexa desde siempre, Lexa se sentía casi como otra parte de ella. Su alma gemela, si tales cosas existieran. -Te prometo que Lexa no morirá. No la dejaré. Somos más fuertes de lo que crees. Soy más fuerte de lo que crees.

Anya abrió la boca para responder, pero en cambio otra voz cortó el aire.

-Clarke-. Era Octavia, patinando hasta detenerse a su lado, con la cara dura. -Raven me dijo que me estabas buscando, y sé que probablemente tengamos algunas cosas de las que hablar antes, pero que tal vez tengan que esperar... Tenemos un problema.

-¿Qué?- preguntó, girándose hacia ella.

-Lincoln y yo pasamos por la nave de descenso-, dijo Octavia. -Quería volver a verla, parecía un buen lugar para pensar en... cosas. Solo procesar cosas. Y adivina qué, no está vacía.

-¿Qué?- Clarke dijo de nuevo.

-Murphy, John y Drew están ahí-, le dijo Octavia. -Deben haberse ido solo un poco después de que llegamos para estar como están ahora allí-. Probablemente seguirlos, al menos parte del camino, para el caso, sería fácil rastrear el rastro de un par de docenas de caballos por el bosque. Si no podían recordar la ruta exacta, habrían caminado hacia Polis.

Clarke entrecerró los ojos. No esperaba esto, pero tenía sentido, al menos para Murphy. Realmente no conocía bien a los demás. Murieron antes de que el Arca cayera, así que solo los recordaba por la misma razón que los conocía en este mundo, siendo parte de la pandilla de Bellamy "no hay reglas". Nada más. -¿Hablaste con ellos?- quiso saber. -Averiguar por qué estaban allí?

-Lo consideré-, admitió Octavia. -Pero no. Todos ellos tenían cuchillos, y parecía que estaban reuniendo suministros. También...- dudó, luego continuó, -Murphy tiene un arma.

Clarke la miró y luego maldijo, suavemente y con fluidez. -La dejé en mi habitación. Maldita sea. Acabo de dejarla allí. Porque no quería llevarla-. Entonces recordó que no era del todo estúpida. -Sin embargo, sí saqué las balas. No quería que nadie más tuviera en sus manos un arma cargada.

Octavia dio un pequeño suspiro de alivio. -Bueno. Probablemente podríamos haberlos tomado, entonces. Sin embargo, no estaba segura de hacerlo. Quiero decir, dijiste que todos podían elegir...- Dejó la frase en suspenso.

-Y así es…-, le aseguró Clarke. -Pero deberíamos hablar con ellos de todos modos, asegurarnos de que no vayan a traicionar a Trikru y comenzar una guerra-. Iré a hablar con Lexa, conseguiré algunos gonas para que nos acompañen por si acaso.

-Okey. Yo también voy.

Clarke consideró señalar que ya había estado fuera toda la noche. Pero la verdad era que Octavia no se veía cansada, casi nunca se veía cansada, era como si hubiera estado ahorrando energía durante dieciséis años y ahora tenía suficiente como para poder manejar casi cualquier cosa. O tiene un alijo secreto de cafeína. -Bueno. Gracias. Y, Octavia...- esperó hasta que Octavia la miró de frente. -Una vez que hayamos terminado con esto, una vez que regresemos aquí y tengamos la oportunidad de estar a solas, hablaremos. Lo prometo.- Estaba prometiendo mucho, últimamente.

Octavia se relajó un poco. La omnipresente tensión en sus hombro pareció relajarse un poco. -Gracias. Eso sería bueno. Pensé que estabas ... Pensé que estabas enojada conmigo. Fui demasiado lejos, antes-, tragó. A Octavia no le gustaba admitir su culpa. -Tenías razón. No has hecho más que cosas buenas por todos. No has sido totalmente honesta, lo sé, pero confío en que hagas lo mejor para nosotros, Clarke. Lo hago. De Verdad. Y la forma en que te hablé fue simplemente horrible, te traté como a una mierda y no lo merecías. Lo siento. Si no puedes decirme todo, entonces solo ... solo dime lo que puedas. ¿Bien?

-Ok-, dijo Clarke suavemente, dándole una sonrisa. -Haré eso.

Era un momento que parecía que debería haber terminado en un abrazo o algo así, incluso con la silenciosa Anya fulminándolos con la mirada. En su lugar, ambas asintieron con torpeza y se fueron en direcciones opuestas.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora