14. La brutalidad de Polis.

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Había algo reconfortante en caminar por Polis con Clarke a su lado. Quizás Lexa debería estar entrenando a los Natblidas o continuar trabajando en los acuerdos comerciales, pero no podía dejar de desear su propia felicidad.

Sabía que nunca habría un día en que no debiesen nada más a su gente, y que lo que vivían en ese momento era una hermosa ficción. Sin embargo, robaba minutos, horas incluso para sí misma. No había robado tanto tiempo de sus deberes en el mundo anterior, pero cuando se estaba muriendo no pensó en su gente. Pensó en Clarke.

Quizás cuando muriese en este mundo fuese todo lo contrario, lamentaría haber perdido tanto tiempo con Clarke y desearía haber trabajado más duro para su gente, pero lo dudaba.

-Estamos donde Bellamy, finalmente-, dijo Clarke, revisando su lista.

Había estado esperando alcanzarlo, tensa de preocupación. Octavia, que estaba detrás de ellos con los guardias, se animó un poco.

La mayoría de sus paradas hasta ese momento habían sido rápidas pero aburridas: Lexa había visto a los Skaikru aprendiendo cómo plantar semillas, la postura correcta para pelear, a cómo sujetar un arco para cazar, y hasta tareas básicas de limpieza, entre otras cosas. Algunos parecían tener ya habilidades en cosas como la siembra, pero la mayoría tenía un nivel de habilidad muy por debajo de sus años.

Sin embargo, Gustus parecía haber elegido bien a los tutores. Lexa se alegraba de que su último deber directamente al servicio de ella haya sido tan exitoso. Aquellos con aprendices de Skaikru o Sekons parecían más inclinados a la diversión que a la ira por la incompetencia de sus aprendices.

En el otro mundo, los Skaikru habían sido invasores con armas de fuego, habían destruido una aldea y en aquel momento podrían haberse aliado con los Maunon, podrían haber sido una terrible amenaza.

Viniendo de las estrellas, parecían distantes y enigmáticos, sus formas extrañas, y definitivamente más cerca de la Montaña que de los suyos. Pero en este nuevo mundo los Trikru los veían como niños, apenas capaces de sobrevivir, y esto significaba que lo extraño de sus maneras era visto como algo divertido en lugar de algo que temer.

Y el Skaikru parecía estar manejándose muy bien también: Lexa había esperado fuera durante la mayoría de los controles, pero aún así había podido observar a un joven llamado Miller frunciendo el ceño de concentración mientras aprendía cómo realizar un golpe básico. Había visto a una chica llamada Monroe amasando pan como si le fuese la vida en ello. Había visto a una chica llamada Harper examinar un arco de caza básico como si fuera algo extraordinario, un chico llamado Jones afilando una hoja como si fuera algo precioso. Parecían querer aprender desesperadamente, ser útiles, contribuir. Definitivamente no era una forma de actuar que hubiese imaginado de la Sky People.

Lexa saludó respetuosamente al hedticha y luego preguntó: -¿Dónde están Bellamy kom Skaikru y su clase?- Sabía que su voz se enfriaba con el nombre de Bellamy; no podía evitarlo, sin embargo, se sintió culpable cuando esto hizo que Clarke pareciera preocupada y Octavia confundida.

A Clarke no le gustaba que Lexa desconfiara de algunos de los de su gente. Temía que Lexa tomase un enfoque más permanente respecto a lo de retenerlos en Polis, y definitivamente era algo que Lexa había considerado. Por eso Clarke insistía en que en este mundo, no representarían amenaza alguna.

Quizás fuese cierto, pero Lexa no podía vivir como si el otro mundo nunca hubiera existido. Para ella, lo hizo. No se trataba de culpar o de enojarse, y ciertamente no se trataba de venganza, sino del peligro potencial que traían consigo a su gente. Y ese peligro aún existía.

Sin pensarlo, tocó la bolsa que Indra le había dado.

“Aún no”, se dijo a sí misma.

-Por allí, Heda-, señaló el hombre, y Lexa asintió caminando en la dirección indicada. Allí, detrás del edificio, Bellamy estaba sentado en el suelo, en un círculo con casi una docena de niños Trikru, todos tan concentrados que ni siquiera levantaron la vista cuando Lexa y los demás aparecieron. Parecían de siete u ocho años, demasiado jóvenes para saber mucho gonasleng, y Lexa se preguntó cómo Bellamy les había estado enseñando sin compartir más de unas pocas palabras en cada uno de sus idiomas.

Entonces él respondió a su pregunta. -Mi nombre es Bellamy. ¿Cómo te llamas?- Señaló a un niño al otro lado del círculo. Era una clase totalmente práctica, y se notaba como si hubieran estado haciendo esto durante algún tiempo.

-Mi nombre es Hezan-, dijo el niño con orgullo, diciendo las palabras como si las conociera de memoria. -¿Cómo lo llamas?- Señaló a un niño frente a él.

-¿Cómo te llamas?-, Corrigió Bellamy.

-¿Cómo te llamas?-, diji Hezan, señalando de nuevo al mismo niño.

Por acuerdo tácito, Lexa, Clarke y Octavia retrocedieron unos pasos hacia la sombra y escucharon fascinadas la lección de Bellamy. Después de haber jugado el juego por algún tiempo, todos parecían saber la pregunta y la respuesta correctas. Entonces Bellamy comenzó a enseñarles cómo decir que eran del clan Woods, alguien debía haberle dicho que necesitaban saber eso.

Él no enseñaba como lo haría una ticha Trikru cuyo método consistía en traducir Trigedasleng en gonasleng palabra por palabra, y aprenderlo de memoria. Luego se les enseñaba a los estudiantes cómo colocar sus palabras en cada idioma, pero no siempre a la perfección. El solo hecho de escuchar durante unos minutos a Bellamy hacía que Lexa se diese cuenta de que esta forma era mucho más efectiva.

-Es un buen maestro-, le dijo en voz baja a Clarke, en parte porque era verdad, y en parte como disculpa por la cautela y desagrado que a menudo mostraba hacia algunos miembros del kru de Clarke. No deseaba que Clarke tuviese miedo de lo que podría hacerle a Bellamy. -Tal vez algún día enseñará a los natblidas-. No lo hará. Pero es una ofrenda de paz, o algo así.

-No deberíamos interrumpir la clase-, dijo Octavia en voz baja. Sus ojos brillaban mientras observaba a su hermano, sentado en un círculo de niños bajo la luz del sol, como si él ya perteneciese allí. Y Lexa pensaba que tal vez así sería; no había nada de tensión o ira en su presentación mientras estaba así, cuando alentaba suavemente a un goufa tímido a decir las palabras correctas, cuando los animaba por haberlo hecho bien y aplaudía el éxito de cada niño. Él les sonreía con orgullo.

Lexa casi saltó cuando sintió que la mano de Clarke tomó la suya. Octavia estaba mirando a Bellamy, y los guardias miraban hacia afuera, pero ella todavía no esperaba que Clarke mostrara afecto en público. Como siempre, el toque de Clarke la quemó un poco, entibiándola, haciéndola más liviana. -Mira esto-, Clarke le susurró al oído, sonando tan feliz que casi hizo que Lexa también sonriese. -Hicimos algo bueno. Pase lo que pase, esto es algo bueno-.

Lamentablemente, esa noche fue cuando se produjo el primer incidente.

Lexa había mantenido a Titus a una distancia incluso mayor que Gustus, pidiéndole que se ocupe de sus tareas diarias mientras ella manejaba el Skaikru. Lo sabía, solo era un plan temporal, pero había estado trabajando en algunas ideas que lo involucrarán a él y que dejara a Polis por un tiempo. Había funcionado, también. Todavía no había conocido a un solo Skaikru.

Era una pena que el primero que se encontrase haya sido Murphy.

Era aún más lamentable que cuando Titus se encontró con Murphy, fue porque un ciudadano de Polis descubrió a Murphy dentro de su casa robando comida, y lo llevó a Titus por justicia, ya que no pudo encontrar a Lexa.

Como resultado, cuando Lexa, Clarke y Octavia regresaron para cenar, encontraron a un muy enojado Titus sosteniendo a Murphy aún más enojado por la parte de atrás de su camisa. Empujó al muchacho hacia adelante lanzándolo justo frente a  Clarke.

-Este Skaikru fue atrapado robando. Aquí no toleramos a los ladrones.

Murphy lo miró fijamente.

Hubo una pausa momentánea, luego Clarke dijo -¿Robando qué?-

-Sólo un poco de pan-, dijo Murphy con furia, su nariz rota hacía que sus palabras sonasen un poco confusas. Lexa se preguntaba quién se la habría roto y esperó que no fuera Titus, luego se dio cuenta de que la lesión tenía días y se relajó un poco.

-Ese psicópata para el que me haces trabajar no me dio nada para comer.

Clarke frunció el ceño desconfiada. -¿Por qué no?-

Murphy se encogió de hombros, aunque Lexa pudo ver que su cara se sonrojaba ligeramente ante la pregunta. -Quién sabe. Sólo porque sí, apuesto. O tal vez él quería comerse toda mi comida.

Habían visitado a Murphy por la mañana, él había sido uno de los primeros que Clarke quería controlar. Había sido una breve parada, Lexa había esperado fuera, pero Clarke le había informado que el hombre que Murphy había hecho de aprendiz parecía perfectamente agradable, y le había enseñado cuidadosamente cómo cortar y dar forma a la madera.

-Ya veo-, dijo Lexa, manteniendo su voz tranquila mientras trataba de mantenerse objetiva. -Tendré que llamarlo y escuchar su versión de esto-.

-O simplemente puedes decirnos la verdad ahora-, le sugirió Clarke a Murphy mirándolo fijamente.

Murphy la fulminó con la mirada. -Oh, cállate, pequeña señorita perfecta, no sabes si estoy mintiendo-.

-Bueno, estás hablando, así que...- respondió Clarke, y luego suspiró, sin terminar la púa. -Murphy, solo dime lo que realmente sucedió-.

-Bien-, murmuró Murphy, -le dije que trabajar con madera era jodidamente aburrido y que sus muebles eran feos, él se quejaba de que era el trabajo de su vida y que cómo me atrevía y me llamó agua cerebral ingrata o algo así, le lancé una mirada y luego dijo que no podía almorzar.

Clarke se agarró la cabeza con las manos. -Entonces, el siguiente paso obvio fue irrumpir en la casa de alguien, y robar comida...

-Ni siquiera sé por qué estamos aquí, princesa-, dijo furioso, -Nadie se molestó en preguntarme. Me atacaste como a una persona loca, tomaste mi arma, nos obligaste a todos a quedarnos con estos salvajes y ser esclavos de ellos... ¿en qué estabas pensando? Para el caso, ¿qué demonios estaba mal con quedarse en la nave de descenso?

-Solo querías seguir tal cual porque estabas a cargo, o al menos en una posición como para no tener que hacer ningún trabajo real-, dijo Clarke en tono acusador. -Fuiste y tiraste algún cuchillo ocasional a un cerdo, y encima mal, torturaste a cualquiera a quien pudieras encontrar una excusa, y eso fue todo. No hiciste nada más.

-Se llama “gestionar”-, dijo de nuevo. -Acaso no es lo que estás haciendo ahora, no veo que tengas astillas en tus manos para poder cenar.

-Cállate, Murphy-, Octavia lo interrumpió, intentando no perder la paciencia. -Clarke no ha hecho más que trabajar desde que llegamos aquí, la he estado siguiendo, confía en mí. No te enteras de nada.

-Todo esto es irrelevante-, interrumpió Titus molesto. -Este branwada debe ser castigado por su crimen.

-Normalmente no estoy obligada a lidiar con delitos tan pequeños como robar pan-, observó Lexa.

-Has asumido la responsabilidad de estos Skaikru, en contra de los consejos-, dijo Titus rígidamente. -La mujer a quien le robaron la comida no sabía si se aplicaban nuestras leyes, o si no debía recibir un castigo, ya que está bajo tu protección, o si se le debía expulsar de Polis por su ingratitud.

-Él tiene que recibir el mismo castigo que se aplicaría a cualquiera de mi gente-, dijo Lexa. -Por hurto menor, dos noches y dos días sin comida. Colócalo en una celda-, no miró a Clarke.

Si estuvieran solos y el crimen no hubiese sido tan ampliamente conocido, tal vez podría darse el lujo de ser más gentil con él. Pero no estaban solos, Titus estaba allí, y no tenía duda de que la mujer que había sido robada ya se lo había dicho a muchos. No podría explicar por qué estaba tratando diferente a los Skay people.

Titus inclinó la cabeza. -Sha, Heda-. Agarró a Murphy de nuevo y alejó al retorcido y enojado muchacho mientras los insultaba.

-¿Estás bromeando?- Dijo Octavia. -Quiero decir, Murphy es un imbécil, pero...

-Eso fue un poco duro, Lexa-, concordó Clarke. Lexa estaba agradecida de que, por una vez, Clarke hubiese esperado hasta que no haya tantas personas alrededor para discutir con ella. -Quiero decir, él sólo tomó un poco de pan. Y tiene razón, no le dimos exactamente la opción de venir aquí. ¿No puedes sólo dejarlo ir sin comida? Dos días en una celda sin comida no hará que le guste más tu gente-.

-¿Y permitir que una persona Skai cometa crímenes en Polis sin el castigo adecuado hará que a mi gente le guste más la tuya?, Clarke-, señaló Lexa. -No puedo tratar a tu gente mejor que a la mía.

-La sangre no debe tener sangre ... comenzó Clarke.

-Pero no habrá sangre-, interrumpió Lexa. No le gustaba pelear con Clarke, pero no podía retroceder en esto. -Si se deben disminuir los castigos por crímenes, se deben decidir para todas las personas y se deben anunciar para que lo sepan. No puedo comenzar a repartir castigos más ligeros a tus amigos.

-Apenas su amiga, le rompió la nariz el otro día-, murmuró Octavia, y Lexa sintió una oleada de orgullo hacia su feroz Clarke. -Pero Clarke tiene razón, esto es duro. Si hubiera sabido que lo ibas a castigar así, probablemente no habría tomado el pan.

-¿Entonces tu gente no castiga el robo  con dureza?- Lexa preguntó, sinceramente curiosa.

Hubo una pausa incómoda. Octavia tosió y miró hacia un lado. Era toda la respuesta que Lexa necesitaba. Clarke vaciló, pareciendo ligeramente culpable, luego abrió la boca, sin duda para comenzar a explicar que hicieran lo que hicieran en el Arca, deberían esforzarse por ser mejores en ese momento.

Pero Lexa no estaba de humor para eso. No había estado haciendo nada más que esforzarse por mejorar en la última semana, y esto había implicado dejar a un lado a su propia gente, a las personas que ella cuidaba.

De hecho, también havía implicado darle confianza no ganada a personas que ella sabía que eran peligrosas, simplemente porque Clarke se preocupaba por ellas. -Ya veo-, dijo con voz ártica. -Como siempre, esperas más de mi gente que de la tuya propia.

Se dio vuelta y se fue. Antes de que cerrase la puerta, oyó a Octavia preguntar -¿Qué quiere decir con “como siempre”?

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora