111. Una corazonada.

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Las cosas nunca eran tan simples como deberían ser.

Caso en cuestión: el pasillo que se suponía que debían seguir estaba detrás de una tonelada de nieve.

-Podríamos investigarlo-, dijo Clarke con incertidumbre, pero incluso al mirarlo pudo ver que no era probable que funcionase. Incluso mientras miraba, caía más nieve desde el techo agrietado.

-Interesante-, murmuró Lexa, mirándolo. -Esta parte, el techo, las paredes de aquí en adelante, también son nuevas. Más débiles. Nia se ha expandido mucho en este lugar.

Clarke cerró los ojos por un momento con puro desprecio. -Convirtió lo que se suponía que era un refugio en un maldito castillo subterráneo, quieres decir.

-Sha-, dijo Lexa. -Un castillo que no cuenta con el apoyo adecuado. Las áreas originales aún están intactas, las habitaciones principales, por ejemplo, pero el resto está medio destruido. Creo que los efectos también se extenderán con el tiempo. El peso de la nieve... -se encogió de hombros, luego palideció cuando el movimiento sacudió su herida.

-Entonces, si ella estaba en su elegante conjunto de habitaciones, más allá de este enorme montón de nieve, probablemente esté muerta.

-Probablemente.

-Pero no definitivamente.

-No-, dijo Lexa en voz baja. Definitivamente no. Todavía existía la mínima posibilidad de que pudiese sobrevivir hasta que su ejército restante llegase allí, si la nieve simplemente la había atrapado.

-Suena algo-, señaló Clarke suavemente. Luego frunció el ceño. Podía escuchar algo, el ruido más leve imaginable pero aún estaba ahí. Miró a Lexa inquisitivamente y Lexa asintió, el ceño fruncido arrugaba su rostro. Lexa también podía oírlo. Otra cascada de nieve cayó sobre la pila y se deslizó hacia abajo para enterrar uno de los pies de Clarke, por lo que retrocedió un paso.

Lexa, en cambio, dio un paso adelante y extendió su mano derecha para colocarla contra el costado de la nieve. Cerró los ojos. –Algo se mueve-, dijo finalmente, abriéndolos de nuevo. Su voz era silenciosa. -Creo que alguien está limpiando la nieve del otro lado. También en grandes cantidades, ya que podemos sentirlo y escucharlo desde este lado.

-Supongo que eso responde a nuestra pregunta-, respondió Clarke, tragando saliva. Nia y sus guardias todavía estaban vivos. Y estaban tratando de salir de allí.

-Deben estar apuntalando la estructura de alguna manera para que no caiga más nieve-, dijo Lexa pensativa. -Lo están haciendo mucho mejor de lo que lo haríamos nosotros. Sugiero que esperemos y luego los enfrentemos cuando salgan.

-Podría llevar horas-, señaló Clarke.

-Esta habitación tiene mucho aire-, dijo Lexa, enloquecidamente tranquila. -Y no tenemos ningún otro lugar adonde ir en cualquier caso.

-Sí, lo hacemos. Al menos por un tiempo. Apuesto a que la cocina sigue intacta.

Afortunadamente lo estaba. Había muy poca comida y el lugar estaba cubierto de quemaduras, lo que le recordó a Clarke que la última vez que había estado allí le había prendido fuego. Encontraron un poco de agua que no se había congelado, lo cual era bueno, y un par de trozos de carne ahumada. Clarke comió y bebió vorazmente. Tampoco se había dado cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que lo había hecho.

Lexa apenas comió nada. El dolor de su hombro parecía provocarle náuseas. Francamente, no era sorprendente que le resultase difícil comer después de ser herida de esa forma, era increíble que estuviese viva, y mucho menos consciente y funcionando. Clarke buscó subrepticiamente alguna fayowada: el alcohol no era el mejor analgésico, pero era mejor que nada. Desafortunadamente, donde antes estaba el barril de alcohol, ahora no había más que astillas de madera carbonizadas.

Lightning Only Strikes Once (Traducida Con Permiso De La Autora) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora